Al filo de su musica
Tocaban.
Tocaban y el mundo lentamente se fundía en el olvido.
No tocaban en aras al odio, al amor, no intentaban lograr la pobre imitación de ningún sentimiento. Tocaban porque la misma música los impulsaba, imponiendo orden en un caos desenfrenado de notas y cuerdas vibrantes. Los límites de los sentidos parecían difuminarse, ya que los fa parecían poder olerse y el re menor hasta tenía un ligero gusto amargo. La música no se percibía mientras tocaban, sino en los silencios, porque era allí cuando faltaba que uno la echaba de menos. No había bien y mal en su cantar, no había blancos y negros, pero si colores, matices, que llenaban el aire sin preocuparse de ser vistos.
Dicen que D's creo el mundo a través de la palabra, que al hablar su voz creo la materia y la oscuridad, los mares y la tierra. Pero en realidad fue su cantar, su melodía, su sinfonía de la creación, la que dio vida al mundo.
Tocaban, jugando a ser dioses, una canción que surgía de si misma. Un contrapunto de su inherente disonancia.
Tocaban y poco a poco se volvían su propia música.
Él era una ausencia.
Una inconstancia, una disfonía, una disonancia.
Lo único que lo distinguía de las sombras era una leve profundidad, un relieve en la oscuridad, mientras caminaba sin un destino fijo aparente. Al verlo, cualquiera podría pensar que solo era un joven que volvía a su casa tarde en la noche, luego de una grata salida con sus amigos. Si lo vieran mas de cerca, tal vez eliminarían la palabra “grata” de la oración ya que, a pesar de que su rostro se confundía fácilmente con la noche, desprendía un aura de tristeza. Pensándolo bien, eliminarían la palabra “amigos”. Se movía con una extraña calma apresurada, propia de aquellos que conocen la soledad y no los asusta.
Avanzaba a paso rápido a través de calles y avenidas, como si en verdad tuviera algún lugar adonde ir. Esta fingida seguridad en sí mismo era lo que lo separaba de los demás hombres que transitaban frecuentemente las calles a esa hora: borrachos, adictos o algún que otro trasnochado perdido en sus pensamientos e inquietudes. Todos ellos seguían las mismas pautas, los mismos patrones cambiantes que componen a la sociedad como la conocemos. Él no. Él solo caminaba, no pensaba. No podía permitírselo.
Comenzó a aligerar el paso, un claro signo de que su destino estaba cerca. Miró alrededor, como buscando algo. Ladeó un poco la cabeza, como si escuchara…
Entró a la tienda junto a él. Mas que una librería de artículos escolares, como rezaba el cartel colgado encima de la entrada, el negocio parecía una pequeña estación de servicio, con heladeras para las bebidas, bolsas de Lays en los estantes y apenas una pequeña ración de elementos de escritura y manualidades. El hombre sentado detrás del mostrador, que tenía un aspecto terriblemente aburrido e indiferente, pareció sobresaltarse al encontrar un cliente en la puerta a aquellas horas, aunque su asombro duró tan solo el tiempo que se necesita para que el cansancio se torne en irritación. Eso no se reflejó en su rostro, claro, pero su lenguaje corporal se volvió agresivo e impreciso, mientras su cerebro se vaciaba inconscientemente de oxitocina, aumentando sus niveles de estrés y diciéndole que no debía confiar en el cliente. Nadie lo hubiera notado.
El hombre sí lo hizo.
Conocía todos esos signos y le eran familiares. Sin embargo no salió de la tienda ni fingió indignación, sino que avanzó dócilmente hacia el cajero con aire aparentemente inocente. No planeaba hacerle daño ya que, aunque fuese involuntariamente, le había dado una gran ventaja, una gran oportunidad. Deseó que esta no terminase pronto. Meditó unos instantes antes de hablar, pensando las palabras adecuadas. Supuso que ese tipo de pensamiento le estaba permitido.
-Buenas noches-Compuso su mejor sonrisa. Le salió demasiado forzada.
-Buenas noches-respondió el cajero sin originalidad-. ¿Hay algo en que pueda ayudarlo?
-Estuve viajando largo tiempo-mintió el hombre con facilidad-, me gustaría saber si conoce algún lugar cerca donde pueda pasar la noche.-Miró al empleado a los ojos, lo que pareció ponerlo nervioso. “Perfecto” pensó el hombre “entre mas nervioso esté mas pensará y entre mas…” Se detuvo a mitad del pensamiento. Sentía Su presencia. La sonrisa se borró de su rostro.
-Bueno-comenzó-, a unas calles hay un hotel. No es nada del otro mundo pero está muy bien para pasar la noche.
-Le agradecería si me mostrara el camino-respondió el hombre, aunque en esencia eso no era una pregunta. Del otro lado del mostrador, el cajero se removió, incómodo. Sabía que había algo raro en aquel hombre, algo fuera de lo común. Sin embargo, mantuvo la compostura y se levantó para señalarle el camino que debía seguir en un mapa del pequeño poblado ubicado frente a él. Y si, puede que su otra mano se acercase al botón debajo de la mesa que daba una alerta a la empresa de seguridad privada con la que contaba el negocio. Y si, puede que le hubiese señalado un hotel mucho mas lejano al que había pensado en un principio. Pero seguramente fuesen tan solo coincidencias. La posición mas cómoda para el empleado era con el brazo debajo de la mesa y el otro hotel era de mucha mejor categoría. Y si no ¿qué? Nadie se lo reprocharía. Terminó de mostrarle y volvió a sentarse, intranquilo. No apartó la mano del botón.
-No va a ser necesario-dijo el hombre, mirando fijamente su mano debajo de la mesa.
-Erghh… eh… yo…-Se atragantó el dependiente-No pretendía…
-¿Se siente bien?-preguntó el hombre, que simulaba la preocupación con la misma facilidad con la que respiraba-Le agradezco mucho, pero el hotel no será necesario.
“El mapa” pensó el empleado “miraba el mapa, no mi mano” compuso el equivalente mental a un suspiro de alivio “Te estas poniendo paranóico, Jorge. Vamos a tener que encontrar un psiquiatra” Sonrió para sí mismo, un poco mas relajado. Seguramente seguiría su propio consejo.
-Si si, no es nada, solo un mareo. Lamento que no sea de ayuda, ¿desea algo mas?
Si el cajero hubiese tan solo saludado, hubiese sido un cliente mas, un pequeño susto, una de esas miles de falsas alarmas que les suceden todo el tiempo. Incluso si hubiese dicho algo diferente, el hombre se hubiera limitado a negar con la cabeza, dejar algo de propina y marcharse. Pero no lo hizo. Hubo algo en su voz, en su tono, en su forma de componer las palabras, algo que lo hizo pensar. No sabía que era ni como funcionaba, pero si tenía buena idea de quien lo había hecho posible. ¿Una ayuda, quizá? Improbable. Seguro fuese parte de Su juego, Él no solía pensar asi las cosas. Decidió sacar partido de ello. Miro al dependiente con los ojos desenfocados, mirándolo sin ver. La habitación pareció enfriarse.
-Mi alma-dijo, grave, sin rastro de cordialidad-¿Acaso usted puede dármela?-Había súplica en su voz, como si intentase convencerse a si mismo. Pero no era guiada por una credulidad infantil, por un afán de creer. Era como ver un truco de magia. Es muy raro que una persona crea realmente en el truco pero, sin embargo, quedan maravillados. Eso no los vuelve mas tontos, es por el contrario, los vuelve mas sabios. El hombre suplicaba por su alma de la misma forma que un adulto suplica que un truco sea real.
El cajero palideció, aterrado por las palabras del cliente. No podía pensar, mientras su amígdala enviaba rápidamente grandes cantidades de sangre llena de adrenalina a las piernas, siguiendo un antiquísimo sistema de defensa: Huir del peligro. Sin embargo, no podía moverse. Estaba paralizado, mientras el hombre lo miraba con una extraña mezcla de súplica, ira y pena. Se quedó largo rato allí sentado, mucho después de que el hombre se fuera. Se fue sin decir nada mas, excepto un murmullo apagado, seguramente dirigido a si mismo. El cajero recobró la movilidad y miró alrededor, abrumado de sentimientos. Había algo que andaba mal, algo dentro suyo. Se dio cuenta de que ya no había razón para ser. Con un último susurro, probablemente dirigido a padres que nunca habían existido, suspiro y ya no fue.
“Gracias. Y lo siento.” Había murmurado el hombre. Ya se encontraba lejos de la tienda y se dirigía al hotel que el empleado le había señalado, a pesar de haberle dicho lo contrario. ”Ya no importa” pensó “Seguramente ya ni siquiera existe” Incluso consideró volver, comprobar su exactitud una vez mas, pero decidió no hacerlo “Habría otro que ocupara su lugar y Él intentaría hacerme olvidar… Ya sufrí mucho como para pasar por esto” Sabía que Él lo había mandado allí a propósito y que había intervenido en la charla “Es tardísimo en la noche, ¡¿Por qué otra razón estaría abierto el negocio?!” Gritó en su mente, consciente de que lo escuchaba. Quería demostrarle que era mas inteligente. Miró su reloj. Eran cerca de las cuatro.
Tuvo un sentimiento muy parecido a un Deja Vú. Algo estaba mal. Intentó ir hacia atrás, como quien intenta recordar un sueño luego de despertar. O como quien intenta despertar de uno, convenciéndose de que lo que vive no es real. Su esfuerzo tuvo éxito, no recordaba haber comprado ese reloj. No lo tenía hace unos segundos. Se lo sacó y lo tiró al piso, enojado. Inmediatamente lo siguió la jaqueca característica, el dolor usual al romper las reglas. Pero esta era una regla pequeña y la siguió un dolor pequeño. Apenas lo sintió, ya estaba acostumbrado. Siguió caminando, consciente, como siempre, de que la oscuridad que lo rodeaba parecía tragárselo. Claro, también sabía que no había tal cosa como “siempre”. Lo mas probable era que hubiese comenzado a existir hace algunas horas, cuando sintió el cambio. Pero lo que había pasado antes, a pesar de no ser real, era parte de él. Solo le importaba su mundo, no el mundo real. Tampoco estaba seguro de que existiera tal cosa.
En el afán de sus pensamientos no se dio cuenta de lo cerca que estaba de su destino hasta que, medio distraído, chocó su pie contra un cartel de publicidad. Maldijo por lo bajo a la profesora de yoga anunciante y miro alrededor, buscando la dirección. La encontró dos negocios mas adelante, correspondiente a una casa promedio en la zona periférica de Bs As. Eso no le sorprendió. Fue a llamar a la puerta pero, antes de que tuviera tiempo de golpear, esta se abrió hacia adentro.
Detrás había un niño.
Bueno, tal vez fuera un poco apresurado llamarlo niño, ya que debía tener unos diez años. Con cara de dormido, vestía un pijama de los Padrinos Mágicos y llevaba unas gafas un poco torcidas, lo que le confería un aire infantil. Pero su mirada…
Hay formas y formas de mirar. No solo cada mirada es única e irrepetible sino que además estas cambian con la edad. Generalmente puedes asignar cada mirada a un rango de años, un algoritmo simple que suele repetirse en los diferentes ensayos. La mirada de un niño casi siempre es ansiosa, exaltada, recorre el mundo como si este fuese un misterio y cada cosa le parece una maravilla, o es aburrida e indiferente porque necesita estar en constante acción y movimiento. La suya no era asi. Detrás de sus ojos verdes se podía ver inteligencia, demasiada para alguien tan joven. También tristeza y soledad. Pero sobre todo, consciencia. Y la conciencia es peligrosa.
-Eres consciente-dijo el niño, ligeramente sorprendido. La sorpresa en su tono de voz no se reflejó en sus ojos.
-Tú también
-Pasa
El comedor de la casa, aunque confortable, no era pretencioso, ni lujoso. Un piso de madera, cuyos tablones formaban extraños patrones en el piso, un presuntamente inútil reloj de sala y un poco ornamentado hogar componían la esencia de la habitación, mientras que un televisor, una alfombra y un sencillo sillón donde el hombre estaba sentado terminaban de cerrar la escena. El chico había ido a cambiarse, luego de disculparse por su aspecto y su pijama que, según él mismo había dicho, era un poco inmaduro. El hombre hubiera dado lo que fuera por mas momentos de inmadurez. Porque se había reído. Ya no recordaba la última vez que lo había hecho.
El niño bajó al cabo de unos momentos, vestido para salir. Fue a buscar una silla a la cocina y se sentó frente al sillón. Se miraron en un silencio profundo, no hostil, sino incómodo, parecido al de dos amantes en su primera cita. La diferencia es que entre ellos no había amor, sino algo mas material y necesario, comprensión. ¿Qué le podías decir a alguien que te entendía? ¿Alguien que había pasado por lo mismo, sufrido lo mismo? El hombre se lo pensó bien, cavilando que podría decirle para expresar todo esto.
-El sillón está dado vuelta-dijo, al no verse capaz.
-¿eh?
-Emmm… digo… no apunta a la tele, sino al fuego.
-Ah-exclamó el niño-Si, no veo mucho la tele.
-¿Y tus papas?
-¿Y los tuyos?-preguntó contestando a su vez la pregunta anterior. Los padres de ninguno de los dos existían.
-Ah-parafraseó el hombre-¿Cómo te llamas?
-Max
-¿Max?, ese nombre no es de aca.
-Él me lo puso-Se defendió Max, como aclarando que no tenía elección en el asunto-¿Y el tuyo?
Se lo había pensado bien. Durante años, el hombre había reflexionado sobre su nombre, sobre sus matices y significados. Se había preguntado si era una especie de código, un mensaje. Si lo definía, lo moldeaba. Porque el sabía, con sobrada experiencia, que los nombres eran importantes, poderosos, mucho mas en el mundo que Él había creado. El mundo que había creado hace pocas horas, mientras él caminaba por la calle y que seguía creciendo paso a paso.
-Ben-dijo metódicamente, casi de forma reverente-Mi nombre es Ben.
Esto pareció no influir de sobremanera en el chico, que tan solo asintió con la cabeza. Se veía en su semblante que estaba ansioso, como a la espera de algo. El hombre que podría llamarse Ben sabía que se trataba de una cosa muy distinta. “Toc Toc” pensó. Nadie respondió.
-Esta conmigo ahora-El niño lo miró de forma extraña-. Tranquilo, no te preocupes, tienes unos minutos-Max pareció aliviado y pensó.
“Todavía no entiendo” constató el hombre a su propia mente “por que lo dejas, quiero decir, podrías no hacerlo, ¿por qué lo dejas?” se preguntó a si mismo, ya que obviamente no había nadie que escuchase. Nadie que se riese de su pregunta. Un temblor sacudió la casa, el hombre dejó de preguntarse cosas sin sentido.
-Ya está-dijo Max de repente, levantándose de la silla-. Vamos, te lo explico por el camino-Ben se paró tranquilamente y se dirigió a la puerta de salida, sin hacerle ninguna pregunta ni intentar sonsacarle ningún dato. Antes de salir, casi de casualidad, el hombre miró al espejo en el recibidor y sintió una punzada de angustia.
-Verdes-dijo el chico, como si la hubiese percibido.
-¿Cómo?
-Que son verdes, tus ojos-aclaró-. Yo tampoco podía vérmelos antes.
-¿Y que cambió?-Max le lanzó una mirada condescendiente, del tipo que se le da a un perrito. Hasta se permitió una leve sonrisa.
-Tu, tu lo cambiaste todo.
(Fragmentos de extractos de la grabación oficial realizada por Marcus Lein en 1994). (Se han eliminado las pausas y los ruidos de fondo). (El autor no se hace responsable de la verosimilitud del relato).
“Mi nombre es Marcus Lein. Mis padres son John Lein y Ann Sike. Nací en Estados Unidos. Fui a vivir a Argentina a los dos años. Me recibí de Antropólogo Social. Me casé a los veinticuatro con Ana. Ella murió 3 años después. Tengo un hijo. Tiene cinco años. Se llama Tomás Lein. Fui a entregar un proyecto a la institución. Debería estar muerto. ¿Por qué no estoy muerto?”
14 de Septiembre, 1994
Los médicos me lo han recomendado. Ir desde los detalles más sencillos hasta los más complicados. Debo hacerlo cada vez que me siento inseguro de mi memoria. Sufro de amnesia postraumática por conmoción cerebral. Es decir, me golpeé muy fuerte en la cabeza y perdí parte de mis recuerdos. O esa es la versión oficial. Pero es la más fácil de explicar. Y creo que contribuye anulando mi memoria. Sin embargo, la razón de mi amnesia es otra. He descubierto que existe. Se llama fuga disociativa. Es provocada por un trauma psicológico. Como verán, mi problema es más complicado de lo que parece. No solo dudo de mi memoria. No solo no puedo recordar. No quiero hacerlo.
Ya hace algunos meses del incidente. Los médicos dicen que tuve suerte. Fui uno de los sobrevivientes. Muchos murieron. Otros fueron heridos gravemente. Cada doctor me relata otra versión de los hechos. En lo único que todos concuerdan es en que no fue un accidente. [Sollozo].
Me pidieron que relate lo que pasó ese día para posterior análisis policíaco, además de ayudarme a recordarlo. Me causa mucho dolor hacer esto. No puedo concentrarme en un hecho concreto, pero tal vez siguiendo el hilo de la historia… vale la pena intentarlo. No obstante, para hacerlo debo empezar un poco antes del acontecimiento…
Día del incidente, 7:53 am
El despertador posado sobre la mesa de luz junto a mi cama sonó estridentemente. –Ya voy-dije perezosamente, mientras alargaba la mano hacia el reloj-, ya voy. Los pitidos se detuvieron de inmediato. Mejor. Si no hubiera roto el maldito despertador. Miré alrededor para ver dónde estaba. De inmediato distinguí los jarrones orientales que decoraban la repisa del mueble blanco barnizado que ocupaba el espacio de la pared junto a la puerta. Luego divisé el armario color caqui que combinaba con las cortinas junto a él. A veces tardaba en comprender dónde me encontraba. Creo que tenía que ver con la ausencia de mi esposa… Ese día no estaba de buen humor. No había dormido nada la noche anterior y mi hijo tampoco. Habíamos estado retocando los últimos detalles de mi proyecto sobre la discriminación en la sociedad. Era mi única oportunidad de que alguien viera mi trabajo. Igualmente, no estaba seguro de que estuvieran interesados en él. Llevaba meses trabajando en el proyecto. Pero no crean que soy de esos hombres que hacen trabajar a sus hijos hasta altas horas de la noche. Él había querido ayudar y como estábamos en vacaciones de invierno no le puse objeciones. Pero le advertí que al otro día debíamos levantarnos temprano. De todas formas, él se durmió antes que yo. El trabajo quedó muy bien. Treinta hojas encuadernadas sobre la discriminación. Pero ahora ya no existe, así que intentaré hacer la mayor referencia sobre él posible. La discriminación es todo acto de separar a una persona de una sociedad o formar grupos de personas a partir de criterios determinados. En su sentido más amplio, la discriminación es una manera de ordenar y clasificar otras entidades. Puede referirse a cualquier ámbito, y puede utilizar cualquier criterio. Si hablamos de seres humanos, por ejemplo, podemos discriminarlos entre otros criterios, por edad, color de piel, nivel de estudios, nivel social, conocimientos, riqueza, religión, país de origen, género, etc1. También se puede discriminar otras cosas, como animales, obras literarias. La discriminación es tan antigua como el ser humano, y completamente inherente a él. Es tan simple como ver a alguien diferente y tratarlo mal tan solo por ser distinto. Odio sin sentido. 1: Extracto de Wikipedia
8:35hs. Desperté a mi hijo que dormía profundamente en una habitación contigua a la mía. Era una pequeña recámara con muebles elegantes. Un armario de roble victoriano, tallado a mano durante el siglo XIX, ocupaba la parte oeste de la pared, mientras que una sencilla cama metálica descansaba sobre la parte oriental. Una mesita de luz con un bello velador giratorio reposaba junto a ésta. Cuando contemplaba su carita, rebosante de inocencia y placer, me recordaba a mi esposa… pero es un tema que retomaré más adelante. Tomás era un buen chico. Tenía muchos amigos en la guardería y no recuerdo que alguna vez me llamaran para notificarme un problema relacionado con él. Entregaba todas sus tareas a tiempo (que generalmente pedían realizar dibujos). Era muy bueno pintando. Todos los lunes a la tarde tenía clase de fútbol. Le encantaba. [Sollozo]. Pero ese lunes nunca llegó al entrenamiento. Ni el siguiente. Después del acontecimiento, nunca volvió a tocar una pelota, ni a correr, ni a reír, ni a sonreírme. Nunca más volvió a abrir los ojos.
Caminó medio dormido hacia el pequeño baño junto a su habitación, donde guardaba su preciado cepillo de Barney y, aunque él creía que yo no lo sabía, su colección de rocas. Las había ido juntando a lo largo de los años, cuando íbamos a Punta del Este en el verano. Aun no he vuelto a ver su colección. Sigue escondida detrás del espejo del baño, donde se encuentran los elementos de higiene.
Mientras mi hijo se lavaba y cambiaba, recorrí la casa buscando una corbata. En verdad no me gustan. No sirven para nada. Pero debía parecer elegante. Tenía que impresionarles. “No existe buena obra sin un buen artista” decía mi mamá, y esa vez pensaba hacerle caso. Al fin la encontré junto a la estufa, donde la había dejado la noche anterior. Intenté ponérmela como mejor me salía, ya que hacía mucho que no la usaba. La última vez había sido en… Un estremecimiento me removió el cuerpo de tal forma que casi arrojé la corbata a la estufa. De pronto, ponérmela me parecía aterrador. La tiré al suelo y me alejé de ella. No me la pondría por nada del mundo. Tuve que contenerme para no arrojarla por la ventana. No entendía de dónde venía ese sentimiento. No tenía sentido. Pero la dejé allí, tirada, mientras iba a ver a Tomás.
8:50hs. Creo que sería estúpido decir “no estaba en el baño” pero fue lo único que se me pasó por la cabeza cuando no lo encontré allí. Parecerá más estúpido decir que me preocupé. Él nunca se había puesto la ropa solo. Está de más decir que la encontré allí tirada. Lo primero que hice fue buscarlo en mi habitación. Luego en la suya, en el living, en la cocina, en el comedor, en el sótano. Nada. Solo quedaba un lugar… no. No podía ser. Él no iría allí. No me haría eso. Me lo había prometido. Pero todo parecía indicar donde había ido. El ático.
Miré la pomposa bola de lana roja que colgaba de la trampilla de madera que daba al desván. Cada facción de ésta me resultaba tan familiar como mi mano, gracias a las horas que había pasado contemplándola, sin atreverme a abrirla. Demasiados recuerdos dolorosos. Esa mañana no sería una excepción, no subiría allí: -¡Tomás!-llamé. Creo que fue la primera y última vez que me vi en necesidad de levantarle la voz-¡Tomás Lein, bajá en este mismo instante! Se oyeron pasitos apresurados en el ático. De repente la trampilla se abrió, desplegando una escalera de metal por donde empezó a descender mi hijo. Llevaba la remera abultada, como si cargara con algo: -Tomás, ¿en qué estabas pensando?-dije, verdaderamente dolido-Me prometiste que no lo harías. Él ni siquiera me dirigió la palabra, sino que, con la cabeza gacha, se dirigió corriendo a su habitación. Mientras corría, uno de los bultos en su remera se deslizó y cayó al suelo. Tomás no pareció percatarse de ello y entró en su recámara. Caminé hacia el objeto medio embobado, como en un sueño. Lo levanté y lo miré fijamente. Era un portarretratos. Miré la foto en el centro. Debo decir que en ese momento mi cerebro no pudo procesar lo que veía, pero ahora ya lo entiendo. Estábamos yo, Tomás y Ana, en el playa, cerca del mar. Recordaba ese verano, había sido el último que habíamos vivido juntos. Poco después de volver… no importa. Recuerdo que cuando vi la foto, un duro golpe emocional borró toda idea de mi cerebro. Y al ser tan duro, les parecerá una nimiedad saber que entendí porqué no quería usar esa corbata. Tenía que ver con Ana, claro. La última vez que la había usado, había sido en su funeral.
9:20hs. Puse un pie fuera de la casa. Al instante, volví a meterlo, maldiciendo mi estupidez. Claro que me pasaría eso, ya lo sabía, pero mi arrogancia dictaba mis actos cuando decidí comenzar el proyecto. Desde el principio supe que no debía ir a ese lugar. Solo pensar en él me traía un mal presentimiento. Había intentado hacerlo por otros medios, correo, fax, etc., pero, como decía mi madre, “No existe buena obra sin un buen artista”, y un buen artista presenta la obra, no la manda por fax. Parece gracioso que yo estuviera parado en el umbral, mientras mi hijo me empujaba por detrás, instándome a salir. Pero yo estaba petrificado en la entrada, con un miedo irracional que me mantenía en el umbral. No podía ser tan infantil. Había sido hace mucho. No volvería a suceder…
Tomamos el colectivo, cuya parada más cercana quedaba a unas cuadras de mi casa. Ésta había sido construida por mis padres, siguiendo sus costumbres estadounidenses, como el ático. También de ellos he heredado mi acento y muchas palabras. Vivíamos en un pueblito pequeño, en las afueras de Buenos Aires. Digamos que eso también estaba ligado a mi miedo. No quería vivir en la ciudad. Las casas estaban muy juntas, y si volvía a ocurrir… saqué esa idea de mi cabeza. Ese era mi gran día. Esa noche tendría una celebración en la casa de mis padres, tuviera o no éxito con el proyecto. Mientras viajábamos en colectivo me entretuve contestando las inseguras preguntas de mi hijo, pensando en la cena que prepararía mi madre.
9:45hs. Nos bajamos a unas pocas cuadras de la institución, las que pasamos caminado, cada uno sumido en sus pensamientos, sin dirigirnos palabra. No es que siguiera enojado con él. Ya habíamos arreglado ese asunto antes de salir, después de unos cuantos “perdones”. El edificio no era como yo esperaba. Compartía la medianera con los edificios vecinos y solo tenía cinco pisos de altura. No era nada imponente, si se me permite. Tenía su nombre grabado en la entrada. Decía… que extraño, no lo recuerdo. De todas formas, no hace falta que lo diga, todos saben lo que pasó.
Cruzamos la calle y entramos en el edifico. Puede que no parezca muy difícil dicho de esta forma, pero para mí fue un suplicio. Tuve que reunir todo mi valor, que se atenuaba mezclado con el miedo y la claustrofobia que me producía entrar allí. Cualquier edificio me hubiera producido una sensación parecida, pero éste en especial me provocaba una gran opresión. Sentía que era un error ir allí.
Me dirigí a la secretaria que ocupaba el espacio detrás del mostrador. Estaba hablando por teléfono: -…Muy bien, tomaremos su propuesta para la siguiente exposición-Hizo una pausa mientras escuchaba-. Sí, sí, muy bien, venga el miércoles a las 8:00-Hizo otra pausa-. Muy bien, adiós-Cortó el teléfono-. Hola, buenos días, ¿en qué puedo ayudarlo? -Tengo una cita con el doctor Decovich. Me dijo que viniera a las 10:00. –Espéreme un segundo-dijo mientras examinaba detenidamente su agenda–Sí, aquí está, debe ir al tercer piso, sala 4. Mientras, puede aguardar en la sala de espera, en el segundo piso-. Le di las gracias y subimos al ascensor. Mi hijo no paraba de preguntarme sobre la institución: ¿Para qué vinimos acá?, ¿Cuándo nos vamos?, ¿Qué es este lugar?
9:52hs. No nos sentamos, sino que nos quedamos mirando por la ventana. Jugábamos un juego. Cada vez que veíamos un auto rojo, había que decir “topo” y si veíamos uno blanco “soto”. Un auto rojo pasó de largo: -“topo”-dije. Entonces una camioneta blanca entró en nuestro campo visual. –“soto”-dijo mi hijo. El auto pareció intentar maniobrar, pero en vez de eso, giró completamente hacia el edificio, como si fuera a estrellarse. “¿Qué hace?”, fue todo lo que llegué a pensar. Ahora que lo pienso, ya me acuerdo el nombre de la institución. AMIA.
18 de julio de 1994, 9:53 am
Todo explotó.
18 de julio de 1994, 9:53:01 am
Cuando era pequeño, mi mamá siempre me contaba una historia. Era de hacía muchos años, pero seguía siendo tan verídica como el día que se escribió. Se trataba da un niño soñador, de doce años, que salía de su casa en busca de un bosque encantado lleno de criaturas mágicas del que había oído hablar. Cuando llegaba allí, pasaba todo el día intentando buscar a las criaturas. Luego vivía algunas aventuras, pero nunca encontraba nada mágico. Al final, el niño contraía neumonía y volvía a su casa, sin haber encontrado a esos seres sobre los que había escuchado. La moraleja del cuento era: no te dejes llevar por la ilusión, si no quieres desilusionarte. Yo tenía esa ilusión. Vivir feliz una vida plena con mi familia. Vivir en mi bosque encantado. Incluso después de que murió mi esposa lo seguí intentando, a pesar de mis recaídas. Pero no. Recién en ese milisegundo comprendí lo que ese cuento quería decir. No intentes nada, si no quieres fallar. En ese milisegundo, vi mi mayor miedo volviéndose realidad. Mi mayor pesadilla cobrando vida. Volvía a suceder, pero esta vez era yo la víctima. Mi esposa no había muerto natural ni accidentalmente. Ella había muerto en el atentado a la embajada de Israel.
9:53:02hs. Si les sorprende que haya logrado razonar eso en solo un segundo, es que nunca han vivido una explosión. Cada segundo duraba horas. El tiempo se ralentizó de tal forma que podía ver cada una de las fisuras en la pared, cada gota de sudor que caía de mi frente, cada poro de la piel de mi hijo, hasta podía distinguir sus cabellos por separado. Podía oír cada respiración, cada grito y cada golpe y luego analizar de dónde provenían, en cuestión de milésimas de segundo. Pero nada de aquello se comparaba con el aterrador e imponente sonido de la explosión, tan denso y real que inundaba el edificio literalmente y en ese momento no tenía duda que se hubiera podido cortar como la mantequilla.
Entonces fue cuando apareció el fuego. Una columna tan intensa que de solo mirarla fijamente me habría quedado ciego, y si hubiera llegado, a tocarme no tenía dudas de que me mataría. Los diferentes matices de amarillo, naranja y rojo bailaban en su superficie, como si fuera un mar revuelto y tormentoso, aunque también de una belleza extraordinaria. Ahí fue cuando reaccioné. Fue como si despertara de un letargo que hubiera durado años y no supiera dónde estaba. Mi mente no respondía. Lo único que me mantuvo vivo ese día fue mi instinto de supervivencia y mucha mala suerte. Tomé a mi hijo del cuello de la camisa, sin siquiera reparar en que podía hacerle daño. Lo arrastré como si fuera una bolsa, casi ahogándolo. Ya a unos pasos de la ventana me di la vuelta, agarré a Tomás en brazos y tomé carrera, dirigiéndome hacia la ventana, que empezaba a desmoronarse. Corrí con todas mis fuerzas. Si lograba saltar, a pesar de estar en el segundo piso, tendría más posibilidades de salvarme. Entonces fue cuando sucedió. Un gran trozo de cemento cayó del techo, golpeándome la cabeza. Todo se volvió negro.
14 de septiembre, 1994
Mi hijo me salvó. Su cuerpo fue el que impidió que me golpearan mas bloques de cemento. Su cuerpo fue el que recibió el impacto del derrumbe, dejando todo mi cuerpo excepto mis piernas intacto. Su cuerpo inerte. [Sollozo] Él murió poco antes del derrumbe, al caérsele encima un bloque más grande que el mío. Ya no puedo seguir lamentándome. Me hará peor que ver su cadáver. Pero ahora debo concentrarme en la parte antropológica del caso. A lo largo de mis años como antropólogo, he descubierto varias cosas sobre el pensamiento humano. Pero creo que también he descubierto la causa de la discriminación. Sí, tiene que ver con lo que puse en mi trabajo, sobre la necesidad de separar otras entidades. Pero, ¿Por qué separarlas? ¿Por la simple satisfacción de burlarse de otros? ¿Porque creían cosas diferentes? No. Simplemente las separaban porque no las comprendían. La verdadera causa de la discriminación es la ignorancia. ¿Por qué alguien discriminaría a un negro, o a un homosexual si no es porque no lo comprende? Cuando un hombre discrimina, solo afirma su ignorancia y da a entender que no sabe nada del discriminado. ¿Acaso todos los negros son chorros? ¿Todos los judíos son avaros? ¿Todos los homosexuales visten de rosa? Esa es la segunda razón más importante de la discriminación, que reafirma mi tesis sobre la ignorancia. La generalización. Generalizar es tomar un individuo como ejemplo y luego tomar a los demás como si fueran iguales a él. Si un negro te roba, ¿eso significa que todos roban? Ya puestos, podríamos ver uno bailando bien y luego decir “todos los negros son buenos bailarines” e incluso teniendo la mejor intención, también estaríamos generalizando. Dicho de otra forma, la discriminación es el hecho de separar a alguien o algo por no comprender su naturaleza y luego utilizarlo como ejemplo. Fue la ignorancia y la generalización lo que guió el pensamiento de las personas que idearon este atentado. Fueron estos los productos que, combinados, generaron la explosión del 18 de julio de 1994 y fueron estos los ingredientes que mantuvieron viva la discriminación después de tantos años. Y si alguna conclusión se puede sacar de esto, solo puede ser ésta: Hay que hacer memoria de lo que sucedió y recordarlo. También hay que responder la destrucción con la construcción, pero no de un nuevo edificio, sino de un mundo mejor. Y también hay que aprender, después de su debido castigo, a perdonar los errores del pasado. Pues, una vez comprendida la naturaleza del atentado, solo nos queda la ignorancia del que lo realizó. Y, también para reforzar mi tesis, hay que entender la equivocación del perpetrador, que atacó no solo a la comunidad judía, sino a la toda la Argentina.
(El Dr. Marcus Lein murió el 18 de septiembre a las 11:34 am por traumatismo cerebral severo. Su nombre, el de su hijo y el de su esposa no figuran en las listas de los muertos por razones desconocidas)
H a b í a u n a v e z u n a c a s a e n c a n t a d a q u e s e l i mp b a s o l a y s e a c o m o d a b a s o l a T o d o s l o s d e l b a r r i o s e
a l e j a b a n d e e l l a p o r m i e d o a l a l e y e n d a p e r o J u a n n o
J u a n e r a u n n i ñ o m u y c u r i o s o i P e r o c u a n d o d i g o
r i o s o e s c u r i o s o ! B s d e c i r q u e a r r i e s g a r í a s u v i d a p a r a
d e s c u b r i r a l g o Sé q u e s u e n a m u y e x a g e r a d o p e r o s í
U n d í a , J u a n s e P U S O l o s z a p a t o s , l a r e m e r a y d e c i d i ó
e n t r a r T o e d l a p u e r t a y s e a b r i ó s o l a J u a n e n t r ó y
s u b i ó l a s e s c a l e r a s y v i o c óm o t o d o s e a r r e g l a b a s o l o
Co m o a J u a n l e d i o m i e d o s e a l e j ó (s e d i o c u e n t a d e
q u e l a l e y e n d a e r a v e r d a d) y l a c a s a s e m o v i ó d o s
c e s y a J u a n l e d i o m u c h o m ás m i e do D e s p u és l a c a s a
s a l t ó y g i r ó A J u a n l e d i o t a n t o m i e do q u e s e t i r ó
p o r l a v e n t a n a p e r o s o b r e v i v i ó y n u n c a v o l v i ó a e n t r a r
p o r q u e l a l e y e n d a e r a v e r d a d
Culpa
Un destello. Veo rostros. Otro destello. Me estoy moviendo. Otro…
-Pip-El electrocardiógrafo se escucha como si estuviera a millones de kilómetros.
-Pip-anuncia nuevamente.
“¿Dónde estoy?” me pregunto, aunque todavía no alcanzo a estar lo suficientemente consciente para deducirlo “¿Qué está pasando?”. Intento moverme. Un dolor paralizante me recorre el brazo y lo bajo de inmediato. ” ¿Por qué estoy…?”
-Pip-anuncia nuevamente, sacándome de mis pensamientos. “Un hospital, claro” me digo, pensando en cómo llegué aquí. Lo último que recuerdo…
Siento como si un puercoespín estuviera hurgando en mi cabeza. Los pitidos se aceleran. Se abre la puerta y cuatro doctores entran a toda prisa. Me inyectan algo en el brazo.
-No, esperen, dónde…-Logro decir antes que los somníferos hagan efecto y me suman en un febril sueño.
”El regalo. Si no llego… Salgo de mi casa. Pongo el auto en marcha y… El hombre me mira pacientemente mientras yo… Me despierta mi hija, quiere… Poco tiempo, tan poco…”
-Pip
Despierto. Sigo en el hospital. Nuevamente, no hay nadie más en la habitación. Aún no puedo moverme, pero entornando los ojos, logro ver que estoy completamente vendado. Si supiera por qué… Intento recordar, lo que me causa otro severo dolor de cabeza. Regulo la respiración mediante técnicas de relajación y logro que no estallen los pitidos. Recuerdo haberme ido a dormir anoche, pero luego todo se pone difuso y mi cabeza empieza a arder. Flexiono los dedos. Funcionan perfectamente.
-Pip
Lentamente, muevo mi mano hacia un botón rojo ubicado a mi izquierda. A pesar de lo confundido y somnoliento que estoy, logro leer: “Asistencia médica”. Lo presiono. Al poco tiempo, un doctor entra a la habitación, también cargando una jeringa:
-No, no me duermas quiero…
-Pip
-Señor, está muy grave, le conviene descansar-Si hay algo que odio, es que los médicos me digan que hacer. Decido no hacerle caso.
-Necesito saber dónde estoy-digo con una voz ronca por su falta de uso.
-Descanse-dice el doctor, inyectándome somníferos nuevamente.
-Doctor, porfav…-Intento protestar, antes de sumirme en una pesadilla.
“Mi hija, radiante… Miro demasiado tarde y entonces… Un resplandor. Me caía… Yo sabía que era mi responsabilidad. Si no lo hubiera dejado hasta último momento…”
-Pip
El sonido del electrocardiógrafo vuelve a despertarme. El sueño me deja un sabor amargo en la boca. Son simplemente imágenes y sensaciones sueltas, pero aun así. Me dejan intranquilo. No sé qué significan, pero algo me dice que son importantes. Si al menos supiera por qué estoy aquí…
-Pip
Sé que no vale la pena intentar con los doctores. La habitación de blanco puro me sobrecoge.
-Pip-Anuncia el aparato, como regañándome por estar aquí.
-¿Qué, no hice nada, yo…
-Pip-dice, cortante.
“Muy bien, ahora hablo con electrocardiógrafos” me digo, preguntándome si realmente no me estaré volviendo loco. O peor aún, si no lo estoy ya. Entonces se me ocurre comprobar el estado de mi memoria. “Soy Julián Barreda” Me digo, satisfecho por saber mi propio nombre “Tengo 37 años. Vivo en Buenos Aires. Estudio Psicología. Me casé a los 24 con…”
De pronto, siento despertar una parte de mi mente que hasta ahora estaba dormida. Tiene que ver con mi esposa. Tiene que ver…
-Pip, Pip, Pip-Los pitidos se aceleran drásticamente. Entran los doctores. Antes de que pueda hablar, ya estoy dormido.
“Era el rosa, estoy seguro… Entro en el edificio y miro donde… El juguete… Su cumpleaños, yo…Se sientan y yo arranco… Me distraigo… Veo luces que pasas y pasan… Azul, era azul…”
-Pip-Despierto.
Otra vez, no hay nadie más en la habitación. Pero ya no sé qué hacer. Los doctores no me comprenden. Comienzo a volverme loco. No sé dónde estoy ni porque, excepto que es un hospital. Además, mis sueños… Sé que significan algo. Intento hacer memoria y, por primera vez, los pitidos no se aceleran. No logro recordar nada, pero salen a flote pequeños detalles, la brisa de la mañana, la casa a lo lejos, una sonrisa… Y culpa.
Mucha culpa.
-Pip
Se abre la puerta. Me preparo para que me duerman, a pesar de que no entiendo por qué vienen. Al final, solo es uno. No lleva jeringa. Me relajo y me dispongo a hablar con él y sonsacarle la mayor información que pueda. Se me acerca y toma asiento en una silla que no había visto antes, ya que quedaba medio oculta por mis piernas.
-Doctor, si usted tan solo pudiera…-digo, antes que me haga callar con un ademán.
-Lo siento pero, por cuestiones de seguridad, tanto para usted como para mí, yo haré las preguntas y usted se limitará a responder.- “¿¡Cuestiones de seguridad!? ¿De qué está hablando?, soy tan solo un pobre hombre” Me digo, y luego me lo replanteo “¿O no?”
Me quedo callado.
-Pip
-Muy bien, así esta mejor. ¿Cómo se llama?
-Julián Barreda-Arquea una ceja.
-Bien. ¿Qué fecha es hoy?-pegunta, totalmente fuera de lugar. ¿Que importa eso?
-12-respondo.
-Pip
-¿De qué mes?-¿Por qué me pregunta el mes?
-Mayo
-¿De que año?-¿Qué le pasa a este doctor, me cree idiota?
-2013-digo, intentando que suene como quien le explica algo a un bebé. Veo que lo que digo no lo complace, aunque tampoco le sorprende.
-Pip
-Doctor, sé que no puede hablar de esto, pero necesito saber que pasó-digo, completando por primera vez en días una frase de súplica. El doctor, debajo de su rostro imperturbable, da un signo de compasión.
-Tuviste un accidente. Saliste muy grave. No puedo decir más-A pesar de la poca información, es algo y se lo agradezco. Al menos no hice nada grave y ya se por donde empezar.
Él se levanta y se marcha en silencio.
-Pip
-Gracias-digo a una habitación vacía.
“10 minutos… El camión no… Las personas hacían fila y yo… No puedo fallarle, no esta vez… Es mi última oportunidad de que… La casa, a lo lejos… Necesito tiempo. Tiempo…”
-Pip-Como de costumbre, me despierta el electrocardiógrafo. Pero, por una vez, es un despertar agradable. Al menos se algo. Que no hice nada malo. ¿Entonces por qué siento culpa?
-¿Que he hecho?-pregunto al aire. Por suerte, nadie me contesta. De lo contrario, ya estaría en el manicomio.
-Pip
De todas formas, sé que quedándome aquí acostado no responderé nada. Sé que no puedo pedir nada de los doctores. Y sé, en lo más fondo de mi ser, que no me queda mucho tiempo en este mundo. Una férrea firmeza se apodera de mí.
Es hora de respuestas.
-Pip
Me balanceo a la izquierda. Luego a la derecha. De vuelta a la izquierda. El electrocardiógrafo ya suena estridentemente. Pero no me importa. Nada me importa ya. Se abre la puerta. Llegan los doctores. Pero antes de que me duerman, logro ver en el muro un calendario. Y una fecha. 12 de mayo de 2020.
He estado en coma por 7 años. Y mientras los somníferos hacen efecto, pienso en mi esposa y en mi hija. La respuesta es evidente.
Muertas.
Me despierta mi hija, radiante. Quiere el regalo de su cumpleaños. Si no llego… Necesito tiempo. Tiempo. Solo 10 minutos. Yo sabía que era mi responsabilidad. Si no lo hubiera dejado hasta último momento… No puedo fallarle, no esta vez. Salgo de mi casa. Mi esposa y mi hija se sientan y yo arranco. Veo la casa, a lo lejos. Entro en el edificio y miro donde está el juguete. Era el rosa, estoy seguro. No, azul, era azul. Las personas hacen fila y yo… El hombre me mira pacientemente mientras compro… Poco tiempo, tan poco… Pongo el auto en marcha y conduzco unas calles. Me distraigo. Miro demasiado tarde y entonces… El camión no… Un resplandor. Me caía… Veo luces que pasan y pasan…
Estoy muerto. Es todo lo que sé.
Estoy muerto.
A lo lejos, como a millones de kilómetros, escucho un sonido:
-Pip, Pip, Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Fin

Destinatario
Al querido Armando Diaz:
Diles que estoy bien.
No exageres, las hipérboles son las principales asesinas de historias. Tampoco te quedes corto de detalles, ni dejes adjetivos sin usar sólo porque te ves limitado por el idioma. Inventalos, si quieres. Poco requiere una persona para desarrollar su inventiva y, siendo tu a quien escribo estas palabras, no creo que tengas problemas en ese aspecto.
Puede que ya no me reconozcas, que mi tono o mi redacción te parezcan extraños, ajenos. Después de todo, han pasado años desde que te vi por última vez, aun mas desde que tuvimos la oportunidad de conocernos, a tan temprana edad. Los viajes sólo son uno de los nombres del cambio y ambos sabemos que he viajado mucho y muy lejos de ti. Sin embargo, se que vas a encontrarme, aunque te tardes tu tiempo, aunque tropiezes un poco, aunque los dos nos perdamos en la infinidad de nuestro corto tiempo, tarde o temprano volveremos a vernos, como amigos, colegas, y espero que entonces yo este a la altura de tus expectativas, de la misma forma que se que tu lo estarás de las mias.
Puede que nos llevemos mal, claro. Ya nos ha pasado antes y yo contaría con que vuelva a pasar, porque sabemos muy bien que nos movemos en círculos, en espirales, a través de nuestra humilde travesía, nuestro viaje. Puede que volvamos a los mismos lugares, pero nunca estamos en un mismo lugar mas de una vez. Cambiamos, aprendemos, nos complejizamos. Lentamente nos esforzamos por perder nuestra inocencia, una carga tan pequeña que la consideramos insignificante, llenando nuestras bolsas de más piedras mientras escalamos la montaña, acelerando nuestro descenso al inevitable final del espiral.
No te pido que me comprendas, escribo estas palabras de mi arrogancia, tal vez de mi orgullo. No espero que las leas alguna vez, sólo espero que, si lo haces, hagas valer la pena el haberlas escrito.
Puede que me haya equivocado al escribir esta carta, tal vez debería dejar nuestro encuentro a los designios del destino. Sin embargo, me veo reacio a hacerlo, porque todos cada tanto debemos ser recordados de lo que alguna vez fuimos.
Lo que algun dia podría volver a ser.
Pd: Diles que estoy bien, deslizandome por el espiral con una sonrisa.
Tu buen amigo del pasado, Armando Diaz.

1º parte: la guarida subterránea
Capitulo 1: la desaparición de Jack Colt
Y entonces comencé a contar la historia:- Era una fría tarde de otoño en Detroit, USA y el silencio era extremo. Yo miraba por la ventana empañada esperando un nuevo cliente. No hacia mucho tiempo había tenido mi último caso, y en verdad había sido difícil de resolver. ``Se trataba sobre un asesinato en un cargo alto del gobierno: el vicepresidente. Luego de semanas de buscar en la escena del crimen, preguntarle a los familiares, y buscar testigos (nadie pudo aportar nada) me di cuenta de algo: Según la autopsia había muerto de dos balas: Una en el cráneo y otra en el pecho. Después de estudiar el lugar me di cuenta de que él se había suicidado: Al dispararse en el pecho la potencia del impulso hizo que la pistola volara hasta la mesa, donde al rebotar y no tener seguro puesto se disparo, generando el disparo en el cráneo con el que definitivamente había muerto´´… mientras pensaba en eso…lo oí. Un grito capaz de aturdir a un sordo. Con mi capacidad auditiva que había adquirido durante mi vida rápidamente detecte que el grito provenía de mi mejor amigo, Jack Colt, el joyero de la ciudad. Rápidamente me puse un abrigo y salí hacia la joyería. Lo que vi me espantó: El vidrio de la joyería estaba totalmente destrozado y ya no había puerta. Dentro de la joyería todo estaba revuelto: Vidrios por aquí, carteles por allá, joyas por desparramadas por el piso pero ninguna señal de Jack. Segundos después la policía acudió a la escena y quedo tan sorprendida como yo: Los ladrones solo se habían llevado a Colt, y no las joyas. Ese no era un comportamiento normal. En ese instante, un oficial aparentemente viejo y robusto me dijo: -necesitamos su ayuda en este caso, ¿esta usted disponible? -si, y lo hare por Jack-conteste. Estaba de vuelta. Brian Cheek, el mejor detective privado de Detroit estaba de vuelta, y al ataque. Ese día me la pase revisando el local, buscando pistas, pero para el final del día no había encontrado nada, ni una huella, ni sangre ni nada. Así pase los siguientes 7 días, sin encontrar nada, pero, una noche… estaba sentado en el sofá pensando en el caso cuando un papel se deslizo por debajo de la puerta. Rápidamente me di cuenta, agarre la nota y abrí la puerta: No había nadie. Luego de mirar a todos lados, entré y cerré la puerta. Empecé a examinar la nota. Al parecer estaba escrita a mano. Decía: ``VO HVXIVGL KZIZ WVEVOZI VO NRHGVIRL VHGZ VM GF XZHZ, YFHXZNV VM O T T´´. Al principio no me percaté pero luego me di cuenta de un detalle, la letra era la de July, el capitán del ejército, un buen amigo mío. Luego de examinarla mucho y no encontrarle significado decidí que al otro día iría a visitarlo y preguntarle por la carta. Al otro día estaba cerca de la casa cuando note que muchas personas me seguían hasta allí. Cuando llegue había dos patrullas de policía en la puerta. Crucé la soga que la envolvía y entré en la casa justo para escuchar el final de la conversación de dos policías: -…no puedo creer que haya otro desaparecido en la misma semana, es imposible-comentó -perdonen pero ¿Quién desapareció?-pregunté, metiéndome en la conversación -el capitán July-respondió el policía sorprendido por la pregunta. En ese momento salí corriendo por la puerta. Se me había ocurrido algo con respecto a la carta. Llegué a mí casa y abrí el cajón donde había guardado el mensaje el día anterior. Saqué la carta y volví a leerlo. Me había dado cuenta de que estaba escrita en un código antes usado durante la Revolución de los Estados Unidos. El código era poner el abecedario al revés, por ejemplo si decía ``ZO´´ significaba ``AL´´. A=Z, O=L. Entonces entendí el mensaje. Decía: ``EL SECRETO PARA RESOLVER EL CASO ESTA EN TU CASA, BUSCAME EN L G G´´. La ultima parte no la entendí, pero lo demás sí. Salí disparado por toda la casa. Buscaba por todos lados. No encontré nada hasta que baje al sótano. Allí busque durante horas hasta que me cansé, y cuando me iba desilusionado... pasó. En cuanto mi pie toco esa baldosa, el piso se abrió, dejándome caer hacia el vacio. Sentí que me asfixiaba, y logre ver una luz violácea. Luego todo se puso negro. La cabeza me daba vueltas, todo era oscuridad. No había ni el más mínimo ruido. Luego de que mis ojos se acostumbraron a la penumbra empecé a explorar el lugar. Se trata de una plataforma de metal-pensé-una plataforma de metal gigante, ¿a quien pertenecerá y por qué esta debajo de mi casa?, yo nunca la autoricé. Bueno no importa, pronto saldré de aquí y arreglare ese detalle-.Pero no sabia que allí estaría más tiempo de lo planeado. Súbitamente detecté una figura unos metros delante de mí. Se trataba, según deduje por su contorno, de una gigante maquinaria, aparentemente nueva, que tenia millones de palancas y botones. Seguí explorando el lugar y encontré una forma cilíndrica gigante, terminada en punta, con varias ventanas. Caminé y me fui alejando de ese lugar poco a poco. Algo había llamado mi atención. Había escuchado ruidos de pisadas que corrían hacia donde estaba yo. Podría jurar que escuche un gemido y mi nombre, en un tono muy agudo, pero después se hizo silencio nuevamente. Llegue hasta una abertura de tamaño colosal, notablemente hecha por el hombre, y una idea se me pasó por la cabeza: La Cueva Ojo De Zombi. Ella me traía recuerdos de mi infancia en Inglaterra. La leyenda decía que allí habitaban zombis, aunque dormidos, pero si alguien entraba allí, y perturbaba su sueño…era hombre muerto, o hermano muerto en mi caso. Mi hermano, Johnny Cheek, era un minero. Él no le temía a nada ni a nadie aunque era demasiado testarudo. Un día (hacia ya unos 5 meses) quiso probarme que en la cueva no había nada, y con un grupo de compañeros entro allí. Nadie había entrado nunca, así que en pocos minutos el lugar se lleno de gente. Lo que paso ese día dejo a todos con la boca abierta. Al principio iba todo bien pero luego…todo se vino abajo. Literalmente, pues la cueva se derrumbo con ellos adentro. Entonces se armo un griterío fatal. Personas corrían horrorizadas, madres llamaban a sus hijos, periodistas corrían a avisar al periódico y sobre todo, se escuchaban los llantos de las familias de los hombres que habían entrado en la cueva. Mientras caían los escombros de roca y antes de que taparan la cueva, creí ver sombras y escuchar mi nombre varias veces. Esto de mi nombre me pasa cada noche desde el incidente. A veces creo que estoy loco, pero la voz que lo dice es idéntica a la de mi hermano, y a veces parece tan real que creo tenerlo a mi lado. También tengo un mismo sueño, allí aparezco yo, parado en una cueva y veo un extraño resplandor. Camino hacia él y veo a mi hermano sentado atrás de un diamante, repitiendo mi nombre. No recuerdo lo que pasa después. Un leve crujido me saco de mis pensamientos. Rápidamente tome posición de ataque pero luego me di cuenta que ese crujido había sido ocasionado por mi bota. Camine lentamente hacia la abertura. ``Esta es la salida´´ pensé. Llegué hasta ella y cuando la iba a cruzar…Se cerró.




















Capitulo 2: Atrapado Una radiante luz que venia de miles de reflectores se posó sobre mí, cegándome momentáneamente. Tuve una sensación de estupidez, había caído en una trampa, sentí que era diminuto, en ese espacio gigante. Trate de concentrarme en escapar, pero luego me di cuenta que no podía aunque quisiera. Aparte de estar atrapado en sentimientos de pánico, impotencia y odio, el piso a mí alrededor había desaparecido, dejándome en una plataforma pequeña y circular. El otro borde del abismo era escarpado y de piedra, pero estaba muy lejos como para saltar a él. Gracias a la luz logre ver bien el lugar donde me encontraba. Era MUCHO más grande de lo que me había esperado, y cuando digo MUCHO es MUCHO, era tan grande que no llegaba a ver sus paredes (si es que las tenia). Pose mi mirada en el fondo del abismo que me rodeaba y me di cuenta de que se trataba de un foso (como de los castillos) bastante profundo. Al principio tuve la idea de saltar, y luego nadar hasta encontrar la salida, pero algo pasó y eso me convenció de que no debía saltar, algo se movió debajo del agua. Lo que salto en el foso era una bestia jamás vista por el hombre. Era enorme, color marrón, por lo menos 300 filas de dientes afilados y de al menos 30cm, dos aletas puntiagudas terminadas en garras cortantes, tentáculos viscosos como piernas (supuse yo) y una cara enorme y horrible con desafiantes ojos rojos. Y eso que lo había visto fugazmente. Luego, distraídamente empecé a husmear en mis bolsillos, y encontré tres cosas: mi hilo dental súper resistente, una pata de pollo y mi pistola, pero con una bala. Con una me bastaría. Me los había dejado en el bolsillo esa misma noche. Luego toque mi collar en forma de garra, que se aferraba a todo. Entonces, empecé a idear un plan, descabellado, pero un plan en fin. –oh, parece que viste a mi Sontra bebé, ¿no te gusta?-. Esa voz con sarcasmo bien definido me hizo levantar la vista hacia la maquinaria gigante que hacia poco había visto. En verdad, a la luz de los reflectores, parecía más pequeña de lo que yo había pensado. Luego, gire mi cabeza para intentar avistar la forma cilíndrica. Cuando la vi, casi me caigo del asombro, era un cohete. –hola, ¿estas ahí o estas paralizado del terror?-preguntó nuevamente la voz, sarcásticamente. Esta me hiso girar nuevamente hacia la maquinaria. La voz provenía de un hombre parado en la cima de la plataforma. Él estaba vestido con una camisa color café, y pantalones del mismo color. Su cabeza, a pesar de todos los reflectores que había, permanecía oculta en las sombras, por lo tanto no podía verle el rostro. No podía reconocer la voz, pero detecte que era fría y metálica. –no, no te tengo miedo-dije, lo más convincente que pude, mientras, disimuladamente, desenrollaba hilos de la cajita que decía ``ALLWAYS FRESH´´ a mis espaldas-pero al parecer tu si. No te atreves a mostrarme tu rostro-desafié. Estaba insinuando tener más valor del que tenia, y sabía que eso me traería problemas: -ser prudente no significa ser cobarde-retruco el hombre de la voz metálica-y veo que tú no lo tomas en cuenta. Eso podría costarte caro en este lugar, jovencito-. Mientras el hablaba, yo deslizaba silenciosamente mi collar por la palma de mi mano, y atándolo al hilo dental: -¿y se podría saber donde estoy?-pregunte para ganar tiempo mientras terminaba de atar el nudo -si te lo dijera, no lo entenderías-respondió él mientras yo ponía en práctica mi plan. En una fracción de segundo había sacado mi pistola y disparado al hombre, distrayendo al ejército de criaturas monstruosas que acababan de aparecer detrás de la gigante estructura. Eran deformes y todas vestían como guerreros. Apenas dispare agarre el gancho improvisado que había hecho con mi collar y el hilo dental y con un movimiento suave, pero firme, de la muñeca lo enganche en el otro lado del abismo. En ese instante, el hombre al que yo supuestamente había matado, se volvió a parar, como volviendo de la muerte. Esta vez, cuando se paro le vi la cara y…él no era humano. Con un agujero en medio del rostro, exactamente donde había decidido darle (no quiero jactarme, pero tengo gran puntería). Su cara era totalmente metálica. Los ojos eran dos luces rojas, había cables por toda su cara…y donde yo había hecho el hoyo, el rostro empezaba a regenerarse. –eh, tu, robot-dije-creo que tienes razón, no sobreviviré aquí, será mejor que termine todo ahora-. Mis palabras llamaron la atención de todo el ejército, que presenciaron como yo saltaba hacia el abismo, y escucharon como el Sontra molía con sus dientes los huesos y los hacia polvo.










Capitulo 3: El Código
En verdad, yo no había muerto, pero quería que ellos creyeran eso. Yo solo me había tirado, y, gracias al improvisado gancho, había logrado sostenerme en un lado de la pared. Lo más difícil fue no gritar del dolor al golpearme contra la pared escarpada. Luego había soltado una mano de la cuerda y había tirado el pollo, al que el Sontra había devorado rápidamente. Había pasado ya un cuarto de hora y los monstruosos miembros del ejército no me habían encontrado, eso era bueno. Entonces me anime a mirar. Trepe por la cuerda hasta llegar a la cima, luego alcé la vista y, por suerte, no había nadie. Termine de trepar y subí a la plataforma. Salí corriendo por todos lados buscando una salida, cuando recordé que la única había sido sellada. Corrí un buen tramo hasta que llegue a una especie de carpa. Temí que fuera de los guardias, pero no escuche ningún sonido. Luego de rodearla por completo leí un cartel que decía ``STYAHULNGA DRTE PJHLFGAJUNGFIDYFHRIFDCJEAJHCJTIDSODRN´´. Claramente no entendí nada del cartel, pero igualmente entré. Dentro había un escritorio con una computadora encima y en un costado había una impresora. En verdad no podía creer que hubiera una computadora bajo tierra, y menos que menos que funcionara. También había libros y manuales desparramados por la mesa, pero no entendía sus títulos. Pongo aquí un ejemplo de unos títulos: ``MJHAJHNTGUJHAFRL PDEAHJRHTA ASDRJHMNBAFGR BHGONJMFDBSRAGFS DFRE TUHIJHEDSMLKPFRO´´ o ``PJHLDSAHFNYGOEDS DFREGFL CKJHFROFREUHTNBE´´. Esos dos libros me los guarde en el bolsillo, por si acaso. Empecé a husmear en la computadora, en donde me aparecían diversos archivos, todos inentendibles. De repente me apareció un texto escrito en mayúscula, por lo que me pareció más importante. Decía ``PFRLFVAHBN DFTE CGFOGENGFQSAUHGIFDSRFTGFA DGHE SILVERPLANET´´
``EFDNJHVJHIEDAESR EFDL CURHGTOGREDFTBVE CFDOHGFN LFDA EGFNGFAKLNGTA BHYLFSAHYNFGCDEA Y EDFXJHPTFLGFOGFTDEAFGRKJLGBA AFDL LKJAFGDJNO DFGE SILVERPLANET, FHUOBVRNGMDFAHUNHBDGTO UHJN AIJGFDUNBJFDEFDRJNO NFDEFRGTFRHJO QHGUJNE DFGEFCSFGTHJRFGUJKIJNRSCA EFRL PJHLDCABGNFCEGKTDZA SJHI EKKLFVLJNOBNS NJHO NHBOFCS OFDBRFEFGDVBEHJCGTEGHN.´´ Por curiosidad lo imprimí. No encontré la palabra ``imprimir´´ pero si un icono con una impresora. Cuando la impresora se puso en marcha, temí que el ruido atrajera a alguien pero luego recordé que no había nadie cerca. Saque la hoja de la impresora y ahogue un grito, estaba muy caliente. Me quede allí un par de horas, intentando descifrar el código, pero era imposible, no se parecía a ningún otro en la tierra. ``A menos que no sea de la tierra´´ pensé en broma, pero no aparte esa idea de mi mente. Luego de releer mucho la hoja note que había una palabra entendible, ``SILVERPLANET´´, que esta en ingles y significa ``PLANETA DE PLATA´´. No sabia de que se trataba el texto pero por el cohete que había visto hacia poco y la palabra (nombre) que acababa de leer, ellos querían llegar al planeta. Salí de la carpa agazapado entre la obscuridad y el silencio que reinaban en ese lugar, según el robot no entendible para los humanos. Camine así, sin rumbo, buscando una salida cerca de media hora hasta que llegue cerca de lo que parecía una especie de campamento gigante. estaba rodeado por una gran muralla con cuatro picos altos en cada esquina y en su centro, ardía una gran fogata. A su alrededor, carpas gigantes. Estaban forradas de color rojo sangre, tenían millones de armas enganchadas, tenían ventanas abiertas en la lona y estaban en muy malas condiciones como para que allí viviera el ejército (creía yo). Empecé a caminar hacia el, muy lentamente. Lo último que me faltaba era que se despertara uno de esos demonios. El paisaje de ese lugar era prácticamente invisible gracias a la obscuridad, que lo cubría todo, pero podía divisar montañas de roca a lo lejos. En eso me asalto una duda, ¿Dónde me encontraba? Aunque se lo había preguntado al robot, había sido solo para distraerlo y no lo preguntaba enserio. Pero ahora la pregunta me daba vueltas en la cabeza. Había una razón, debía ser un sueño. Pero todo era tan real que rápidamente descarte esa idea. También existía la posibilidad de que me encontrara bajo tierra y los del ejército fueran mutantes, pero ese lugar tenía tanta tecnología que difícilmente pudiera serlo. No, todo mi ser me decía que estaba en un lugar diferente y paralelo a la tierra. Un pensamiento afloro en mi mente, ¿Por qué july me había hecho venir aquí, donde estaban el y Jack y que significaba la frase ``búscame en L G G?¿que lugar era ese? La verdad, para mí, ninguna de las preguntas tenía una respuesta concreta. Sabia que July no me haría ir a un lugar porque si, el era un buen amigo. Tampoco podía saber donde se encontraban el y colt porque no sabia lo que significaba L G G. Suponía que seria una sigla. Pensaba que la L significaría LA, pero no estaba seguro. Teniendo como base que la L significaba LA, empecé a idear significados de la sigla. LA GANZA GORDA, me pareció ridículo, LA GUITARRA GRUÑONA, mucho mas. Luego de pensar hice una lista de las frases mas normales. Por mala suerte, solo había encontrado 3: LA GEMA GIGANTE, LA GOMA GRANDE y LA GOTA GELATINOSA. Aunque ninguno era un nombre que se pudiera usar para un lugar, era algo. De repente, una brisa (que seria imposible si estuviera debajo de la tierra) se llevo la hoja que tenia en la mano (la de la computadora) hacia la puerta entreabierta de la carpa, por la que entro. Estuve un tiempo deliberando si ir a buscarla o no, pero al ver que no salía ningún guardia de la carpa y oír ronquidos suaves, supe que seguían dormidos y me decidí a entrar. El aroma fétido a podrido invadió rápidamente mi nariz. Hice grandes esfuerzos por no producir arcadas ni ningún ruido, para no despertar al guerrero dormido. Si de lejos me habían parecido feos, de cerca eran horripilantes. Unos gruesos colmillos salían de su boca y la armadora estaba prácticamente fuera de uso. Tenía un cinturón con ballestas, mazos y palos. También usaba un sombrero al estilo vikingo con dos cuernos en la cabeza. Eso era lo único limpio en kilómetros a la redonda. Estaba tan bien pulido que podía ver mi reflejo allí. Aunque yo siempre estaba limpio, con mi cabello castaño peinado y mi ropa alineada, lo que vi de mí en el reflejo no me gusto para nada: mi pelo castaño siempre peinado era una enmarañada de cabellos despeinados y llenos de tierra grasienta. Mi alineada ropa de todos los días dejaba mucho que desear: mi camisa gris favorita era de todos los colores excepto gris. Mi pantalón siempre liso y planchado ahora estaba arrugado y con agujeros. Toda la higiene que había mantenido por años había sido arruinada por este pequeño incidente. De repente vi lo que había venido a buscar: la hoja. Estaba detrás del guardia dormido. Rápidamente pase mis pies por encima de este intentando no despertarlo. Para mi mala suerte mi pie toco al guardia y casi me da un infarto cuando iba a despertarse, pero se volvió a dormir. Entonces, temiendo que en otro caso como ese no tendría la misma suerte agarre velozmente la hoja, me la metí en el bolsillo junto a los libros volví a pasar mi pierna. ``uf, zafe´´, pensé. Y entonces… Una mano me agarro por los tobillos.
Capitulo 4: La Gran Grieta
-Adonde crees que vas-dijo una voz grave y gruñona detrás de mí-no creíste que entrarías aquí sin pagar un precio ¿no?-. Yo miraba a todos lados intentando buscar un medio para escapar: -yo, eh, yo no intentaba, eh-dije intentando inventar una escusa, pero no se me ocurría ninguna. Me di vuelta y vi que el guardia se estaba levantando, esa era mi oportunidad. Con un rápido movimiento de la muñeca, me solté de sus rugosas manos y salí corriendo de la carpa. Ya afuera, agarre un hacha con un filo capaz de cortar un caballo en dos. Su empuñadura estaba hecha de roble bien pulido y tenia figuras grabadas en ella. Una era la de un león atacando, otra de un oso, y una mas de un Sontra desgarrando algo con sus afilados dientes. Lo primero que hice fue ponerme contra el muro. Me di la vuelta: El guardia que segundos antes me había descubierto estaba ahora parado frente a la carpa tocando una especie de cuerno hecho de marfil bien lustrado y de color amarillento, pero ningún sonido salía de él. Era imposible que no lo estuviera tocando por la expresión de su rostro y porque al parecer el ``sonido´´ había atraído a muchos de los soldados del disparatado ejercito que venían a luchar contra mi, pero yo no escuchaba nada. Los monstruos atraídos por el cuerno venían directo hacia mí y yo debía hacer algo para defenderme. Me puse en guardia y empecé a lanzar golpes al aire con el hacha para que se alejaran, pero eso no los intimidaba, al contrario, en sus deformes rostros se había dibujado una gran sonrisa y venían a atacarme. Estaban complacidos en causarme dolor, sufrimiento y agonía hasta que exhalara mi último aliento. Todos los monstruosos guardias se abalanzaron sobre mí. Agite el hacha como si mi vida dependiera de ello (¡pues si dependía de aquello!), golpeando con furia a los guardias. Sentía cuando el hacha golpeaba la carne y rompía los huesos de los guardias. Era la más horripilante sensación de mi vida. Pero, como estaba guiado por la furia y el miedo, sentí una chispa de énfasis. Empecé a sentir como sangre salpicada mi camisa. Era horrible. De repente, un sonido atronador invadió el aire, penetrando y sacudiendo cada fibra de mi cuerpo, dejándome completamente inmóvil. Por un momento, pensé que moriría. Sentí que mi corazón estallaba en mil pedazos, mi cerebro se fundía en mi cráneo, mis ojos eran penetrados por dos lanzas ardientes, sentí que mi alma me abandonaba. Inmediatamente caí al suelo, soltando el hacha. El dolor y sufrimiento eran más de lo que podía soportar, mucho más. El calor era abrasante. No era que en ese lugar hiciera calor; era mi cuerpo. Si esos monstruos me dejarían cuando agonizara, lo harían muy pronto. Los guardias se tiraron sobre mí. Mi vida pasó por delante de mis ojos en un milisegundo: yo en pañales, mi primer beso, mi hermano atrapado en la cueva, diferentes casos. Todas eran imágenes confusas e incoherentes, pero para mi tenían mucho significado. Sentí cuando los guardias se abalanzaban sobre mí, sentí el dolor. Vi una imagen del cielo. Unas puertas doradas se abrían entre una maraña de nubes, dejándome libre el camino hacia la muerte. Moriría pronto.
No
No moriría así, no en ese lugar. Entonces mi cuerpo se reanimo. Me sentí vivo otra vez. Sentí como la energía y la adrenalina subían por mi cuerpo. No me quedaría allí acostado. Ya no sentía dolor. Y entonces, con un grito sobrehumano tire a los guardias a un costado, lo que equivalía a levantar 2 toneladas. Me pare, y luego; No tuve oportunidad de pensar.
Lo que paso después fue como una película. Era como si me mirara desde un televisor. No tenía control sobre mis actos. Actuaba por instinto.



Prólogo:
En el fondo de la sala, el hombre miraba atentamente. Ataviado con un sobretodo negro y una galera, desentonaba mucho en ese salón, lleno de hombres de traje. Sin embargo, nadie se fijaba en él. ¿Por qué habrían de hacerlo?, era un juicio publico. Él tenía todo el derecho del mundo a estar allí. La sala entera se puso en pie para el veredicto.
-Por la decisión unánime del jurado, el acusado de asesinato múltiple agravado por vínculo Evan Winfred es sentenciado a morir en la horca, el 7 de diciembre de 1874. Que Dios se apiade de su alma.
Un murmullo de voces acaloradas empezó a tomar volumen en la sala. El hombre sonrió:
-Señor juez, no puede sentenciarlo todavía-dijo el abogado del acusado, claramente alterado-habíamos acordado que la sentencia no se daría a conocer hasta la semana siguiente. Las pruebas…
-Señor Marconi, no le he dado permiso para…-empezó el juez, irritado.
-…no son concluyentes, no se ha definido un motivo lógico y, además, todavía queda el asunto de que aun no se ha encontrado el arma asesina…
-Escúcheme, señor Marconi, aunque su cliente haya negado el asesinato, no ha presentado ninguna coartada. No hubo robo alguno. Además, las víctimas fueron encontradas en su sótano. Como puede ver, tanto la evidencia física como la no física lo incriminan. La falta del cuchillo es, como mínimo, irrelevante-dijo el juez, cortante, sin admitir discusión.
-Pero juez…-suplico Marconi.
-Eso es todo, no se hable más. Guardias, llévense al condenado.-Dos guardias, armados con sables a pesar de que Winfred estaba esposado, lo tomaron por los brazos y se lo llevaron. Este, que hasta ahora no había dicho nada, no se resistió, pero dijo algo en el oído del guardia. Este, sorprendido, se las trasmitió al juez. Su boca formo una línea recta:
-Antes de su ejecución al día siguiente, Evan Winfred ha pedido decir unas palabras. Les pedimos que las escuchen-Evan se acercó al estrado, atentamente vigilado por ambos guardias. A pesar de que este hombre era considerado un psicópata, nadie esperaba que dijera lo que dijo:
-Plata, W. C. J.
Evan se dio media vuelta, sin mostrar ninguna expresión, y salió seguido de sus guardias.
Nadie le dio ningún sentido a sus palabras y en la corte estallo un barullo total.
El hombre, al fondo de la sala, puso una expresión inescrutable, como si jugara una partida de Póker. Este hombre, que si hubiera sido testeado habría tenido un IQ de más de 190, estaba completamente ajeno a los gritos. Cuando se concentraba, no había nada ni nadie que pudiera distraerlo. No esperaba que Winfred hablara. Sin embargo, no había nada que lo vinculara con el caso. Se levantó y, haciendo caso omiso a la escena que se había armado en la corte, salió de la sala. Cuando el sol le dio en la cara, se sintió mucho mejor. Rebusco entre sus innumerables bolsillos hasta encontrar un objeto. Lo extrajo. Metal. Un destello.
Era un cuchillo.
La ficha subió, describiendo volteretas en el aire. La oficina, a pesar de no estar completamente a oscuras, estaba sumida en la penumbra. Esta no estaba constituida por la sobra de oscuridad, sino más bien por la falta de personas, que convertían la estancia en una despojada de humanidad. El silencio también era palpable, aunque podría haber sido sustituido por algún sonido. Sin embargo, no lo había. La ficha bajó. Volví a tirarla hacia arriba. Estaba aburrido. Habíamos tenido tres semanas sin ningún caso, y comenzaba a preocuparme. ¿Se habrían cansado de nosotros? O peor ¿Habían encontrado a alguien mejor que…? No. No había nadie mejor que… Una sensación de alarma pasó por mi cabeza:
-¡James!-grité, alarmado-¿¡James, estás bien!?-No había hecho ruido alguno durante horas, lo que podría significar… Tomé la ficha al vuelo mientras me incorporaba y corrí hacia las escaleras. Mientras subía los escalones de dos en dos, comencé a oír algo que antes había pasado por alto. Un violín. Y venía de su habitación.
-¡James!-grité-¡abre de inmediato!-Golpeé fuertemente su puerta. Dentro se oyó un tumulto. Algo pesado cayó al suelo. Oí que arrastraban otra cosa.-Si no me abres de inmediato, entraré-Me cansé. Di unos pasos atrás y me abalancé contra la puerta. Esta se partió ruidosamente. Mi miedo no estaba infundado. Cada vez que había silencio en su habitación, siembre significaba lo mismo. Opio. O cualquier droga parecida. James solía abusar de ellas cuando su mente no estaba constantemente en funcionamiento y, varias veces, lo había llevado a las puertas de la Muerte. Y lo que vi en su habitación no me contradecía. Estaba sentado en medio de la habitación en el suelo, junto a una silla caída, fumando Opio desesperadamente. Rápidamente lo aparté del inhalador y le di un bofetazo. Levanté su cabeza y examine sus pupilas. Completamente blancas. Sin perder el tiempo, corrí a por una cubeta y arroje el agua en su cara. Entonces pareció despertar:
-¿Qué…?-preguntó, confundido.
-Estabas fumando-dije, mientras cerraba la ventana-otra vez-Intente enojarme con él, pero no podía, era mi mejor amigo-ven, cámbiate de ropa.
-Esta bien, sal de mi habitación y cierra la puerta.
Lo miré, divertido:
-¿Qué puerta?
Media hora después, ambos estábamos abajo, almorzando. Entonces, tocaron la puerta. Me levante y la abrí. Del otro lado, una mujer, de unos treinta años, me miraba con clara tristeza en su semblante. Sin que la invitara a pasar, ella atravesó el umbral. Eso era una grave falta de respeto pero, debido a su triste mirada, no dije nada. Encontró una silla y tomo asiento en el lado opuesto de la mesa:
-Caballeros, yo…-Comenzó la dama.
-Perdone señora pero nos sentiríamos mas cómodos si supiéramos su nombre-dije.
-William, es obvio quien es-dijo James, como quien le habla a un niño pequeño, un tono habitual en él-Me ofende que todavía no lo hayas deducido. Su vestido inmediatamente la delata como una sirvienta o criada. Además, en su anular derecho, lleva un anillo de oro con el nombre de la familia a la que pertenece, Winfred. Por lo tanto, deduzco que es…-Hizo una pausa dramática, cargada de ironía-la criada de los Winfred-Lo dijo como si dijera: “Ta tan Ta tan, eres un estúpido”-pero quien es realmente, esa es otra historia. Sus mejillas siguen aún rojas de llorar. Combinado con el hecho de que lleva caros pendientes y un collar de oro, algo que ninguna criada podría permitirse comprar, y algunos rumores…-Sonrió con picardía fingida-Creo que hacía algo más que ayudar con su corbata al señor Winfred-La mujer soltó una exclamación y su rostro se puso rojo-. Y esto lo confirma. Por lo tanto, aquí tenemos a la amante del señor Winfred. Descontando eso, claro, nos gustaría saber su nombre.
La mujer estaba demasiado confundida para responder. Tenía la boca abierta:
-Lo siento, siempre es así-dije-no se preocupe, su secreto esta a salvo con nosotros. Ahora, por favor, dígannos su nombre.
-Mary-dijo, vacilante-Mary Thompson.
-¿Y por qué esta aquí?-dijo James
-Creo que incriminaron a Evan.
-¿Evan, Evan Winfred?-dije, incrédulo-el que fue acusado de asesinar a su familia y fue sentenciado a…
-Basta, por favor-pidió la mujer-si, me refiero a él. Creo que fue incriminado y tengo… una prueba.
-¿Y se trata de una prueba física, que incrimine a otra persona?-dijo James, con una sonrisilla de suficiencia (¿Qué diablos le pasaba?).
-No pero…
-Entonces no podemos ayudarte-replicó James-tal vez podrías…
-Basta James-Lo corté y me dirigí a Mary-Cuéntanos esa “prueba”-Intenté reunir en mi mente todo lo que sabía sobre los Winfred. Antes dueños compartidos de una compañía de seguros (Winfred & Charles), se adueñaron de la empresa cuando Robin Charles murió trágicamente en un choque de carruajes sin dejar ningún heredero. No recordaba nada más. Bueno, una vez, creo que James los había mencionado…
-Bueno, para empezar, Evan-dijo ella-, perdón, el señor Winfred no lastimaría ni a una mosca. Era tan dulce y agradable, digo, es. Desde el principio no creí que él hubiera asesinado a su familia. Quiero decir, no amaba a su esposa (aunque no para matarla), pero amaba con su alma a sus hijos. Como deben saber, ya que el caso se hizo muy famoso, no se ha encontrado el arma homicida. Hoy… yo no pude asistir al juicio, debido a mi posición social, pero esperé afuera. Cinco minutos antes de que este terminara, un hombre ataviado con un sobretodo negro y una galera salió del juicio. No pude ver su rostro, pero si lo vi rebuscar en sus bolsillos y de ahí sacó un cuchillo. ¡Era él! Estoy segura. Esa debía ser el arma homicida. Luego se fue. Lo seguí unas calles pero luego lo perdí cerca del río Támesis. Su oficina era la más cercana así que decidí venir para aquí.
-Y no le a dicho esto a la policía porque…
-Porque nadie me creería. Solo soy una criada. Además, no es ninguna prueba, solo mi testimonio.
-Muy bien, señorita Thompson, déjeme hablarlo con mi colega-dije, acercándome a James-Creo que hay que tomar el caso-susurré.
-¿Que, estas loco?-dijo-no tenemos pruebas.
-Sabes muy bien que hemos aceptado casos con mucho menos que esto. Además, te ejercitarás un poco el cerebro-dije, tocándome la cabeza con el índice.
-Lo se pero…-Sin darle tiempo a replicar, me volví hacia Mary.
-Aceptamos el caso.
Ya íbamos por la segunda taza de té cuando Mary volvió a hablar:
-Hay algo mas que deberían saber.
-¿Y de que se trata?-preguntó James
-En el juicio, según me dijeron, el señor Winfred pidió hablar y solo dijo: “Plata, W. C. J.”
-¿Tiene idea de que significa?
-Por desgracia, no. Pero antes del juicio, Evan me hizo llegar esto. Para mi no significa nada pero tal vez ustedes sepan que es-dijo, extendiéndome un papel doblado. Era una fotografía. En ella se veía un hombre, de mediana edad, con una fábrica detrás. Era un galpón muy grande, con techo de chapa metálica y paredes de ladrillo. Esa foto no hubiera significado nada para mí si de repente no hubiera tenido un súbito y oportuno recuerdo:
-¿James, este lugar te suena?-dije con sarcasmo, mientras sonreía y le pasaba la foto.
-No, para nada-dijo él-¿debería?
-¡Claro!-exclamé sorprendido-¿no lo recuerdas?, en la boda de tu hermano. El cochero nos dejó plantados y tuvimos que volver caminando. Entonces nos perdimos y llegamos a este galpón, donde pasamos la noche. ¿No lo recuerdas?
-O, si, claro. Lo olvidé-dijo. Eso era muy raro. James no olvidaba nada, y menos un hecho como aquel.
-Bueno, de todas formas, sé donde se encuentra. Tendríamos que partir…
-Querrás decir “tienen” que partir. Yo no iré a ningún lado. Ustedes encárguense de la parte “física”. Yo, de la “intelectual”-dijo James, reclinándose en su silla.
-Oh, vamos, siempre vienes cuando investigamos-dije
-Bueno, hoy haré una excepción. Necesito algo de descanso. Cuando vuelvan, hablaremos sobre el caso.
Solo tuve tiempo de agarrar mi abrigo antes de salir. Debíamos apurarnos. Al día siguiente colgarían a Evan y nosotros éramos su única esperanza. Como James no dio el brazo a torcer respecto a quedarse en casa, decidimos que yo y Mary investigaríamos sobre la fábrica. Que ella ayudara no era muy ortodoxo, pero insistió. Salimos a la calle y Mary comenzó a seguirme. Pasado un rato de caminar, ella habló:
-Siento que le diga esto, señor…
-Blander
-Siento que le diga esto, señor Blander, pero no me siento cómoda trabajando con su amigo James-Esto me provocó una carcajada.
-Sé que James es muy sarcástico y suele ser muy irritante, pero no es mala persona y sé que no hay mejor detective sobre la faz de la tierra. No vio lo rápido que dedujo su- vacilé -situación emocional.
-Es que, no es solo eso. Su presencia me incomoda bastante. Es como si… todos los demás fuéramos ratones jugando en su ratonera.
-Bueno, eso es bastante factible. No me sorprendería que el ya supiera quien es el culpable antes de que viniéramos a la fabrica.
-¿Y por qué no nos lo dijo?
-Porque así se divierte él. Le gusta y necesita ejercitar el cerebro de vez en cuando. No lo hace por justicia. La gente le importa un comino. Es muy egoísta, pero ha atrapado más criminales que Scotland Yard. Y es mi amigo. Si no quiere confiar en él, al menos confíe en mí. Y créame, si alguien es capaz de salvar a Evan, ese es James Dodler.
Mary me miró. A través de sus ojos, pude distinguir miedo.
-Es que, no es solo eso. Cuando entre por la puerta, él me miró… Y me guiño el ojo.
Ya era de noche cuando llegamos a la fábrica. Estaba cerrada, obviamente, pero no necesitamos entrar. La respuesta a nuestras preguntas media cinco metros de ancho por tres de largo y colgaba a más de trece metros de altura sobre la fachada de ladrillo. El cartel rezaba:
“Waldon Clocks”
-Mira-dije, sonriendo-sus palabras significaban algo después de todo. W. C. Waldon Clocks. Solo nos queda averiguar que significa la jota y “plata”. Mary asintió. Parecía que por fin tenia esperanza. Nos acercamos a las puertas, aunque estaban trancadas. Las examinamos un momento:
-¿Qué hora es?-preguntó Mary.
Mientras sacaba mi reloj, por el rabillo del ojo, detecte un movimiento detrás de nosotros. Solo logre saltar hacia un costado antes que un tubo metálico se me incrustara en la cabeza. En vez de eso, alcanzó mi reloj y lo dejó inservible. El atacante claramente sorprendido, se sobrepuso a su estupor. Atacó a Mary y le dio en la frente. Cuando esta cayo boca arriba, inconsciente, el hombre dejo escapar una exclamación:
-Por Dios, es una mujer-exclamó, mientras soltaba el tubo y se alejaba lentamente de él, como quien pasa a ser consciente de sus acciones. Sin darle tiempo a reaccionar, corrí hacia él y lo arrojé con fuerza hacia el suelo:
-¿Qué haces aquí? ¿Quién eres? ¿Por qué intentas matarnos?-pregunté, aun agitado por la pelea.
-Lo lamento señor, lo lamento. Creí que usted y su acompañante intentaban robar la fabrica-En cuanto dijo eso, me acordé de Mary. Me agache a su lado y le tomé el pulso. Estable. Me volví hacia el hombre.
-¿Es usted propietario de esta fábrica?-El hombre pareció tomarse esto en modo de broma y soltó una carcajada.
-Mas bien, guardia de seguridad-dijo, mientras me ayudaba con Mary.
-Bueno, imagino que nuestra situación debió ser bastante sospechosa-dije, ya convencido de que solo había sido un error.
-¿He roto su reloj?
-Sí, pero no se preocupe, no era importante.
-Por si sirve de algo, lo lamento-dijo el guardia, apesadumbrado-otra vez.
-Bueno, ayúdeme a despertarla-dije.
-Oh…, no hará falta. Mi primo tiene un carruaje y está a pocas cuadras. Yo mismo los llevaré como…
-¿Compensación?-dije, con inocencia fingida.
-¿Sabes?, empezabas a caerme bien.
Llevé a Mary en brazos hasta llegar al carruaje, que estaba estacionado frente a una lujosa casona, que desentonaba de las demás. El guardia, que me había dicho que se llamaba Flint, entró unos pocos segundos. Cuando reapareció, lo hizo con una sonrisa:
-Mi primo ha accedido a prestarnos el carruaje.
Subí a Mary y entre detrás. Flint tomó las correas y puso en marcha a los caballos.
Mientras viajábamos, volví a examinar a Mary. En su frente ya se empezaba a formar un moretón y no tenía duda de que se despertaría muy dolorida. Pero no había signos de ningún daño permanente. Volví a tomarle el pulso. Todo estaba bien:
-Flint, ¿Me escuchas?
-Perfectamente
-¿En la fábrica hacen algo más que relojes?
-Ya que lo mencionas, sí. También hacemos grabados.
-Gracias
Fue entonces cuando tuve esa sensación, una horrible certeza de que había pasado algo por alto, que algo no tenía sentido. Me obligué a mí mismo a mirar a través de la ventana. A pesar de que recién acababa de conocer al guardia, algo en mi me dijo que podía confiar en él. Así que me dormí, mirando a través de la ventana el cielo nocturno de Londres.
-Vamos hombre, todavía tienes toda la noche por delante-dijo alguien zarandeándome los hombros.
-Ya voy, ya voy-contesté, adormilado.
-William, despierta-Abrí los ojos. Al parecer, habíamos llegado a la casa. James estaba enfrente de mí mirándome divertido-¿Durmiéndote en el carruaje de un extraño? ¿Qué diría tu madre?
-Sabes bien que mi madre murió hace años James-dije, ya despierto-No creo que me diga nada.
-Claro. Ven, ayúdame con la señorita Thompson.
-Dile Mary.
-Da igual, ayúdame.
La agarramos entre los dos (yo de las piernas y James de los brazos) y juntos la metimos en la casa. La dejamos en el sillón momentáneamente y salí a hablar con el guardia.
-Muchas gracias por traernos. Si alguna vez necesita algo, como un detective o algo así…-Deje la frase sin terminar, sonriendo
-Claro, vendré a buscarlo
-Buenas noches, Flint
-Buenas noches
Entré y subí a Mary por las escaleras. La acosté en mi cama y baje con James. Lo encontré sentado en una silla, mirándome fijamente sin mostrar ninguna expresión. Cuando se trataba de un caso, nunca bromeaba.
-Y bien, ¿Qué descubrieron?-preguntó
-Bueno, al parecer, lo que dijo Winfred en el juicio tenía sentido. La “W” y la “C” venían de “Waldon Clocks”. No estoy seguro sobre la “J”, pero creo que tal vez pertenezca a algún grabado en un reloj, seguramente de plata-La expresión de James cambió. ¿Acaso parecía contrariado?
-“Oh, vosotros, poseídos de sano entendimiento… descubrid la doctrina que se oculta… bajo el velo de tan extraños versos”
-¿Qué? ¿De qué hablas?-pregunté confundido
-Dante Alighieri, La Divina Comedia-dijo James, como quien acaba de descubrir el secreto del universo-Deberías leer más.
-Bueno, ¿y a que viene ese comentario?
-Es una forma de decir que eso no es todo, que hay algo mas-explicó James-Es como decir que esto tiene un doble sentido.
-¿De qué hablas?
-Quiero decir que esto es algo más profundo que un reloj.
-¿Cómo?
-Es que no es obvio-dijo, indicando claramente que era obvio-Winfred sospechaba que el asesino estaría en su juicio. Alguien que pudiera incriminarlo tan astutamente seguramente también estaría en su juicio. Por lo tanto, dio las letras solamente para que una persona pudiera descifrarlas. Alguien como yo. La foto que le envió a Mary era un señuelo, una pista falsa, para que solo una persona inteligente pudiera descifrarla. Si lo notas, W y C forman las iniciales de “Winfred & Charles”, la aseguradora de Evan. Debe haber alguna pista allí. Habrá que ir a revisarla.
-Iré ahora mismo
-¿Queee? ¿Ahora? No, es muy tarde. Ve mañana.
-Para mañana, Winfred ya estará muerto. Volveré antes de las 5. Dame tu reloj, el mío se rompió.
-Mi… Reloj-dijo. Sus labios formaron una línea recta. Luego, su expresión volvió a la normalidad-Está bien, pero cuídalo-Lo tomó y me lo dio. Inmediatamente me lo guardé.
-Nos vemos-dije, mientras giraba el pomo de la puerta.
-¡Will!-Me volví-Cuídate
James vio salir a Will y supo que su relación, después de esa noche, ya no sería la misma. Lentamente, comenzó a subir las escaleras hacia su habitación, sabiendo que tenía una larga noche por delante.
Llegué a una intersección y doble a la derecha. Sabía dónde quedaba la aseguradora, pero era muy lejos. Mientras caminaba, no podía evitar pensar. Entonces, volvió a asaltarme esa sensación de que algo estaba mal. Pero no iba a contradecir a James. Él era el detective. El que tenía todas las respuestas. El que recordaba… Otra vez esa sensación. Entonces recordé lo muy extraño que había sido que James olvidara la fábrica. A raíz de eso, me vino a la cabeza lo raro que James se había comportado ese día. Lo mal que había tratado a Mary, su resistencia para tomar el caso, su deseo de quedarse en casa. Eso no era propio de él. También recordé que quería que me quedara en casa y su cara cuando le dije sobre lo descubierto en la fábrica. Tampoco había querido prestarme su reloj… Eso me hizo ver la hora. Mientras lo hacía, rememoré el incidente de la mañana. Había algo en el que todavía no me quedaba claro. Pero no sabía que era. Giré la cabeza a un lado y vi una tienda de instrumentos. Entonces supe que era lo que me molestaba. James no sabía tocar violín. Ni tenía uno.
Tropecé y caí al suelo. El reloj se me salió de las manos. Me levante y me limpié la ropa, mientras maldecía mi estupidez. Pero eso era secundario. Mi mente empezaba a formar una teoría y sabía que no me gustaría.
Me agaché para recogerlo. Estaba dado vuelta. Había algo escrito en su reloj de plata:

Waldon Clocks
Julie
Plata, W.C.J.
El hombre salió de la habitación, intentando amortiguar el crujido de la puerta. Sus pisadas eran precisas y su expresión, firme. Iba a atar los cabos sueltos.
Corrí a través de las calles, sin detenerme. Ahora todo tenía sentido. La rara actitud de James, su resistencia a aceptar el caso, por qué no quería prestarme su reloj, todo.
El hombre cruzó el pequeño pasillo que lo separaba de la habitación del único testigo del caso.
Su próxima victima
Pase junto a una pareja, que me miró extrañada. No les presté atención. James lo había hecho muy bien. Mi confianza ciega hacia él había hecho que no prestara atención al sentido de sus palabras. Había logrado crear una excusa para que me fuera de la casa, y yo no había preguntado, tal vez, donde quedaban la J o Plata en su teoría. Pero aun no era tarde. Tenía que llegar antes que…
El hombre penetró en la habitación. Su sombra se proyectaba en la pared, convirtiéndolo en un monstruo. Se acercó a la mujer que descansaba en el lecho. Extrajo algo de su bolsillo. Metal. Un destello.
Era un cuchillo.
Me abalancé a la carrera contra la puerta principal y la rompí en el acto:
-¡¡Mary!!-grité-¡¡Despierta!!James es el asesino-Oí un grito y corrí a su habitación. Estaba ella despierta, señalando a la habitación de James
-Se fue por ahí-La dejé allí sola y entre en la otra habitación. No había nadie. Abrí el armario. Dentro había un fonógrafo. Entonces eso explicaba el violín, y la extraña recuperación después del Opio. Eso había sido fingido. Lo del Opio. Entonces…
-Por Dios, James fue al juicio-exclamé. Entonces me volví. Y lo vi.
-Bien, me has descubierto, y lo admito, muy rápido-dijo, con esa característica sonrisa suya
-¿Por qué?-Fue todo lo que logré articular. No me sentía enfadado sino… confundido y traicionado
-Alguien con tu intelecto seguro lo sabe-Hizo una pausa, como si esperara que se lo dijera-bueno, es simple. Tal vez estaba aburrido. O drogado. O tal vez, es porque estoy loco, locolocoloco-dijo, haciendo extraños gestos y moviéndose de manera espasmódica. Tal vez, si estuviera loco.
Empezó a hacer sonidos extraños y corrió y chocó varias veces contra la pared. Y entonces, de repente, volvió a la normalidad:
-James, hay que internarte-dije, como quien tranquiliza a un animal.
-Sí, podrías hacerlo, ¡Si no me mato primero!-dijo, elevando un cuchillo a la altura de su cuello. No había nada que yo pudiera hacer. Lentamente, fue pasando el cuchillo a través de su cuello, embadurnándolo con su sangre. Muy lentamente. ¿A que esperaba? Entonces, de la oscuridad, un objeto pesado voló hacia James y le dio en la cabeza. Él se desmayó y cayó al suelo. Desde las sombras, se oyó una voz:
-Lo siento-dijo Mary, entrando en la habitación-no sabía qué hacer.
El resto, en realidad, fue muy simple. Le expliqué mi teoría a la policía, que, claro, fue aceptada, acompañada con la confesión de James. Evan quedó libre y Mary fue a vivir con él. El cuchillo (a pesar de estar cubierto por la sangre de James) fue determinado como el arma asesina. A James lo encerraron en un manicomio, donde cumpliría una pena de veinticinco años. Fue diagnosticado con Esquizofrenia y otras patologías que ni siquiera reconozco. Se podría decir que así terminó todo. Hasta que… Iba caminando por la calle, intentando no pensar en él. Ciertamente, no podía no hacerlo. Lo que pasaba es que, otra vez, sentía que había algo que no cerraba, aunque no entendía de qué se trataba. Era algo sobre los Winf… De repente, un recuerdo pasó por mi mente. Algo que él había dicho, casi por azar, varios años atrás. Entonces, quedé asombrado y, mentalmente, retrocedí para admirar la obra de un genio.
-James-dijo una psiquiatra-Alguien quiere verte-Del otro lado de las rejas, vi a James moverse lentamente hacia mí. La Psiquiatra/Policía abrió la puerta:
-Cinco minutos-anunció mientras la cerraba detrás de mí.
-¿Qué haces aquí, Will? ¿Acaso no tienes miedo de que te haga daño, dañodañodaño?-preguntó, haciendo la misma serie de movimientos que la vez anterior.
-“Oh, vosotros, poseídos de sano entendimiento… descubrid la doctrina que se oculta… bajo el velo de tan extraños versos”-dije-No te referías solo al reloj, ¿verdad James?
-¿Qué?
-Ya puedes dejar de fingir, sé que no estás loco-Al principio su cara reflejó confusión, pero luego, pasó al alivio.
-Lo has deducido-James estiró los hombros-Aahhgg, como extrañaba portarme bien. Es abrumante estar todo el día alrededor de estos locos, tener que tirar las pastillas y además los exámenes…
-Se por qué lo hiciste, pero nunca dije que no iba a delatarte-Su mirada cambió de repente.
-No lo harás ¿verdad?-dijo, con verdadera preocupación en los ojos.
-No, mientras que tu hermano no vuelva a asesinar a nadie-Así es, su hermano era el asesino. Mientras pensaba recordé que James había mencionado hace mucho la muerte de su cuñada y sus sobrinos en un incendio. Él había mencionado que su hermano estaba devastado y que el seguro se había negado a pagar, acusándolo a él de haberlo causado. Había sido encerrado por varios años, sin pruebas. Fue entonces cuando relacioné todo y deduje que su seguro había sido Winfred & Charles. Cuando salió, hizo lo único que le quedaba por hacer. Vengarse.
-No, claro que no
-Pero, hay una cosa que no entiendo: ¿Cómo supiste que tu hermano había cometido el asesinato y como obtuviste su reloj y su cuchillo?
-¿Su cuchillo? Jajá, yo nunca tuve su cuchillo. Era un cuchillo de nuestra cocina. Fue el que Mary vio y por eso vino con nosotros. Si hubiera ido con otro detective…
-Claro, por eso lo embadurnaste con tu sangre, para que fuera imposible de analizar.
-Exacto. En cuanto a cómo me enteré del asesinato, mi hermano me lo dijo. Fue a buscarme una noche, pidiéndome que lo protegiera. Entonces me dio su reloj, que, por mala suerte, Winfred había visto mientras él asesinaba a su familia y lo dejaba inconsciente. De todas formas, no todo lo que dije era mentira. Winfred si sabía que mi hermano, Silas, seguramente estaría en el juicio. Por lo tanto, cuando dijo lo que había visto lo dijo en código, para que el asesino no lo descifrara. Como sabía que mi hermano estaría en peligro cuando empezáramos a investigar, tuve que atraer toda tu atención sobre mí mismo.
-¿Entonces fuiste al juicio, verdad?
-Sí, fui esa mañana. ¿Supongo que ya te habrás dado cuenta lo del violín, no es así?
-Si
-En verdad fue muy improvisado. Había dejado el fonógrafo encendido para que pensaras que estaba allí. Acababa de entrar por la ventana cuando empezaste a aporrear mi puerta como loco.
-Pero entonces… ¿Sabías que tu hermano intentaría asesinar a Mary?
-No, y por eso me sorprendió cuando lo vi entrar por mi ventana. El creyó que estaba dormido. Si tú no lo hubieras hecho, yo lo hubiera detenido. Cuando tu apareciste, el huyo por la ventana y yo me escondí en mi habitación. Cuando llevé el cuchillo a mi cuello, vi que Mary estaba a punto de tirarme esa sartén, así que solo esperé ya que ella no sabía que la había visto. De todas formas, no esperaba que adivinaras esto. Eres un gran detective.
-Y tú el maestro que ideó todo esto. Sin embargo, hay algo que creo que deberías tener-dije, mientras extraía un pequeño objeto de mi bolsillo. Metal. Un destello.
Pero esta vez, no era un cuchillo. Era un reloj.
Waldon Clocks
Julie
FIN



CAPITULO 1: EN LA NAVE
24 DE JUNIO DEL 2114 08:30 PM, EL CAPITAN ESPACIAL NORTEAMERICANO JOSH MENAL ESPERABA NUEVAS ORDENES DEL COMANDANTE. HACIA YA MEDIA HORA HABIA TERMINADO DE VIGILAR LOS MANDOS DE LA NAVE, HABIA SIDO UNA FALSA ALARMA, NO HABIA HABIDO ERRORES, TAN SOLO LA COMPUTADORA HABIA SENTIDO EL ROCE DE UNA ENVOLTURA DE CHOCOLATE Y HABIA DADO ALERTA ROJA, VAYA MAQUINAS, Y AHORA SABIA QUE SI LA ALARMA SE DISPARARA SOLA EN CUALQUIER MOMENTO, NO DEBERIA DARLE IMPORTANCIA. DE IMPROVISTO, SU MENTE VIAJO UNOS 5 AÑOS ATRÁS, CUANDO HABIA ACEPTADO LA MISION… ``ÉL TENIA UNA FAMILIA NUMEROSA. 3 HIJOS Y UNA HIJA, SU HIJO MAYOR GEORGE TENIA 24 AÑOS Y ERA MECANICO, Y SIEMPRE LE ARRAGLABA EL AUTO A SU PADRE. EL ERA (POR DECIR) EL HOMBRE DE LA CASA CUANDO SU PADRE ESTABA DE VIAJE, PERO NO POR MUCHO, PUES YA TENIA UNA NOVIA LLAMADA CLARA Y PENSABAN IRSE A VIVIR JUNTOS. GEORGE ERA MUY ALTO Y FORTACHON, PUES PRACTICABA PELEA, Y TENÍA EL PELO MARRON, AL IGUAL QUE SUS OJOS. SU OTRO HIJO, CLARK, ERA TOTALMENTE LO CONTRARIO A GEORGE. TENIENDO 18 AÑOS, SABIA TODO ACERCA DE COMPUTADORAS Y SIEMPRE ESTABA CON SU LAPTOP A MANO. CLARK ERA PACHONCITO Y BAJO TENIA UN PELO BLANCO COMO LAS NUBES Y OJOS CELESTES. NO ERA MUY ACEPTADO EN LA ESCUELA NI TENIA MUCHOS AMIGOS, ECEPTO ANNIE Y JORDAN, SUS DOS MEJORES AMIGOS. A PESAR DE SER ASI, SE LLEBABA MUY BIEN CON SU HERMANO GEORGE. SU HIJO MAS PEQUEÑO, DRAKE, TAN SOLO CONTABA COM 10 AÑOS Y AMABA A LOS DINOSAURIOS. DRINO LE DECIAN SUS HERMANOS (DR POR DRAKE Y INO POR DINOSAURIO). TE DECIA TODO LO QUE QUISIERAS SABER SOBRE ELLOS SIN DUDAR, LE PREGUNTASES SOBRE TERÓPODOS, SAUROPODOMORFOS, SEGNOSAURIOS, ORNITÓPODOS, MARGINOCÉFALOS O TIREÓFOROS EL SABIA RESPONDERTE. ERA DE ESTATURA MEDIANA Y FLACO. SU PELO ERA CASTAÑO Y SUS OJOS VERDES. Y POR ULTIMO ESTABA SU HIJA, LUNA, DE 4 AÑOS, A LA QUE LE ENCANTABA LA ``PERCINEART´´ (PLASTICA EN 3D DEL FUTURO) Y TODO RELACIONADO CON ELLA. TENIA PELO LACIO Y LARGO, OJOS AZULES, Y ERA FLACA Y BAJA. ESTABA DESPIDIENDOSE DE ELLOS EN UNA BASE DE LA NASA Y ELLOS LLORABAN, PUES LA MISION QUE HABIA ELEGIDO ERA PELIGROSA Y MUY LARGA, DURABA CINCO AÑOS Y SE TRATABA SOBRE CAPTAR FOTOS A POCA DISTANCIA DE UNA SUPERNOVA, QUE SEGÚN HABIAN PREDICHO LOS CIENTIFICOS, SE ORIGINARIA EL 13 DE AGOSTO DEL 2114 4:53 AM´´. LA SUPERNOVA SE ORIGINARIA EN 19 DIAS Y CONTANDO. YA HABIA LOGRADO PERCIBIR EL PLANETOIDE MUERTO, H54MJ78, O COMO LO LLAMABAN, KRESTRO, A 10 HORAS DE DISTANCIA, AL QUE NO PODRIAN VISITAR PORQUE ESTABA MUY CERCA DE EL LUGAR DONDE SE ORIGINARIA LA SUPERNOVA Y NO SE SABIA LOS EFECTOS QUE TENDRIA LA SUPERNOVA EN LOS HUMANOS, PODRIA MATARLOS O MUTARLOS, ENLOQUECERLOS, PERO TAMBIÉN PODRIA SER INOFENSIVA A TAL DISTANCIA. SE LEVANTO DE SU CAMA Y EMPEZO A DEAMBULAR EN LA HABITACION, PUES DEBIA ESTAR ATENTO CUANDO APROXIMADAMENTE EN 5 HORAS, ROSARA LA ATMOSFERA DE KRESTRO, CUANDO DEBERIA MANIOBRAR PARA ESTABILIZAR LA NAVE. AUNQUE KRESTRO TENIA BUENA ATMOSFERA Y OXIGENO, A TODOS LOS EQUIPOS DE INVESTIGACION QUE LLEGABAN ALLI NO LOS DEJABAN SACARSE EL TRAJE, PERO NADIE SABIA PORQUE, ERA TEMA DEL COMANDANTE SUPERIOR, KRONOS HASDER. MIENTRAS CAMINABA POR SU HABITACION SE ECHO UNA MIRADA FUGAZ EN EL ESPEJO. HABIA CAMBIADO MUCHO DESDE QUE SE HABIA IDO AL ESPACIO, SU PELO NORMALMENTE RUBIO HABIA SIDO AFECTADO POR NO SABIA QUE, Y SE HABIA VUELTO CANOSO, Y PARECIA DE 70 AÑOS AUNQUE SOLO CONTABA CON 57. SU CUERPO DE MINERO (PUES SU PRIMER TRABAJO HABIA SIDO EN LA FAMOSA CUEVA DE ORO EN JUPITER) SE HABIA IDO LLENANDO DE ARRUGAS, AUNQUE TODAVIA CONSERVABA SU EXTAORDINARIA FUERZA (OBRA DE UN KATANO DEL PLANETA KOLITBU, QUE TENIA PODERES SOBRENATURALES). LUEGO MIRO COMO SUS OJOS, ANTES MARRONES, SE IBAN CONVIRTIENDO EN UN GRIS RATA. ENTONCES DECIDIO IR A REVISAR LAS GRABACIONES DE LA NOCHE ANTERIOR, CUANDO ESTABAN APUNTO DE DORMIR (SABIAN QUE ERA DE NOCHE PORQUE TENIAN SUS RELOJES AJUSTADOS A LA HORA TERRESTRE) Y HABIAN ESCUCHADO ALGUNAS PALABRAS (SEGURAMENTE EXTRATERRESTRES) QUE NO HABIAN LOGRADO DECIFRAR TODAVIA. LAS PALABRAS LAS HABIA CAPTADO EL RADAR HIPER SENSIBLE SONICO, DEL QUE ESTABA A CARGO UN CRIPOSTIANO (PROCEDENTE DEL PLANETA CRIPOS) LLAMADO KART, QUE A LA VEZ TAMBIÉN ERA SU MEJOR AMIGO, ESTABAN EN UN ESPECIE DE CODIGO. CAMINO HASTA LA GRABADORA Y EMPEZÓ A ESCUCHAR: ``ETREUM, ERGNAS, NIHSIROM´´. SE REPETIA MUCHAS VECES, COMO UNA MELODIA. PERO TAMBIÉN UN LAMENTO. NO ERA NINGUN IDIOMA CONOCIDO. TAMPOCO UN CODIGO ANTES USADO. AL CABO DE UN RATO, SE DIO CUENTA QUE NO TENIA SENTIDO SEGUIR, Y DECIDIO SALIR DE SU CAMAROTE. SE PUSO UN TRAJE TERMICO, DISEÑADO PARA LAS TEMPERATURAS HELADAS DEL ESPACIO.
(Fragmentos extractos del diario de rabí Jaiai)
9 de sivan, 3790
Es un milagro que estemos vivos! Hace semanas los del pueblo judío venimos huyendo de los romanos por todo Eretz Cnaan, pero por fin encontramos un buen sitio para quedarnos. Este lugar es increíble. Cascadas que caen desde lo alto, miles de espacios verdes, no hay enfermedades ni hambre. Tenemos casas, como esta, que es de madera con techo de paja. Tengo una cama cálida sobre donde dormir, muebles: un ropero, sótano, etc. En este lugar se respira aire puro, y somos libres. ESTAMOS ESCONDIDOS. Estamos en un valle escondido entre las montañas, un lugar perdido en el tiempo, ESTAMOS EN EL PARAISO DE ADAN Y EVA. Todo empezó la semana pasada, en un refugio temporal anti-romanos en ierushalaim…
2 de sivan, 3790
El viento arenoso secaba mi boca, pero yo no tenia nada para saciar la sed. La carpa mal armada se agitaba con el viento y partículas de arena entraban por las aberturas mal remendadas. Las estacas de madera no resistirían mucho y terminarían destrozándose. Había un frio que calaba los huesos y al respirar podía sentir el rastro gélido llegando a mis pulmones. La luna llena brillaba en lo alto del firmamento, junto a pequeños puntos de luz llamados estrellas. Sabía que Él estaba allí, en algún lugar de ese infinito universo. Claramente nosotros no podríamos sobrevivir allí mucho tiempo más, deberíamos mudarnos rápido. Pero igual sabia que adonde fuéramos seria igual que allí: un lugar sin agua, con calor extremo de día y frio gélido de noche, un ambiente en donde lo único que se ve es arena y mas arena. Un desierto, en fin. Pero con el coto adicional de que siempre somos perseguidos por los romanos. ``nos encontraran algún día´´ dice mi discípulo Jesús de Nazaret, hijo de María y José. Espero que se equivoque. Comí un trozo del pan que me habían dado esa tarde y salí hacia la habitación del más viejo de los de nuestro grupo y a la vez mi padre, Rabí Ismael. Cuando salí de la carpa, resbale con la arena y perdí el equilibrio. Caí y volví a levantarme para continuar el camino. A pesar de él tener 80 años, estaba en perfecta salud mental y física. Llegue hasta su carpa y entré. El anciano estaba sentado en un rincón de la carpa y me sonrió amablemente. Luego se paró y me ofreció una tasa de té que yo acepté con gusto. Me senté en el suelo a charlar con el sobre nuestra situación. Él me decía que no había lugar seguro en el mundo, pero se equivocaba. Entonces, ocurrió un milagro. Los ojos del rabí Ismael empezaron a dar vueltas sobre sus parpados y él empezó a decir todo tipo de cosas incomprensibles: l vll dtrs d ns mntñs s l lgr sgr, vms hr, l vll d dn y v… etc. No le entendí nada y pensaba que tenía alucinaciones o algo parecido. Entonces el aciano se paro y empezó a correr por toda la carpa, como buscando algo. Entonces agarró una hoja de pergamino y una pluma y empezó a garabatear en ella. Yo mismo fui testigo de cómo trazaba líneas incomprensibles a lo largo de la hoja. En una punta de la línea escribió Ierushalaim en la otra estaba escrito EL EDÉN. No entendía porque había escrito eso. El Edén había sido el lugar donde habían vivido Adán y Eva antes que fueran desterrados, pero el lugar se había perdido en el tiempo-espacio. Entonces Ismael escribió en el borde inferior del pergamino: ``Allí estarán a salvo. Debes cuidar al pueblo´´. Y luego se desplomó en el suelo. Entonces lo entendí: Una intervención divina había sido lo que yo había presenciado. Y lo que debía hacer era guiar al pueblo hacia el Edén guiándome por los dibujos trazados en el pergamino, que en realidad eran un mapa. En ese momento me acorde de mi padre, y me agache a socorrerlo. El alivio fue muy grande al ver que respiraba normalmente; solo se había desmayado. Esa misma noche reuní a todo el pueblo y les dije que juntaran sus cosas; nos esperaba un largo viaje.
5 de sivan, 3790
Los últimos 2 días los habíamos pasado caminando por el desierto. Mi padre ya se había recuperado, pero no recordaba nada de lo sucedido luego de charlara conmigo. En esos días que habían pasado, mucha gente de mi pueblo había perecido. Pero yo presentía que esas muertes no serian en vano. La arena quemaba bajo mis pies descalzos, sacándome ampollas. Apenas teníamos para comer y nada para tomar. No sabíamos cuanto mas duraría el viaje y si alguna vez llegaríamos. Algunos hasta dudaban que si lo que había dicho rabí Ismael era una verdadera intervención divina, o solo las habladurías de un viejo tonto. Yo defendía a mi padre, aunque también dudaba un poco. Ese día fue, sin duda, un día largo y cansador para todos. Estábamos en medio del viaje cuando todo ocurrió: los romanos nos encontraron. Repentinamente una flecha voló por los aires, y me rasgo la túnica que me había regalado mi abuelo; aunque sentí mucho odio luego me di cuenta de que debía estar feliz: la flecha podría haberme matado. Todos se dieron cuenta rápidamente del ataque y salieron corriendo despavoridos, pero en grupo. Mientras corría Jesús de Nazaret se me acerco y me dijo: -te lo dije, nos encontraron. Maestro, creo que deberíamos escondernos detrás de esos arbustos, en el pantano. Allí no nos buscaran.
–buena idea, ahora mismo vamos para allá-dije y les hice unas señas al pueblo para que me siguieran. Al segundo todos estuvieron detrás de mí y nos escondimos en el lugar antes mencionado por Jesús. En el momento en que Él iba a esconderse, vio una niña que se había separado del grupo, pero solo llego a ponerla en un lugar seguro antes de que lo capturaran. Ni siquiera intento resistirse, sabia que eso solo empeoraría las cosas. Y para aumentar mi tristeza, escuche al guardia decir que lo crucificarían el año entrante. Acto seguido, los romanos se fueron. Aunque el sentimiento de perdida fue grande en el pueblo, no nos detuvimos, y seguimos nuestro camino. Al anochecer llegamos al lago dibujado en el mapa: El Iarden. Mandamos a algunos soldados a investigar a algunos soldados si había forma de cruzarlo, pero volvieron negando con la cabeza. Esa noche me dormí con un pensamiento en la mente: ``necesitaríamos un milagro´´.
6 de sivan, 3790
Me levante con un gran dolor de cabeza. Claramente no podríamos cruzar el lago, seria imposible. No había puentes, balsas, canoas, nada. Esa tarde me reuní con los demás jajamim del pueblo, en una ceremonia llamada: ``JOJP´´. Junta Oficial de los Jajamim del Pueblo. Allí estábamos mi padre, rabí Natan, rabí Iehuda, rabí Iojanan y yo. Anteriormente también Jesús, pero había sido capturado. Empezamos a discutir como cruzar el lago: Natan dijo que nadando, pero esa idea fue rápidamente descartada pues, la corriente era fuerte, y algunas personas no podrían lograrlo. A Iehuda se le ocurrió construir un puente, pero para hacerlo deberíamos tener gente del otro lado, y además el Iarden era largo como para poner uno. A Iojanan se le ocurrió construir una muchas balsa con madera de los arboles. Todos estuvimos de acuerdo y acto seguido nos pusimos a trabajar. Trabajamos toda la tarde cortando madera con hachas y luego atando los troncos con hojas de banano y savia. Al anochecer teníamos todo listo, y aunque no fuera el mejor horario para partir, lo hicimos. La corriente era muy fuerte, pero todos lograron estabilizar sus balsas. De repente, una ola golpeo la mía, lanzándome por los aires a las turbias y negras aguas del Iarden.
7 de sivan, 3790
No se cuanto tiempo estuve nadando sin control y no recuerdo bien que paso, pero al cabo de un rato me desperté en una balsa a orillas del lago. Era de mañana y el sol salía por el este. El propietario de la balsa me ayudo a bajar y contemple algo que no había visto nunca: montañas. Una gran cantidad de tierra que subía en forma de cono y se perdía entre las nubes. Tenía miles de cuevas y escarpadas paredes de roca. Mi abuelo tal vez había sido el único del pueblo que había visto montañas hasta ahora; el había visitado el norte de Eretz Cnaan. Nuestro pueblo estaba en el centro, por eso nadie nunca había visto una. Algunos hasta podrían no saber de que se trataba. La descripción del anciano era igual a lo que estaba contemplando. Repentinamente un niño apareció a mi lado y me pregunto señalando hacia donde yo miraba: -¿Qué son esas cosas? -Montañas. Se forman con la erosión de la tierra pero tardan mucho en crecer-contesté -¿y son malas? -no, en absoluto-respondí-ni siquiera están vivas -¿están muertas?, ¿las mataron? -no y no. Nunca vivieron, están hechas de piedra y roca -ah -creo que deberíamos subir por allí, ¿no?-dijo el hombre que me había salvado la vida y que luego me di cuenta era Natan. Consulte el mapa y asentí con la cabeza: estábamos muy cerca pero para llegar deberíamos cruzar las montañas. En cuestión de minutos, todos estábamos preparados para partir. Empezamos a subir la escarpada montaña. Pequeñas rocas caían por los costados sin dañar a nadie. Desde esa vista podía observar que el supuesto valle estaba rodeado por cuatro de esas montañas. Era un desafío subir por ese montón de tierra: Era escarpado, resbalaba, etc. Tardamos toda la mañana en subir. En la cima había un cráter. Me extrañe, eso no coincidía con lo que había descrito mi abuelo. De todas formas no pude quedarme pensándolo porque (al igual de todos) caí por la montaña luego de un repentino temblor. Puedo decir que la bajada fue rápida y dolorosa, pero nadie murió. Llegamos al suelo al anochecer y allí montamos campamento. Estábamos en el valle que tanto habíamos buscado: ``El Paraíso´´.
8 de sivan, 3790
La mañana fue esplendida: el sol brillaba, pero había una refrescante brisa. No más arena. Ahora había pasto y tierra fértil para poder plantar lo que quisiéramos. No solo eso, también había arboles ya plantados. Recorriendo el valle nos dimos cuenta que había cataratas y miles de animales: No pasaríamos más hambre ni sed, LA VIDA NO SERIA PURO SUFRIMIENTO. Los romanos ya no nos encontrarían. No estábamos mas bajo peligro. Lo único que faltaba era armarnos hogares, para poder vivir. Luego de meditarlo, decidimos que haríamos casas de madera. Cada uno se haría la propia y sus propios muebles. Luego plantaría 3 arboles por cada 1 que talara, y debía cuidarlos. Al empezar, se harían las casas de viejos y enfermos. Esas, solamente, se construirían en grupo. Cada uno podría elegir el lugar donde construir su casa, pero si dos personas querían el mismo lugar, lo decidirían los jajamim. Y así empezamos a trabajar. La casa de los enfermos y viejos se armó rápido. Se construyo con madrea de roble solido y puerta con traba, para que no entraran animales. Luego, cada uno se fue por su lado. Yo decidí construir la mía al lado de una catarata al norte del valle para tener agua cerca. Cuando termine de construir la casa (5 horas después) ya era de noche, y había plantado 3oo arboles (recordatorio: regarlos) y fui a dormir a mi nueva casa. La cama era cómoda y caliente. Esa noche me dormí con un pensamiento: ``lo logramos´´.
9 de sivan, 3790
Esa fue toda la semana. Ahora estoy sentado en mi silla. Creo que pronto iré a regar los arboles. Esperen, escucho un ruido. Oh, no, son las armaduras romanas. Estamos perdidos. Por suerte aun están del otro lado del valle, podemos prepararnos. Esperen, acaba de haber un temblor. Será un arma romana. No, ahora que lo pienso, fue de la tierra. Miro por la ventana y veo como algo de diferentes tonos de rojo, amarillo y naranja baja cuesta abajo por lo que yo confundí con unas montañas: lava. Eso significa que las montañas en realidad son unos volcanes. Eso nos da una ventaja, los romanos no podrán cruzar las montañas. Pero luego me doy cuenta que los volcanes rodean la aldea: estamos atrapados. Y cuando el agua del estanque empieza a hervir, se que seré uno de los primeros en morir. Seré uno de los primeros en sentir el calor hirviente de la lava. Mandare este diario a través de mi paloma para que las personas futuras sepan la historia del pueblo judío. Adiós para siempre
Rabí Jaiai

Este diario fue encontrado cerca del Iarden junto a una paloma muerta hace 5 años.
(Fragmentos de extractos de jeroglíficos en la tumba de Tutankhamon)
14 de Sívan, 3790
Sé que se acerca mi hora. No me queda mucho tiempo. Espero terminar de escribir esto. Terminar la historia incompleta de mi diario. Siento que las toxinas hacen efecto en mi cuerpo. Con un último adiós, les revelo mi historia…
Rabí Jaiai
9 de Sívan, atardecer, 3790
La lava iba llegando a mi casa poco a poco. Mi paloma ya no se veía más que como un punto en el horizonte. Se oían los gritos del pueblo pidiendo auxilio. Yo rezaba por salvar al pueblo, o al menos que nuestra muerte fuera rápida y sin dolor. No me atrevía a salir de mi casa porque no soportaría verlos sufrir. El agua de la cascada ya se había secado. El Paraíso se estaba destruyendo. No podía parar de pensar en mi gente, y que esta vez yo no podía ayudarlos. Pero entonces algo sucedió, me vino una idea a la mente. La idea de seguir luchando. La idea de no quedarme ahí sentado cuando más me necesitaban. Me levante de mi cama y salí al valle. Las personas corrían y gritaban por doquier y la lava estaba muy cerca del pueblo, amenazando con destruirlo.
Entonces lo vi. Había un camino que pasaba a través del volcán. La lava todavía no había llegado allí, por lo que podíamos pasar. Pero disponíamos de poco tiempo. Rápidamente rebusqué en mis ropas buscando mi shofar para llamar al pueblo. Su sonido se impuso sobre cualquier otro. Toda la comarca, sin excepción, levantó la mirada hacia el lugar donde este provenía. –Aquí, hay una salida-grité. Todos empezaron a correr hacia mí. Yo a su vez, corrí hacia la salida. Pasé por el hueco que había quedado abierto y salí fuera del valle. No había ningún soldado romano como había creído, solo un paisaje desolado y hostil. El pueblo había quedado rezagado, pues entre ellos había ancianos y niños. Entonces, el volcán explotó. Las rocas empezaron a caer, destruyendo la salida y dejándome a mi aislado de la comarca. Pero lo peor pasó antes de que cayeran, pues la lava los engulló. Literalmente. Los envolvió en un estallido de colores y tonos naranjas. Entonces, me desmayé.
10 de Sívan, 3790
Toda mi vida pasó frente a mí como un mar turbio y desenfrenado. No recuerdo que vi, pero sé que fue mi vida. También recuerdo mi resistencia a despertarme, intentando aferrarme a cualquier recuerdo. Pero desperté. Y fue la primera vez, que deseé no haber despertado. Inevitablemente, las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas. Al principio fue solo un sollozo, pero luego se convirtió en un llanto desesperado. Ya no tenía porque vivir, no me quedaba nada. Todo había muerto en el valle: Mi padre, mi cabaña, mis amigos, mi pueblo… y con eso mi vida. Pero quedarme ahí sentado llorando y quejándome no arreglaría mis problemas. Me levanté y empecé a caminar. Cada paso me dolía, pero no físicamente, sino en el alma. El cuerpo me pesaba y los brazos no me respondían, a pesar de que sostenía mi bastón. Solo podía caminar, aunque no tenia donde ir.
El paisaje era siempre el mismo, desierto. No había señales de civilización cerca. Solo lograba sobrevivir gracias a algunos oasis que encontraba en el camino. En la tarde, me estaba volviendo loco. El silencio era absoluto. Normalmente, eso me hubiera gustado, pero ahora me parecía la más horrible de las prisiones. En la noche empecé a tener hambre. Un hambre arrasadora. Necesitaba comer algo pronto, pero claramente, es muy difícil encontrar comida en el desierto.
No veía nada y la noche se cerraba sobre mí. Entonces los escuché. Aullidos hambrientos cruzaban la noche. Eran lobos. No estaba seguro de cuantos había ni donde estaban, pero sabía que debía moverme rápido. Agarré mi bastón, que hace mucho no usaba, y me prepare para pelear. Como no sabía dónde estaban, pero ellos si donde estaba yo, lancé arremetidas con el palo por doquier. Pocos minutos después, le di a uno en el hocico y oí un aullido lastimero. Entonces golpeé otra vez en el mismo lugar que antes, pero ahora allí no había nada. Dado al impulso de la arremetida, caí de lleno en la arena. Todos los lobos (si es que había mas) se fueron acercando a mi silenciosamente. Entonces, uno de ellos me dio un mordisco, causándome una grave herida. Estaba seguro que mi destino estaba sellado, cuando una luz ilumino el ambiente. Fue tan repentinamente que me cegó. Luego los lobos empezaron a aullar y salieron corriendo de allí. Uno de ellos choco contra una roca y quedó tendido en el suelo. Me levante y vi que de la herida salía un reguero de sangre, aunque no era tan grave como había pensado. A mi lado yacía un lobo muerto, con una herida en la cabeza. Luego busque a lo que había causado la luz, pero no encontré ningún indicio en los alrededores. Después, tomé el cuerpo inerte del lobo, prendí una fogata y lo asé. Luego me tendí en la arena pensando en que cosas me depararían mañana.
11 de Sívan, 3790
El sol estaba radiante esa mañana. El cielo estaba completamente despejado y no había ni rastro de nubes. Pero esa no era una razón para alegrarse en el desierto, todo lo contrario. El calor era sofocante y no había nada de sombra. Debía estar a unos cuantos kilómetros de Ierushalaim, aunque aun no divisaba la ciudad. En cuanto pensé en ella, recordé algo que había dejado en un lugar recóndito de mi memoria. Entonces me di cuenta de que debía llegar allí rápidamente.
A media tarde, divisé señales de vida. Tres hombres se acercaban hacia mí con rapidez, pues iban a caballo. Demasiado tarde me di cuenta de que eran romanos. Para entonces, ya estaban a pocos metros de mí. Intente huir, pero ellos iban en caballos y rápidamente me alcanzaron. Uno de los hombres ya se abalanzaba sobre mi cuando yo lo golpeé con mi bastón en el rostro. El hombre cayó del caballo y quedo tendido en el suelo. Luego lancé una arremetida contra las patas del caballo del otro hombre. El este cayó a la arena, tirando al caballero consigo. Pensé que tenía una posibilidad de escapar, ya que solo debía vencer un hombre, pero evidentemente me equivoque. De eso me di cuenta cuando un “aguijón” se me clavó en el cuello. Miré al caballero que quedaba, y vi que sostenía una cerbatana-”no”-pensé antes de sumirme en un profundo sueño.
“Estaba en un profundo lago, del que intentaba salir. Nadaba y nadaba hacia arriba, pero parecía que cuanto más lo hacía, mas me alejaba de la superficie”. Cuando estaba a punto de ahogarme, desperté.
12 de Sívan, 3790
Al principio no reconocí donde estaba. Aunque luego tampoco lo hice. Pero después de otro rato, me di cuenta de que era una celda. El lugar era sombrío y lúgubre. Las paredes estaban llenas de humedad y por los rincones correteaban ratas. La única luz provenía de una antorcha en la pared, que despedía un fulgor anaranjado, y transformando todo lo que se topaba en sombras alargadas y oscuras, que hacían que uno se perdiera en su negrura y lo invadiera la incertidumbre. A cada rato se escuchaban gritos agudos, de personas torturadas que aseguraban que alguien estaba en tal lugar, que el asesino no era él, y algunos, que no sabían nada. Esos eran los que más gritaban. Pero yo estaba ajeno a eso, pues no dejaba de pensar en que destino me depararía.
Durante un buen rato, todo se quedo en silencio, pero luego llegaron unos carceleros: -Ven con nosotros-dijo uno, que no tenía mucho aire de hablador. Me agarraron entre los dos, uno a cada lado, para evitar que escapara. Pasamos por muchas celdas. Las manos de los pobres que estaban allí encerrados intentaban agarrarnos, pero el guardia las repelía con la espada. Luego de pasar por largos corredores esculpidos en la piedra, llegamos al cuarto de tortura. Los dos guardias me sentaron en una silla junto a una mesa, mientras que había otras dos del otro lado. Ellos se sentaron allí. -¿De dónde vienes? ¿Te acompaña alguien? ¿A qué vienes?-preguntó el segundo guardia, que no había hablado hasta ahora. –No pienso contestar-dije, pero al instante me arrepentí. –Muy bien-dijo sonriendo-Remulus, saca el látigo, tal vez lo haga recordar-el otro carcelero fue hacia un armario y sacó un látigo, mientras el que había hablado me ataba las manos a una alta columna. Detrás de mí oí al guardia restallar el látigo. ”Muy bien, aquí viene” pensé. Oí el látigo recorrer el aire y me preparé para afrontar el golpe. Pero nunca llegó. Una luz blanca irrumpió en la sala, cegándome. Oí un grito y luego un golpe contra el suelo. Entonces me di cuenta que tenía las manos libres. Volteé y vi el látigo y los dos guardias en el suelo, muertos. Tomé sus llaves. De paso agarré mi bastón, que estaba apoyado en un rincón. Ni siquiera me detuve a pensar como había pasado eso. Corrí fuera de la sala. Pase rápidamente frente a muchas celdas, pero no me detuve, en ninguna de ellas estaba la persona que había estado buscando. Cuando ya estaba por la última, lo encontré. Abrí la puerta torpemente y entré. Allí había una cruz. Y colgando de ella, estaba Jesús.
Rápidamente fui a donde estaba y empecé a sacar los clavos y tornillos que lo sostenían. Debía apurarme, porque pronto llegarían los guardias. Luego de cinco minutos, hube terminado. Aunque Jesús estaba semiinconsciente, me dio una sonrisa de agradecimiento. Me lo puse en mis hombros y salí corriendo rápidamente. Salté por encima de los guardias y salí de las mazmorras. No podía quedarme quieto, por eso corría tanto como me lo permitían mis piernas. Por suerte no me encontré con nadie en todo el trayecto. Llegué a los establos por pura casualidad. Una vez allí agarre dos caballos y en uno monte a Jesús. Yo me subí al otro y até los dos entre sí. Luego salí cabalgando. Seguimos galopando por el desierto hasta que se hizo de noche. Después me sumí en un profundo sueño.
13 de Sívan, 3790
Al otro día, Jesús comenzó a hablar. Al principio solo titubeaba, pero luego comenzó a hacerlo naturalmente. Me contó sobre los tormentos que le habían infringido los romanos y de cómo había terminado en la cruz. También me dijo que estaba desesperado porque no sabía si lo liberarían o lo dejarían morir. Decía que por las noches escuchaba gritos de dolor que no lo dejaban dormir. Cabalgábamos hacia el sudoeste, hacia Egipto. Hacia el mediodía divisamos las primeras pirámides. Eran gigantes y había muchas. Habíamos llegado al Valle de los Reyes.
Al atardecer llegamos a las pirámides. Cabalgábamos callados y no hacíamos ningún ruido innecesario. Decidimos parar para pasar la noche cerca de la primera estructura. Clavamos fuertemente mi bastón al suelo y atamos a los caballos a él. Cogimos unas mantas que había en las bolsas de los animales y nos acurrucamos en la arena. Cuando ya llevaba dormido por lo menos media hora, Jesús me despertó. Sin ni siquiera hablarme, me señaló hacia donde estaban los caballos. Al principio no entendí que quería decirme, pero poco después lo vi. Junto a los caballos, camuflada con la arena, había una cobra. Pero no fue eso lo que nos sorprendió, sino que no atacara. Y, aun más, mi bastón resplandecía con una cálida y primaveral luz blanca, que iluminaba los morros de los caballos. Nos quedamos observando hasta que repentinamente comenzó a soplar un fuerte viento. A lo lejos vi como revolvía la arena. “Tormenta de arena” pensé preocupado. Rápidamente me levanté y Jesús me imitó. Ni siquiera me detuve a tomar mis cosas, excepto el bastón, liberando a los caballos. Corrimos buscando refugio. La tormenta avanzaba muy rápido hacia nosotros y debíamos protegernos. Vi un lugar al que podíamos acceder. Corrí hacia allí e intenté forzar la puerta. La arena ya había alcanzado la primera pirámide y cada vez estaba mas cerca. Tiré con todas mis fuerzas. La arena estaba a solo veinte metros de nosotros. La abrí y metí a Jesús dentro. La arena estaba casi rozándome. Me tiré dentro y cerré la puerta detrás de mí. Luego me desmayé.
14 de Sívan, mañana, 3790
Recién a la tarde comprendí donde nos encontrábamos. Toda la mañana estuve estudiando la estancia y comprendí que era una cámara funeraria. Debía ser egipcia, porque tenía jeroglíficos en todas partes excepto en una pared de la cuarta recamara. También hay una momia. La puerta estaba trabada, por eso no pudimos salir cuando comenzamos a sentirnos mal…
14 de Sívan, noche, 3790
…Y por eso estamos ahora en esta situación. Todo esto lo escribí en la pared en la que no habían escrito, que parecía preparada para mí. Mi padre me enseño desde muy pequeño muchos idiomas y el egipcio estaba entre ellos. Por lo que decía en las paredes, supe que esta era la tumba de un faraón importante, que había muerto joven. El nombre era lo mas difícil de descifrar. Era Neb-jeperu-Ra Tut-anj-Amón. Empieza a fallarme la vista, mi hora ha llegado. Escucho una voz que me resulta conocida. ¿Ismael?, ¿es esa la voz de mi padre?...




Nota del Autor: hay cosas que no han sido explicadas. Sus respuestas aparecerán en la tercer entrega.

Había una vez, en el mundo del revés, gente que era feliz.
En ese extraño mundo del revés las personas ya no peleaban, porque sabían que las peleas solo llevan a cosas tristes. No había guerras, porque todos amaban a sus prójimos y los países no existían. La gente era honesta y bondadosa, solo hablaban de lo que podían y no tocaban temas que incomodasen al resto, por lo que las cosas malas se ignoraban.
Todos tenían lo suyo y lo suyo era de todos. No había discriminación ni distinciones entre la población, así que todos se querían entre sí. Debían quererse, porque los que no se querían eran malos y lo malo hay que dejarlo de lado. Así que si, todos se querían y nunca se quejaban del resto. Los gobiernos no existían por lo que no había leyes malas que los controlaran y manipularan, solo estaba el precepto de ser felices y nadie dijo nunca no serlo, porque los que no eran felices estaban en contra del precepto que era bueno y entonces ellos eran malos y no debían ser alguien y entonces no eran nadie.
Todas las religiones se unificaron y creían en un solo dios bueno y benevolente. Claro, había gente que quería creer en otros dioses y podían, pero tenía que ser uno solo y ser parecido al suyo, y tenían que hacerlo en sus casas porque si no molestaban al resto que creía en el dios bueno. También había gente que no creía en ese dios bueno y estaba bien, mientras no lo dijesen porque las discusiones llevan a cosas tristes.
En el mundo del revés la ciencia y la tecnología habían parado, ya no se extraía más petróleo ni había fábricas pestilentes que contaminasen la tierra. El calentamiento global se había detenido. Tampoco había progreso en la maquinaria ni en la salud, porque el progreso era malo porque siempre llevaba a cosas malas. Así que tampoco había Internet, ni celulares, porque esas cosas solo las usaban los que no querían ser felices. Las artes ya no se perpetuaban ni estaba permitido expresarse de manera artística, porque antes habían quemado cosas que eran arte y si las habían roto por algo debía ser. Así que ya no se escribía, ni se pintaba, ni se componía, porque la música solo trae nostalgia. Y la nostalgia es mala, porque te pone triste. Y estar triste es malo, siempre hay que ser feliz.
Tampoco se salía mucho de las casas, porque el ejercicio requiere esfuerzo y el esfuerzo es igual al dolor. Además, a veces las otras personas te ponían mal y nadie quería estar mal, por lo que la gente ya no se reunía a charlar, las charlas siempre traen discusiones. Y como no había más celulares ni esas cosas feas, la gente ya no hablaba entre sí, ni siquiera tenían hijos, porque a veces un bebe se pone triste y te pone triste a vos y eso nunca tiene que pasar. Menos que menos se enamoraban, porque el amor a veces puede traer dolor y de esas cosas innecesarias no se hablan. La gente se quedaba en su casa entonces, sola, disfrutando de ser feliz.
El hambre había sido erradicada del mundo y ya nadie se moría, porque morir es algo malo. Así que si alguien se moría no se hablaba de ese alguien y si no se hablaba de ese alguien entonces no era nadie y si no era nadie entonces nadie se moría. Además, en ese feliz mundo del revés, la gente ya no se enteraba si alguien se moría o no les importaba, porque lo importante era ser feliz.
Había una vez, en el mundo del revés, gente que era feliz. Y como era feliz, lentamente, dejo de ser.

Si podía ver el gris.
No tanto el negro, oscuro, profundo, que tanto era insinuado en estas ocasiones, como tampoco el blanco, puro, frío pretencioso e impersonal. Solo veía escalas de grises.
No estaban en el cielo, despejado, que se llenaba de todos los tonos de celeste vibrante. Tampoco en el sol que, indiferente y orgulloso, brillaba sobre nosotros.
Si aguardaras un poco, si aguzases el oído, tal vez podrías escucharlo en el tenue sonido de las palabras que no habían sido pronunciadas. Si te fjases tal vez podrías saborearlo, un gusto metálico que se confundía en la boca. Olerlo en el aire recordaba comidas jamás cocinadas y podías sentir el gris en el viento, abrasando gélido sin consultar con la temperatura.
Pero donde en verdad podías verlo era en las personas, en sus caras, sus gestos, una maraña de grises que parecía nublar sus ojos.
Se denotaba en las ausencias que parecían estar más presentes que nunca.
Una celebración de la vida disfrazada de muerte. Una ironía que tenía lugar desde hace tanto tiempo que nadie se tomaba trabajo en señalarla, mucho menos reírse de ella.
La gente lloraba en el gris.
No por las personas que allí estaban. No por la que allí no podía estar.
Lloraban por las cosas que faltaban, por las palabras incompletas, por la ausencia de las risas de los chicos que habían asistido. Lloraban por ideas y sentimientos jamás expresados, conversaciones que no habían tenido lugar y abrazos que no se habían dado.
El No llenaba el ambiente, denso y hambriento de momentos arrebatados.
También había alegría, claro. O un esmerado intento de ella, que se esforzaba por no parecer falso. Ligeras sonrisas, palmadas de hombros, condolencias con tono amoroso. Pero eran pálidas sombras a la llama del odio, de la desesperación, de la frustración ante el descaro de la persona al abandonarlos antes de lo previsto. Claro, nadie expresaba esto en voz alta, pero si lo pensaban. Nadie lo decía y sin embargo sus gritos mudos estallaban en un estruendoso silencio.
Caminaban. Frenaban. Unas frases. De vuelta a caminar. El ciclo se repetía una y otra vez, invistiendo a la ceremonia una especie de ritmo, un contrapunto a la rutina diaria. Frenaban alegres de retrasar lo inevitable. Avanzaban contentos de ocupar las piernas en algo. Repetían las frases vacías, buscándole un significado a lo que por definición no lo tiene. Cada paso, eran conscientes, los acercaba más al montón de tierra que se deducía recientemente removida.
Los tonos de gris se reflejaban también en el pequeño cajón, el ataúd, a medida que se internaba en la misma materia prima de la que, en algún momento, sus ancestros habían surgido. Y a pesar de que la persona cuyo cuerpo enterraban hacía tiempo había dejado de habitarlo, la gente lloraba como si la volviesen a perder, cosa que tal vez fuera cierta. Sollozos apagados recorrían la congregación, no del todo dispuesta a dar rienda suelta al llanto. Pocos podían con la vergüenza, ya fuese porque no les importaba o porque no podían evitarlo. Las muecas de los hombres, contorsionando el rostro para no mostrar sus sentimientos, a la vez que sus puños se ponían blancos de la fuerza con la que apretaban se congeniaba con el débil roce de las lágrimas en las mujeres, algunas ya mayores que se preguntaban cuanto tiempo pasaría hasta que ellas fueran las del cajón. Pocos emitían sonido, la parte quizá más cercana, cuya pena implícita contagiaba al resto.
Se dijeron pocas palabras, porque las que en verdad importaban eran las que no estaban allí, las que ya se habían dicho o tal vez las que susurrarían en sus camas antes de dormir. Las lápidas alrededor, burlonas sin embargo solemnes, parecían darle la bienvenida, con mensajes dejados por antiguos parientes que eran más para ellos mismos que para el difunto.
El ataúd tocó el fondo y los encargados lo cubrieron con tierra en lo que pareció una eternidad. Cada uno cogió un poco y lo arrojó sobre el montón, cada uno le dedico sus propios pensamientos y en su interior se alegró de que hubiese terminado, aunque para algunos jamás lo haría.
Luego, en silencio, cada uno se dirigió a su hogar, lentamente disipando los resquicios de gris en el ambiente.
Por Nicolás Gutemberg.
(Basada en hechos reales)
La vida solo dura un instante. Es nada comparada con la inmensidad del tiempo. Si la viéramos así, la muerte de una persona no significaría mucho. Quiero decir, nadie se preocupa si muere una hormiga o un pez, y en el caso del pez, solo lo tirarían por el inodoro. Pero si muere una persona, esto afecta mucho más. La gente se viste de negro (tal vez porque este color simbolice la muerte) o de blanco (este no lo entiendo mucho) según la cultura a la que pertenezca. La muerte de un pariente es… inexplicable. Prefiero omitir la metáfora clásica sobre que te queda un agujero en el corazón, que no puedes seguir viviendo, etc. La verdad es que la vida continua, quieras o no. Hay personas que pueden vivir con el dolor. Su mente las protege de lo que pasó y desplaza los recuerdos hacia el olvido. A otras, su mente no puede protegerlas, ya sea por la intensidad de los recuerdos o la cercanía del pariente. En esos casos, la conciencia se refugia tras la locura. Y luego hay casos donde ni siquiera esta puede. Allí, las personas toman la medida más desesperada. La muerte, el sueño sin fin. Todos los caminos conducen a ella, lo que nos lleva otra vez hasta el principio. Aquí va una de las historias donde alguien estuvo a punto de morir.
Hace mucho tiempo, cuando tenía seis años, fui de vacaciones con Mei y mi mejor amigo, Ivan, a la playa. Quedaba en Valeria del Mar. Caminamos hacia el lugar donde se alquilaban carpas, dispuestas en U una junto a otra, mirándose entre sí mientras las de atrás miraban hacia el mar. Ninguna de estas tenía puerta. Seguramente habían decidido ahorrar en lona, por lo que simplemente faltaba una pared. También había sombrillas de colores cerca del mar, donde la gente se ponía a tomar sombra.
Las conversaciones de la gente y los gritos de los chicos hacían el lugar más apacible, aunque no menos ruidoso. A lo lejos se oía el murmullo del océano, azul como el cielo, que se mecía a la par de las olas, formando un infinito vaivén y desprendiendo una fresca brisa marítima. Claro, a los seis, yo no me fijé en eso. En verdad, no me fijé mucho en ningún detalle, salvo lo caliente que estaba la arena que, gracias a mi arrogancia al no querer ponerme ojotas, había logrado que me crecieran grandes ampollas en los pies. La ironía fue que después ya no pude ni ponerme medias durante una semana.
Todo empezó cuando el lustroso monstruo negro sin cuernos apareció en el agua. O como ustedes lo conocerán, el lobo marino. Nosotros nos encontrábamos en el mar, tan cerca de la cosa que veíamos nuestros pies debajo de la superficie. En ese momento estábamos jugando a “saltar las olas”, un juego infantil muy divertido y fácil de practicar, que consiste en saltar las olas (muy original el nombre, ¿no?). La cuestión es que no estábamos prestando atención a lo que sucedía. Cuando haces eso en el mar, no sé cómo, terminas en un lugar diferente al que habías empezado. Y resultó que nosotros nos internamos un poco más en el mar, los suficiente para que las olas no taparan por competo nuestra vista. Digo, ese día el sol estaba en lo alto del cielo, casi era mediodía. No nos haría mal mojarnos un poco… Ahí fue cuando apareció. Sobresaltándome, una mancha negra surgió de una ola cercana: -¡Monstruo!-gritó Ivan. Al ver que nadie lo contradecía, hicimos lo que hubiera hecho cualquiera: Echamos a correr.
Verán, correr en el mar no es nada fácil, por no decir inútil, cuando tienes seis años y el agua te llega hasta la cintura. Nuestro heroico escape no fue más que una sucesión de gritos y movimientos espasmódicos y desenfrenados, como si tuviéramos una enfermedad mental o algo así. Caíamos al mar, nos levantábamos, volvíamos a caer. Parecía una rara interpretación de unos payasos de circo mal entrenados. El punto es que, mientras corríamos, no reparé en la figura que tenía delante. Caí a sus pies al mejor estilo de Hollywood (dándome un porrazo en la cabeza con sus piernas):
-Hey, calma-dijo el papá de Ivan, Dani, sonriendo-¿Qué pasa?
-Hay un monstruo ahí atrás-dijo Ivan, mirando obsesivamente detrás de su espalda.
-Sí, y es muy grande y negro-aportó Mei.
-Y nos quería atrapar-dije, tan asustado como los demás.
-Bueno, yo no creo que sea un monstruo-dijo Dani, lanzándonos una mirada cargada de picardía-, pero no hará ningún mal que lo averigüemos, ¿no?
-No-contesté, más seguro de lo que estaba. Nos encaminamos hacia lo hondo, sosteniendo las barrenadoras que había traído el papá de Ivan. Recuerdo que la mía era de los Power Rangers. Repentinamente, el animal apareció de nuevo, aunque más lejos que la vez anterior. Y entonces… Dani se echo a reír:
-¿Este es el monstruo?-dijo entre carcajadas-. Pero si no es más que un lobo marino.
-¿Un qué?-preguntó Ivan, que se interesaba mucho por la fauna.
-Un lobo marino. Tranquilos, es inofensivo. No les hará daño-dijo mermando la risa.
-¿Podemos tocarlo?-dijo Mei, con la voz cargada de ilusión.
-No, se puede asustar. Pueden quedarse acá conmigo barrenando, pero no se le acerquen mucho-contestó Dani.
Imagino que el incidente habrá pasado media hora después de lo del lobo. Habíamos estado siguiendo el consejo del papá de Ivan, por lo que no nos habíamos alejado demasiado de él. Digamos que pasamos un momento de diversión y juego. Pero entonces el agua comenzó a bajar. No digo que desapareciera, sino que se iba hacia lo hondo, casi arrastrándonos con la corriente. Entonces la vi… Debo decir que desentonaba del resto. Mucho. Era gigante, mínimo cinco metros de alto. Tal vez en algunos lugares del mundo aquello fuera normal, pero allí, en Valeria del Mar, resultaba raro, aunque no imposible. A los pocos segundos definí no barrenarla. Me zambullí en el agua, esperando a que la ola me pasase por encima. Apenas lo hice, alguien me zarandeó el brazo. No supe quien era, ya que no tenía muchas ganas de abrir los ojos debajo del agua. La mano volvió a zarandearme. Decidí hacer caso y salí a la superficie (a unos 3 centímetros aprox.). Descubrí a Mei detrás de mí que me miraba aterrorizada. Intentó decir algo, pero solo le salió un sonido que podría haber significado desde “cuidado” hasta “sándwich”. Me di la vuelta y comprobé la razón de su terror. Delante nuestro estaba una ola de siete metros, la más alta que se ha registrado hasta hoy en día en Valeria del Mar. Y claro, con nuestra suerte, ese día habíamos ido a nadar. Muy gracioso, ¿no? No tuve tiempo de reaccionar. La ola me estaba cayendo justo encima. Ni siquiera logre decir nada. Y entonces siete metros de pura agua rompieron sobre mí.
A cualquiera le parecería que seguramente en ese momento me desmayé. No los culpo, a mí también me hubiera gustado hacerlo. Pero no. Y créanme, no es especialmente relajador ser aplastado por una ola monstruosa. La única satisfacción que tuve fue al ver que había respirado, aunque no recordaba cuando. Esa fue la primera vez que abrí los ojos debajo del mar. No voluntariamente, sino en una especie de reflejo. También allí descubrí que la sal no me escocía los ojos, como yo había pensado. Aunque en verdad no te detienes a pensar en eso cuando eres arrastrado en el medio del agua por un vórtice giratorio, sin siquiera poder ver tu mano. No fue una grandiosa experiencia para un día de playa, si se me entiende. Me golpeé la cara contra algo duro y liso, lo que me llamó la atención. Unos instantes y dos y media vueltas después volvió a ocurrir. Ahí fue cuando me di cuenta que seguía teniendo la tabla en las manos. La que, gracias a la corriente, golpeaba contra mi cabeza. Claro, no les parecerá doloroso, ya que las tablas de barrenar son generalmente de telgopor. Pero recuerden que estaba bajo el mar, raspándome con la arena y las rocas. Tenía seis años. Y, por si fuera poco, mi tabla era de plástico…
Todo era borroso. El marrón verdusco era el color predominante. Todos los miembros me dolían, aparte de por la consistente golpiza, por que mi piel estaba en contacto permanente con la sal, que no es un antibiótico exactamente. No estaba seguro de nada. Podría jurar que vi al lobo marino, pero con los golpes que me di en la cabeza, todavía tengo la duda de si también vi un unicornio ahí abajo. En verdad no se cuanto tiempo pasé allí. Si tuviéramos en cuenta lo cerca que estaba de la costa, tal vez hayan sido quince segundos. Pero si yo tuviera que decidirlo, probablemente diría que fueron tres minutos. O más. La cuestión es que el tiempo pasó muy lento mientras estuve en el mar. Para cuando llegué a la orilla, mi cuerpo ya no resistía más. Me desmayé oyendo los anuncios de un avión de publicidad.
Todo era blanco. Una blancura tan excepcional que casi cegaba. Primero regresó el olfato. Al ser el único, se multiplicó por cien. Pude oler el perfume de mi mamá, y ella ni siquiera se lo había puesto desde que habíamos salido de vacaciones. Luego, el oído. Pude oír las respiraciones de los que estaban presentes y, no sé cómo, supe que eran dos. Segundos después recuperé la sensibilidad en el cuerpo, lo que no es muy lindo cuando tienes cinco fracturas y un hombro dislocado, además de múltiples magulladuras alrededor de mi persona. Eso no lo sabía entonces, pero el dolor fue igual. Mi campo visual comenzó a aclararse, añadiendo contrastes y colores a lo que estaba viendo:
-¡Unicornio!-dije, aun no del todo bien de la cabeza.
-¿Qué?-preguntó mi papá, mirándome preocupado-Nico, ¿estás bien?
-Si…-contesté-Solo… ¿Qué pasó?
-Una ola muy grande te cayó encima-dijo mi mamá-tenés que descansar.
-No… no quiero…-dije antes de caer en un profundo sueño.
Bueno, así termina esta historia. Y, a pesar de lo que pasó, todavía sigo metiéndome en el mar, pero creo que nunca voy a olvidar lo que pasó ese día.
Fin
Los buenos siempre ganan

En un lejano reino, había gente que al parecer era malvada. Eso era lo que se decía por el mundo y, siendo sincero, pocos se molestaban en contradecirlo. Así que si, eran malvados, por que eso era lo que el mundo sabía.
Esta raza de malvados era diferente del resto, tenía rasgos que los diferenciaban, por lo que casi siempre sabias si uno de esos malvados estaba cerca. Había gente que no pertenecía a este reino, pero que llevaba sus rasgos, y eso claramente los hacia malvados. El resto del mundo, que también se reducía a un lejano reino, era bueno y lo sabía.
Este reino bueno, en realidad, estaba en guerra con el lejano reino. Sabía que luchaba por algo bueno y también sabía que nada que los malos hicieran haría que dejarán de ser malos, porque ser malvados estaba en su naturaleza. O en la de sus líderes al menos, claro, porque el rey del reino bueno jamás había hablado con el pueblo del reino malo.
Poco tiempo paso antes que la guerra se intensificara, porque el orgullo de ambos reinos era insaciable y no dudaban en llenarlo con sangre de sus patrias. Muchos soldados murieron y algunos sufrieron destinos peores, sin embargo todos lo hicieron con una sonrisa en sus labios, ya que lo hacían por su reino. Lo que hacía el reino bueno estaba bien, lo que hacía el malo estaba mal. Así funcionaban las cosas. Así era como debían ser.
Claro que en el reino de los malos tenían su propia definición de malvados. En él, los malos eran los buenos y los buenos eran los malos. Y por este sencillo error en su vocabulario, decidieron atacar a los "malos" donde más les doliese. Atacaron la armería del pueblo, donde hacían sus armas y aguardaban los soldados. Muchos murieron, pero eran hombres que habían jurado morir por su pueblo así que lo hicieron más que dispuestos. Cada uno tenía su historia, cada uno tenía su cuento. Todos terminaron con el mismo trillado final.
La guerra continuo, más muertes se sumaron a la lista que componía las estupideces de la humanidad. Una lista muy larga, para variar. Finalmente, paso lo que todo el mundo esperaba, lo que incluso algunos malos deseaban en secreto: La guerra término. Como siempre, los buenos ganaron. Pero, obviamente, a los buenos no les bastaba con ganar. Tenían que demostrar que eran mejores. Tenían que vengarse. Y eso era bueno.
Los buenos tenían un arma. Un arma muy poderosa, que nadie más tenía y de la que nadie conocía su existencia. Era un arma que rezumaba bondad, porque pertenecía al reino bueno. Solo existía para hacer el mundo mejor.
La guerra ya había terminado cuando los buenos decidieron usar su arma. No la usaron contra la armería del reino malo, porque ya no les servía. No. Decidieron atacar al pueblo del reino, que en realidad era igual de malvado. Y como ellos eran buenos, lo que hacían estaba bien.
No paso mucho antes que la ciudad de Hiroshima explotó.
Corrí.
Si tuviera que describir mis sentimientos en este momento, creo que debería empezar por la incredibilidad. Era imposible, solo una vieja historia de hace mucho tiempo, un mito. La última vez que la había oído entera, había sido en boca de mi abuelo. Pero desde siempre me había producido la misma sensación. Cada vez que la contaba, nuestra casa parecía oscurecerse, como si supiera lo que pasaría a continuación.
Se trataba de un aventurero, que salía de su casa en el bosque en busca de aventuras. Se adentraba mas allá de la Ciudad Segura, donde todo estaba tranquilo. Iba tan lejos que el sol le daba de lleno, en vez de filtrarse a través de los altos abetos que predominaban allí. Tan lejos que, de a poco, la calma del bosque iba siendo sustituida por otros ruidos. Atronadores y estridentes bramidos recorrían el aire y los rugidos de las bestias que vivían allí te quitaban el aliento. El aventurero se detenía allí unos segundos. Luego, los monstruos, hablando su extraño y burdo lenguaje compuesto de gritos y movimientos corporales se dirigieron a él. Al no poder contestarles, estos lo atraparon con sus garras de hueso flexible y luego lo torturaron. Él resistió todo lo que pudo, pero al final les dijo todo. La ubicación de la aldea, las identidades de nuestros espías (En los que ellos confiaban), etc. No conformes con esto, lo mataron con sus brazos de metal… Un ruido interrumpió mis pensamientos.
Sin detenerme a pensar de donde provenía, corrí más rápido. Si las historias eran ciertas, eso no tendría piedad. Apenas me viera, me atraparía y me mataría. Tal era mi suerte…
Había sido decisión del destino que decidiera ir a cazar ese día. En verdad teníamos comida suficiente, pero como había una mala temporada, nunca se sabía. Así que, luego de las promesas de volver pronto con comida, partí. Luego de caminar unos kilómetros, comprendí que ese día los animales estarían más lejos que de costumbre. La laguna más cercana se había secado y deberían recorrer un buen tramo hasta el lago. Así que tuve que reemplazar el recorrido inicial por otro más largo y tedioso, pero con presas más abundantes. Cuando paré a almorzar oí moverse unos arbustos alrededor. Al principio, no lo tomé en cuenta, atribuyéndolo a algún animalito menor, pero luego se repitió un poco más a la derecha y se oyó un rugido atronador. A pesar de durar unos pocos segundos, retumbo en mi pecho, dejándome una sensación de sorpresa y terror. Sin ni siquiera pensarlo, corrí con todas mis fuerzas… otro bramido cruzó el aire, asustando a una bandada de pájaros que posaba sobre un árbol cercano. Tropecé con una raíz que sobresalía del suelo cubierto de hojas y caí. Si dijera ”me levanté rápidamente” no estaría captando lo que en realidad pasó. Digamos que la caída ni siquiera me inmutó. Tan desesperado y aterrado estaba que prácticamente solo seguí corriendo. No importa cómo, solo que lo hice. Pero ese fue mi último golpe de suerte. De repente, la espesura desapareció dando paso a un gran desfiladero que daba al mar. Parecerá muy melodramática la escena, con el atronador ruido del mar detrás, teniendo el cielo de un gris oscuro y lloviznando, con una bestia persiguiéndome. Pero realmente no fue así. Era un lindo día despejado y el mar no producía más ruido que el suave mecer de las olas, formando un infinito vaivén. Iba retrocediendo hacia el acantilado, sin dejar de mirar a la espesura, esperando su aparición. Retrocedí hasta tocar el borde del desfiladero, y luego no tuve otro remedio más que esperar pacientemente mi horrible destino. Inspiré lentamente para calmarme, mientras oía sus pisadas abriéndose paso por el bosque. Ya no me quedaba nada de esperanza. Mi familia se quedaría esperando la comida, que nunca llegaría, y preguntándose qué habría sido de mí. En ese momento, supe que había llegado mi hora. Distinguí el inconfundible resplandor cegador de su garra.
El hombre salió de entre la maleza. Fin
Oscuro
Negro. Nunca he entendido ese color. Incluso sé que mucha gente no lo considera uno. Pero yo siempre he visto en él una profundidad insondable, en la que yacen los terrores más profundos de la humanidad. Nunca encontré un color tan puro, y a la vez tan oscuro. Ese día, todos vestían de negro. Creo que es una costumbre anciana, que se remonta muchos años en el pasado. El coche fúnebre, también de ese color, se deslizaba lentamente por la grava. Los caballos frenaron poco antes de llegar a la verja de hierro que nos separaba del cementerio. Cuatro hombres (uno a cada esquina del ataúd) caminaban con pasos tediosos hacia el mausoleo. La ceremonia fue realmente conmovedora. Los granaderos, como vestigio de mi pasado en el ejército, levantaron espadas y rindieron sus honores al cuerpo que ocupaba el ataúd. Si, al cuerpo, ya que para mi entender, mi esposa ya no residía en él. Su alma estaría vagando ya por el espacio, buscando la eternidad. Sin embargo, dije unas pocas palabras, aunque estas nunca podrían resumir mis sentimientos por Anne.
Bajaron el ataúd hacia la oscuridad, que en ese momento y lugar (ya que esta habita en muchos lugares) tomaba la forma del color negro. El resto fue pura palabrería. Su madre, con lágrimas en los ojos, intento hablar, pero las palabras se le atascaron en la garganta y rompió a llorar. Su hermano dijo que su muerte sería una gran pérdida para él, ya que con ella lo tenía todo, y ahora, no tenía nada. Yo no estaba de acuerdo con él, porque él creía que el contrario de nada era todo, pero en verdad, el contrario de nada, es algo.
Nos fuimos. Apenas compartimos palabras en el momento de la despedida. No era que no quisiéramos decir nada, pero no había nada que decir.
Tuberculosis. Eso la había matado. Había logrado resistir tres años, pero… Bien, no había necesidad de pensar en eso. La carroza paró en mi casa. El cochero me ofreció sus condolencias, las que yo acepté educadamente, aunque en verdad no reducían mi pesar. Me senté en el comedor, con un vaso de Whisky en la mano. Antes de que hubiera pasado una media hora, ya me había terminado la botella. Cuando oscureció, la última gota de Whisky, perteneciente a la quinta botella, pasó por mi garganta. Me quede allí sentado, llorando desconsoladamente. Fue entonces cuando la escuche. Un breve susurro, tan fuerte como el sonido del viento, pero tan audible como un portazo:
-James…
Miré hacia ambos lados. No había nadie en la casa. Volví a sentarme:
-James…-escuché, esta vez más fuerte que antes. Me levante y fui a revisar las puertas. Nada, estaban completamente cerradas. Volví a sentarme pensando que tal vez solo era el efecto del Whisky. Pasó media hora sin que hubiera más incidentes, así que lo atribuí a mi borrachera y me recosté para dormir.
Desperté con el sonido de las velas al apagarse. Todo estaba a oscuras. Pero en este caso, la oscuridad era palpable, casi como si pudiera sentirla. También el negro estaba allí. En las sombras, en los rincones, en los vacíos. Pero lo que más llamaba la atención, contrariamente a la respuesta acertada de que era algo material, era la falta de elementos que podrían llamarse “comunes”. El sonido del viento, usualmente utilizado en las historias para causar terror, no era audible. La incesante lluvia había cesado. No se oía nada, a pesar de que mis facultades auditivas estaban en perfecta condición. La falta de visión era mucho más llamativa que la posesión de ella, ya que, al parecer, mi campo visual se había visto drásticamente reducido, permitiéndome ver muy poco de mi entorno. Pero lo vi. Un simple movimiento al final del pasillo, y en roce de unos pies desnudos al caminar por una alfombra de felpa, como la que había en el corredor. Me levanté forzosamente, ya que mi cabeza explotaba por la resaca después del Whisky. Camine siguiendo el sonido que producían sus pies al entrar en contacto con el piso. Pase el corredor y subí las escaleras. Otra vez lo vi, y estuve seguro que se trataba de un vestido. Con mi mente atontada luego del sueño, logré subir la escalera. Vi abierta la puerta de mi habitación, y dentro escuché una risita apagada. Caminé hacia allí y entré. Allí la oscuridad era mucho más densa, casi sofocando por completo el aire en la habitación. Era ella. Estaba de espaldas a mí, pero, sin embargo pude reconocerla fácilmente. Llevaba un vestido de lino blanco, pero por lo demás, estaba desnuda. Le toqué el hombro. Ella volteó y me miró, sonriendo. Sin palabras, me invito a recostarme en la cama. La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones.
Fin
NIÑO ARRUGADO:
Niño arrugado, con el brazo cortado un dolor inexistente, siempre presente una agonía sorda, como una gran horda la alegría obstruida, por una extremidad partida
Niño arrugado, con el corazón estropeado un amor latiente, que siempre siente una pasión oscura, que se pierde en la negrura un triste sentimiento, que parece un lamento una lúgubre sensación, que acompaña esta “canción”
Niño arrugado, casi un esclavo siguiendo órdenes sin más, sin poder ir hacia atrás estando siempre detrás, buscando a los demás con cadenas invisibles, que parecen irrompibles con un oscuro labor, sin tener un defensor
Niño arrugado, siempre aislado sentado en un rincón oscuro, sin un buen auguro parado solo, como si fuera su protocolo mirando la amistad, desde su triste soledad estudiando con indiferencia, su gran diferencia
Niño arrugado, indiferente y desalmado

Prologo:
-¿Una cabaña? ¿Es en serio?
La construcción de madera debía medir como mucho dos metros. Se alzaba nada imponente frente a las costas del Brigach, a pocos metros de su unión con el Bregh, formando el Danubio. Pasto verde sin podar crecía a sus alrededores y había pocos árboles que dieran sombra. La choza estaba hecha un desastre. Las ventanas estaban rotas en varios sitios. La madera tenía problemas de moho y termitas, mientras que la puerta desvencijada parecía a punto de salirse de sus bisagras, solo protegida por un mosquitero agujereado. El techo de chapa parecía recientemente sacado de un basurero y apenas resistía la brisa, no digamos una tormenta. Ocupando solo unos pocos metros cuadrados, parecía una mísera choza residencial cerca del pueblo Donaueschingen, Alemania.
-Muchas gracias por remarcar lo obvio, Brian. Ninguno de nosotros vino hasta aquí para esto.
-Cállate Oleg. Solo me desquitaba un poco.
-Tal vez deberías buscar formas más maduras de…
-¡Cállense los dos, van a hacer que la mitad del pueblo se entere de que estamos aquí!-gruño Alessio, mirando al horizonte con añoranza-Hogar dulce hogar.
-Maestro, perdóneme que lo interrumpa, pero es la quinta vez que dice eso de “Hogar dulce hogar” y todos sabemos que usted nació en Roma…-dijo Oleg, intentando olvidar su disputa con Brian.
-Es el mismo Imperio-contestó Alessio, con un deje de misterio.
-¿Y eso que quiere decir?
-No importa-Oleg decidió dejar de preguntar
-Entonces… ¿nos vamos?-preguntó Brian
-No, esta choza es especial-Oleg se preguntó que podía tener de especial una cabaña medio derruida con problemas de moho. Probablemente arañas del tamaño de pelotas de fútbol-Se siente en el aire. Una especie de aura protectora. Creo que lo que estamos viendo es una simple ilusión, para que las personas no se fijen en ella. Esta no es una cabaña corriente, créanme.
-Entonces…-dijo Oleg, imitando la voz de Brian, mientras este lo miraba furioso-¿Entramos?

Oleg había aprendido que nada es lo que parece. Le habían enseñado muchas formas de identificar ilusiones y millones de ejemplos. Sin duda, este era el más grande de todos. Una vez abrieron la puerta, se encontraron con un inmenso salón comparable con el de un castillo medieval, que medía cientos de metros cuadrados. Si el salón hubiera ocupado un espacio físico, hubiera pasado por encima los ríos Brigach y Bregh. Era totalmente impensable que un salón así cupiera dentro de esa choza, pero así era la magia. Las paredes de mármol con fragmentos de obsidiana subían varias decenas de metros por encima suyo, terminando en un techo con un friso que habría hecho llorar al mismo Miguel Ángel. En el suelo había un camino marcado por azulejos azules, que llevaba directamente a un trono en el otro extremo de la sala, altamente adornado con diamantes y rubíes. Todo lo que había en la sala era hermoso. Parecía brillar con una luz sobrenatural. Antes de darse cuenta, ya estaban el centro del salón, admirándolo.
-Es… hermoso-dijo Brian, como si le costara decir la palabra. Por una vez, Oleg estuvo de acuerdo.
-¿Esto es lo que emite esa…“energía oscura” que detectamos?-preguntó Oleg-Si es así, la energía oscura empieza a gustarme.
-Si-concordó Alessio-Este lugar, me recuerda a…-Se paró de golpe. Su mirada se volvió frenética y desesperada-¡Es una trampa! ¡Vuelvan a la entrada!
Apenas hubo dicho esas palabras, el salón se ensombreció. Las paredes parecieron perder su brillo. El friso, que antes mostraba una bella figura humana, ahora mostraba un esqueleto en agonía. El trono antes hermoso ahora se erguía silencioso y frío. Corrieron hacia la entrada. Del piso comenzaban a surgir criaturas negras, salidas de la pesadilla. Antes de que pudieran llegar a la puerta, una reja cayó obstaculizando el camino.
-Debí haberlo sabido-murmuró Alessio, casi para sí mismo-Demasiado fácil…
-Creo que estás perdiendo tus facultades Alessio-dijo una voz al otro lado del salón, detrás nuestro-Después de dos mil años, suele pasar.
Nos volvimos. Del otro lado del salón, había una mujer. Estaba sentada en el trono. Iba ataviada con un largo vestido negro, con perlas blancas alrededor del cuello. Llevaba guantes de cuero del mismo color. Y sonreía. Y su sonrisa no delataba nada bueno.

-Althea-susurró Alessio, mientras parecía drenarse el color de su cara-Es imposible…
-Nada es imposible querido, deberías saberlo-La mirada de Althea era fría como un glaciar. Su sonrisa solo la hacía más terrorífica. Las figuras que antes habían salido del piso ahora formaban hileras a los costados del camino de azulejos: cientos de guerreros negros con armadura, completamente inmóviles y silenciosos.
-Pero moriste-dijo Alessio, como retándola a decir lo contrario-Yo lo vi. Todos lo vimos. Nicanor te tomo el pulso y…-Se volvió a interrumpir. Esta vez su piel no estaba blanca. Prácticamente parecía un cadáver-Tú lo, lo…
-Nicanor siempre ha estado a mi servicio Alessio, desde el principio. No voluntariamente, claro. Pero no tienes ni idea del dolor que tuve que soportar para llegar aquí. Así que empezaré regresándotelo-Hizo una pausa y tomó aire, como saboreando el momento-¿Serías tan amable de cortarte una mano?
Su voz cambió. No era una voz normal, no era parecido a nada que Oleg hubiera escuchado antes. Era la voz de la razón. La voz de la justicia. La voz de la felicidad. Era impensable oponérsele. Era obvio que solo quería lo mejor. Hubiera dado todo por ella, cualquier cosa. Alessio comenzó a temblar. Tenía marcada una vena en la sien que parecía a punto de explotar. Su mano se cerró sobre la empuñadura de su espada y desenvainó. Su rostro era una máscara de puro dolor. Mientras su espada se acercaba lentamente a su mano, miró fijamente a Althea. En sus ojos se reflejaba algo que iba mucho más allá del miedo, el dolor o la angustia: Una pura y férrea determinación.
-Puedes matarme Althea. Puedes hacer que me mate lentamente y dejar que mi cuerpo se pudra por siempre en el piso de este palacio. Pero escúchame atentamente. Te derrocaran. Y morirás, junto con tu señor. Y cuando eso pase, me reiré como jamás nadie lo ha hecho-Su voz estaba entrecortada por el esfuerzo. Pero sonreía. Era la sonrisa más aterradora que Oleg hubiera visto, incluso más que la de la mujer. Alessio cerró los ojos y recitó-Cuando la luz no este, cuando el día termine, cuando el mal se alce, allí estará mi espada. Mi vigilia perdurara hasta el fin de los tiempos, hasta el fin de la eterna batalla. No prevalecerá el mal sobre mí mientras el sol brille en el cielo. Nunca…
Una sombra de enojo pasó por los ojos de la mujer.
-Mátalo, Oleg-dijo con su melodiosa voz.
Oleg alzo la espada.

Capítulo 1:
5 para la cena
-Alex, pasame la sal.
Me quedé mirando el salero sin hacer ni siquiera amague de moverme para dárselo. Si los mirabas bien, los granos parecían tener cualidades reflectantes. Claro, era por el vidrio pero…
-¡Alex! Te lo pido amablemente: ¡PASAME LA SAL!-gruño mi hermana.
-¿Y por qué? ¿Hiciste algo por mí, Celeste?-gruñí en respuesta.
-Basta ya los dos-dijo mi papá, levemente irritado-Alex, pasale la sal a tu hermana mayor.
-Que diga las palabras mágicas-dije mientras Celeste me miraba con odio.
-Por favor Alex, podrías pasarme la sal-pidió ella fingiendo amabilidad, de forma que todos nos diéramos cuenta. Le pasé la sal.
-También hubiera aceptado Abracadabra-dije, recostándome en la silla.
-Basta, coman, los dos-intervino mi mamá. Empezamos a comer. Cuando empecé, era una rica suprema con huevo frito. Cuando terminé, eran migas.
Nadie habló mucho durante las comida. En realidad, era porque no teníamos nada que decir. Mamá no trabajaba y se quedaba de ama de casa. Papá rara vez hablaba con la boca llena, pero tampoco tenía nunca grandes novedades en el trabajo. Aunque Celeste prácticamente era una charlatana, solía cansarse durante la comida y casi nunca nos molestaba con el sonido de su voz. En cambio a mí, que no me gustaba ese silencio, no se me ocurría que decir. Y cuando algo se me ocurría, solo recibía un: Si, no, uh, ah o qué bueno por respuesta.
Por eso, nos encontrábamos en profundo silencio cundo tocaron el timbre.
A partir de ese instante, mi mundo jamás volvería a ser el mismo.
Lo que más me llamó la atención de él fue su acento. Tenía una ligera variación, parecía de Italia o tal vez Oriente Medio. Era tan suave que apenas se distinguía. Incluso, si te lo pensabas bien, quizá te dieras cuenta de que no había forma de que conocieras el acento, que no habías conocido a nadie que lo tuviera como para enmarcarlo en un país con tanta seguridad. Hasta te podrías dar cuenta de que no era un acento en absoluto, tan solo…
Claramente, en ese momento no pensé en nada de eso. Solo noté que mi papá estaba más pálido de lo normal y que miraba al hombre de hito en hito, repasándolo con la mirada, como si quisiera asegurarse de que estaba realmente ahí y no era producto de su imaginación. Parecía no poder articular palabra alguna. Si no lo conociera bien, diría que tenía miedo. Mi mamá actuó mejor. La única brecha en su comportamiento fue un leve temblor en el labio, algo que siempre tenía cuando se ponía nerviosa. Mi papá fue a decir algo, pero le fallaron las palabras. Por suerte, en ese momento mi mama intervino:
-¡Alessio!-saludó, como si fuese una visita totalmente planeada, al tiempo que se paraba y lo envolvía en un abrazo-¡Cuánto tiempo! ¿Cómo estás?
El aludido se quedó unos momentos mirándola, al parecer un poco sorprendido por su reacción:
-Muy bien, gracias. ¿Podría sentarme?, los años ya hacen mella en mí y mis huesos no aguantan como antes-La forma en que compuso la frase, su dialecto, daban a pensar que definitivamente no era Argentino. Además, no parecía tener mucho más que treinta.
-Claro, claro, sentate
El hombre (¿Alessio? ¿Qué papás le pondrían a su hijo Alessio?) se sentó en la única silla vacía en la mesa, mientras recorría la sala con la mirada. En ese punto, su mirada se cruzó con la mía y fue como si de repente reparara en que había mas gente en el comedor. Sus ojos me observaron con una mezcla de inteligencia y curiosidad, como si mi mera presencia allí fuera algo muy esclarecedor. Me dedicó una leve sonrisa de complicidad, como si los dos compartiéramos un chiste secreto, y siguió de largo. Todo eso pasó tan rápido que no estuve seguro de si lo había imaginado. Mi papá, que seguía aun de pie, pareció percatarse recién en ese momento que había dejado entrar a Alessio y se sentó rápidamente en su asiento. Se hizo un silencio incómodo en el ambiente.
-¿Y, quién sos?-preguntó Celeste, maleducada como siempre
-Me llamo Alessio-dijo él sin ofenderse-, soy un viejo amigo de sus padres.
-No sos de acá, ¿no?-pregunté
-¿Qué te hace pensar eso?
-Bueno, tu acento, tu forma de hablar…-Alessio me miró nuevamente, como si hubiese dicho algo inesperado.
-¿Mi… acento? ¿Qué acento escuchas?-Fui a contestar, pero mi mamá fue mas rápida.
-Alessio, imagino que viniste para hablar con nosotros. Los chicos igual ya se iban a la cama.
-¡Mentira!-exclamó Celeste, que recibió de recompensa una mirada de odio de nuestra mamá-¡Recién son las 8! ¡Yo de acá no me voy!
-No quiero ser una molestia-La apaciguó Alessio-. Los chicos pueden quedarse.
Viendo que no tenía forma de discutir con nosotros, mi mamá accedió a que nos quedásemos un rato mientras ellos charlaban. Mi papá parecía haber recuperado el color en la cara y volvía a hablar normalmente, mientras charlaban entre los tres sobre temas sin importancia, como el clima, las últimas tendencias juveniles, típicas charlas de adultos. Lo único que podía hacer era mirar al invitado. Tenía pelo negro, que le caía hasta el cuello por ambos lados de la cabeza, piel blancuzca que parecía contrastar con el ambiente. Llevaba la barba afeitada y tenía puesto una especie de traje no muy formal. Su expresión era afable y serena, denotaba un halo de carisma y seguridad que lo rodeaba. Solo su lenguaje corporal ya inspiraba confianza. Tal vez fuera comandante en el ejército, o incluso líder de una gran empresa. Su cara me parecía…
-¿Eh?-exclamé al notar que me estaban llamando.
-¿Vos sos Alex no?-Parecía haberle cambiado el dialecto, pero se veía un ligero esfuerzo al pronunciar las palabras.
-Si
-¿Cuántos años tenes?
-Quince-respondí
-Quince-repitió, como si le produjese añoranza-. Entonces la última vez que te vi fue…
-…En la foto que te enviamos el año pasado-terminó por él mi papá.
-Claro, la foto-confirmó él. No me tragué lo de la foto ni por un instante. Él pareció notarlo en mi expresión.
-¿Qué foto?-preguntó Celeste, que como siempre parecía no tener la cantidad suficiente de neuronas para entenderlo.
-Nada, nada-dijo mi mamá-. Bueno chicos, ya estuvieron el tiempo que querían, ahora váyanse a dormir que mañana hay escuela.
-Pero…
La mirada de mi papá la hizo desistir. Se levantó en un instante y se fue a la cama sin siquiera despedirse. Me quedé unos segundos más mirando al invitado, que ahora me sonreía de forma enigmática, casi instándome a preguntarle qué era lo que le hacía gracia. A pesar de ello, no podía dejar de mirarle. Si no fuera imposible, juraría que aquel hombre sabía exactamente lo que estaba pensando en ese momento y se divertía con ello. Lo insulté mentalmente y, como era de esperarse, nada pasó. Sonreí para mí mismo por aquella idea estúpida y me fui a dormir preguntándome quién era ese tipo en realidad y que hacía en nuestra casa.

Capítulo 2:
A hurtadillas

HOLA VIEJOS AMIGOS, HACE MUCHO QUE NO LOS VEO. POR LAS SONRISAS QUE TIENEN EN LA CARA ME PARECE QUE LES GUSTÓ EL CUENTO DE JOHN ¿NO ES ASI?, A MI TAMBIEN. BUENO AJUSTENSE BIEN EL CINTURÓN PORQUE IREMOS A OTRA AVENTURA DE JOHN. UN DÍA SOLEADO JOHN ESTABA SENTADO DEBAJO DE UN GRAN ROBLE JUGANDO AL SOLITARIO. DE REPENTE ÈL ESCUCHO UN HILO DE VOZ QUE PROVENIA DE MUCHOS K.M. ADELANTE. JOHN AGARRO SUS BINOCULARES Y SALIO A VER. ESA CARA ERA INCONFUNDIBLE ¡¡¡¡ERA BONEFERT!!!! LO SIENTO ¡¡¡¡ERA BUNUFURT!!!! AHORA ME SALE BIEN ¡¡¡¡ERA BENEFERT!!!! ME DEJAN UNA VEZ MAS ¡¡¡¡ERA BONAFART!!!! LO DIJE MAL CIERTO, ¿NO?¿ QUE LO DIJE BIEN?. ¡BUENISIMO!, AHORA SIGAMOS CON LA HISTORIA. BONAFART SE ACERCABA MAS Y MAS HASTA QUE LLEGO AL LADO DE JOHN. BONAFART VENIA CON UN PERGAMINO VIEJO Y ROTO, ENTONCES LE GRITO:-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡UN MAPA DEL TESORO EL MAS AVANZADO DESCUBRIMIENTO EN TODA LA HISTORIA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!. JOHN DIJO:-BUENO ENTONCES VAYAMOS A BUSCARLO-ESTAS LOCO DIJO BONAFART, ES EL TESORO DE OSIRIS Y ANUVIS , ADEMAS DE ORO TIENEN ARMAS MUY PODEROSAS. PARA MI QUE PUSIERON MAS DE 100 TRAMPAS MORTALES. ¿TE OLVIDASTE DE CUANDO QUEDAMOS ATRAPADOS EN LA ISLA O CUANDO NOS ATRAPARON LOS EXTRATERRESTRES?-PREGUNTÓ JHON Y SPIDI LO REPETIA AL MISMO TIEMPO. BONAFART DIJO QUE SE ACORDABA PERO ESTO IBA A SER MUCHO MAS PELIGROSO-( SUS VIDAS ESTABAN EN JUEGO). DESPUES DE UN RATO TODAVIA SEGUIAN DISCUTIENDO Y FUE CUANDO YO INTERVINE (LO QUE NO DEBERIA HABER HECHO). OIGAN TENEMOS QUE SEGUIR CON LA HISTORIA ASI QUE DEJEN DE DISCUTIR O HAGAN PIEDRA, PAPEL O TIJERA EL QUE GANA ELIGE CLARO SI LOS DOS ESTAN DE ACUERDO. LOS DOS CONTESTARON SI. EMPEZARON A JUGAR , BONAFART GANA LA PRIMERA RONDA. JHON LA SEGUNDA. BONAFART LA TERCERA. JHON LA CUARTA. ES EL MOMENTO DEFINITIVO. JHON SACO TIJERA Y BONAFART SACO PIEDRA, BONAFART GANO EL JUEGO. PERO JHON DIJO-:ANTES DE DECIDIR, SI DICES QUE NO LO HAGAMOS QUIEN LO HARA. BONAFART PENSO UN RATO Y DIJO-:TIENES RAZON. ENTONCES QUE ESPERAMOS-EL COLECTIVO RESPONDIO JHON. LUEGO BAJARON DEL COLECTIVO Y SE FUERON AL LABORATORIO DE BONAFART. AL LLEGAR AGARRARON EL EQUIPO NECESARIO: UNA SOGA, UN LASER PLASMA, UN EXPERIMENTO SECRETO DE BONAFART, UNA BOLSA EXTRA GRANDE, UNA ASPIRADORA DE MOUNSTROS, UN SUPER EXCAVADOR Y UN ESCUDO. LUEGO FUERON A LA CASA DE JHON PARA QUE EL SE DESPIDIERA. LE DIJO CHAU A SU ESPOSA CLARA A SU NUEVO HIJO CHARLI PERO LO INERESANTE FUE CUANDO FUE A BUSCAR A ALVIN(SU HIJO) PARA SALUDARLO. COMO NO ESTABA ALLI FUE A BUSCAR A LA COCINA, ALLI NO HABIA NADIE, FUE A LA HABITACION Y TAMPOCO LO ENCONTRO Y ASI SIGUIO HASTA QUE ESCUCHO A BONAFART GRITAR:- SAL PEQUEÑO DEMONIO. JHON SALIO A VER Y VIO A ALVIN DENTRO DE LA ESCABADORA. ALVIN TOCABA LOS BOTONES COMO SI FUERA UN JUEGO DE VIDEO MIENTRAS DECIA:-VOY GANANDO DEBO DESTRUIR AL ROBOT PAPA Y GANARE EL JUEGO. JHON VIO QUE ALVIN PODIA LLEGAR A APRETAR EL BOTON DE “EXPULCION” O EL DE “EXCAVACION” JHON SALIO CORIENDO HACIA LA EXCAVADORA LUEGO SALTO AL TECHO DE ELLA. ÉL NO TENIA LA MENOR IDEA DE CÓMO ENTRAR Y ENTONCES EMPEZO A GOLPEAR EL VIDRIO. PERO NO ESCUCHABA A BONAFART QUE GRITABA:-¡EL TECHO ES DE TITANEO EN VIDRIO NO PODRAS ROMPERLO!. ALVIN TOCO EL BOTON PARA ABRIR EL VIDRIO MIENTRAS JUGABA Y CUANDO ALVIN ESTABA A PUNTO DE TOCAR EL BOTON DE EXPULCION JHON LO AGARRO Y LO SACO DE LA EXCABADORA. LUEGO JHON LE CLAVO LA MIRADA Y DIJO CON VOZ DE TRUENO :-¡¡¡¡¡¡¡NO VUELVAS A HACER ESO!!!!!!!. LAS LAGRIMAS EMPEZARON A CAER POR LA CARA DE EL POBRE PEQUEÑIN QUE DIJO:-PERDI EL JUEGO. JHON MUY CONFUNDIDO DIJO:- PERDER EL JUEGO ¡PERDER EL JUEGO! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡PODRIAS HABER PERDIDO LA VIDA!!!!!!!!!!!. ¡QUE PASA CON TIGO ALVIN! HUBO UN GRAN SILENCIO , ES QUE YO QUERIA…-DIJO ALVIN LLORANDO, ¿QUE QUERIAS? PREGUNTO JHON, QUERIA…- DIJO ALVIN TODAVIA LLORANDO, QUERIAS CONTINUO JHON, QUERIA ACOMPAÑARTE- DIJO POR FIN ALVIN ¿ME DEJARIAS? JHON SE PUSO PALIDO. NO SABIA QUE CONTESTARLE. BUENO MMMMMMMMMMMMMMMMM - PENSO JHON :-ESTA BIEN-DIJO JHON, PERO NO VIO A BONAFART QUE LE DECIA NO CON EL DEDO. PERO YA ERA TARDE YA LE HABIA DICHO QUE SI. COMO ERA DE TARDE EN EL AMANECER ESTARIAN LISTOS PARA PARTIR. ESTABAN LISTOS, EL SOL APENAS SE VEIA CUANDO JHON,BONAFART Y ALVIN PARTIERON HACIA EL TESORO. FUERON EN LA ESCABADORA Y LLEBABAN LAS DEMAS COSAS EN EL BAUL. EL CAMINO FUE LARGO Y AGOTADOR PORQUE LLEGARON CERCA DEL MEDIODIA. EL LUGAR ESTABA DESOLADO Y ESO LES DIO RECUERDOS DE LA ISLA DESIERTA Y A LOS EXTRATERRESTRES PERO YA HABRIA TIEMPO DE PENSAR EN ESO LUEGO (SI ERA QUE SOBREVIVIAN A LAS TRAMPAS QUE ERA ALGO QUE NO SE GARANTISABA). RAPIDAMENTE (Y SOLO PARA SACARSA LOS RECUERDOS ESOS Y… A CLARO ENCONTRAR EL TESORO)TOCARON EL BOTON DE EXCAVACION Y EXCAVARON, EXCAVARON Y EXCAVARON HASTA ENCONTRARSE CON UN MOUNSTRO QUE PARECIA INOFENCIVO (NO SOLO PARECIA LO ERA)Y LE PREGUNTARON SI ESTABAN CERCA DE LA PUERTA QUE APARECIA EN EL MAPA EL MOUNSTRO LES CONTESTO QUE NO, QUE EN REALIDAD ESA PUERTA ESTABA EN LA SUPERFICIE. COMO JHON Y BONAFART SE DIERON CUENTA DE QUE EL MOUNSTRO SABIA MUCHO DEL TESORO UNIERON LA BOLSA EXTRA GRANDE A LA ASPIRADORA DE MOUSTROS, LO ASPIRARON Y LO LLEVARON CON ELLOS. YA DEVUELTA ARRIBA:-LA PUERTA AL TESORO ES INVISIBLE Y NO TIENE NADA ATRÁS OSEA QUE TE TELETRANSPORTA A OTRO LUGAR-DIJO EL MOUNSTRO DE MALA GANA-ESPERO QUE TRAIGAN UN DETECTOR DE COSAS INVISIBLES-DIJO EL MOUNSTRO CON MAS HUMOR Y RIENDO PORQUE CREIA QUE NO EXISTIAN-SI LO TRAJIMOS-DIJO BONAFART Y SE LO MOSTRO(YA LO ADIVINARON ¿NO? ¡¡¡CLARO!!! ESE ERA EL EXPERIMENTO SECRETO DE BONAFART). EL MOUNSTRO PARO DE REIR Y FRUNCIO EL CEÑO:-EN SERIO EXISTE ESO-PREGUNTO Y BONAFART RESPONDIO-SI Y NO-¿COMO QUE SI Y NO?-DIJO EL MOUNSTRO-SOLO YO LO TENGO-DIJO BONAFART-AH-DIJO EL MOUNSTRO. TODOS BAJARON DE LA EXCABADORA: ALVIN LLEVABA EL ESCUDO, BONAFART EL DETECTOR DE COSAS INVISIBLES Y JHON LLEVABA LA SOGA Y EL LASER PLASMA(PUES HABIAN DEJADO LA BOLSA Y LA ASPIRADORA EN LA ESCABADORA)CUANDO EL DETECTOR DE COSAS INVISIBLES EMPEZO A SONAR:-PA PA PA PA-BONAFART SE DIRIJIO AL LUGAR AL QUE HABIA APUNTADO CUANDO SONO E INTENTO EMPUJAR PERO NO SE ABRIA:-SPIDI-DIJO BONAFART-METETE AHÍ DEBE HABER UN PEQUEÑO ESPACIO PARA QUE QUEPAS-CLARO-DIJO EMOCIONADA SPIDI YA QUE ERA LA PRIMERA VEZ QUE ÈL ERA UTIL, SE DIJO PARA MISMO:-MI NOVIA NO LO VA A CREER-Y PASO POR EL PEQUEÑO ESPACIO DESPUES DE CHOCARSE VARIAS VECES. SPIDI BAJO LA MANIJA DESDE EL OTRO LADO, ABRIO LA PUERTA Y TODOS PASARON. ADENTRO TODOS VIERON ALGO IMPRECIONANTE :TODO PARECIA ESTAR ECHO DE ORO MASISO PORQUE TODO ERA DE COLOR DORADO TODOS QUERIAN LLEVARSE UN POCO PERO BONAFART INTERVINO:-NO CREEN QUE EL ORO ES MUY PESADO PARA TRASLADARLO POR EL CAMINO DE IDA Y DE VUELTA-TODOS ASINTIERON Y QUEDARON EN QUE LO AGARRARIAN A LA VUELTA(SI ES QUE VOLVIAN). AL DAR UN PASO ALVIN SE CAYO AL PISO QUE SE HABIA ABIERTO Y AHORA HABIA AGUA, POR SUERTE ALVIN SABIA NADAR Y PASO NADANDO HASTA EL OTRO LADO Y LO SIGUIERON JHON Y BONAFART,(YA QUE SPIDI LO PASO VOLANDO Y EL MOUNSTRO HABIA QUEDADO EN LA BOLSA EXTRA GRANDE)QUE AL LLEGAR SE DIERON CUENTA DE TODO: CUANDO LA GENTE MUY CODICIOSA AGARRABA EL ORO DABA UN PASO, SE UNDIA EN ESAS AGUAS Y SE AHOGABA. LUEGO DE 23 TRAMPAS MAS QUE LOGRARON PASAR LLEGO UNA EN SERIO DIFICIL: UNA PARED DE ROCA SOLIDA:-CON EL PLASMA LA DESTRUIRE-DIJO JHON Y DISPARO-¡¡¡¡¡¡¡¡¡PUUUUUUUUUUUUUUUUUUM!!!!!!!!!-SE ESCUCHO ANTES QUE LA PARED SE DERRUMBARA-¡VISTE QUE ERA FACIL Y NO DIFICIL!-ME GRITO JHON-EN 3 SEGUNDOS NO VAS A PENSAR LO MISMO-LE DIJE YO Y NO ME EQUIVOQUE EN 3 SEGUNDOS EXACTOS EMPESARON A SALIR FLECHAS CON EL VENENO DE LA RANA MAS VENENOSA DEL MUNDO DE LOS COSTADOS, A ALVIN CASI LO ROSA UNA PERO ANTES DE QUE LE ROCE UNO JHON LO TIRO HACIA ABAJO Y ALVIN SE DIO CUENTA DE ALGO: ACOSTADO EN EL SUELO NO LE DABAN LAS FLECHAS ASI QUE GRITO:-¡¡TODOS ACUESTENCE Y RUEDEN POR SUS VIDAS-TODOS LE HICIERON CASO Y SALIERON DE ALLI RODANDO. LUEGO DE 50 TRAMPAS MAS QUE NOS LLEVA A LA TRAMPA NUMERO 74 QUE ERA ASI HABIA QUE ESCALAR POR UNA DE ESAS COSAS QUE TIENEN PIEDRAS PARA TREPAR Y UNA VES EN LA CIMA AGARRARSE DE UNA SOGA Y PASAR COLGADO DE ELLA SOBRE UN FOSO DE TIBURONES BLANCOS. ALVIN FUE EL PRIMERO EN SUBIR PERO LO QUE TEMIA ERA CAERSE AL FOSO POR NO AGARRARSE BIEN DE LA SOGA ENTONCES SE LE OCURRIO ALGO PUSO EL ESCUDO ENCIMA DE LA SOGA(SIN SOLTARLO CLARO)LO AGARRO CON FUERZA Y SE DESLISO HASTA TOCAR EL PISO:-BUENA IDEA-DIJO SU PADRE, ALVIN LE LANZO EL ESCUDO A SU PADRE Y ÈL TAMBIEN SE DESLIZO Y SE LO TIRARON A BONAFART QUE TAMBIEN SE DESLIZO. LUEGO DE 26 TRAMPAS MAS ESTABAN LISTOS PARA LA TRAMPA 100,(QUE ES LA ULTIMA TRAMPA)LLEGARON A UNA PUERTA MUY GRANDE Y ALTA CON CERRADURA PERO NO TENIAN LA LLAVE Y NO LA ENCONTRABAN POR NINGUN LUGAR ,ENTONSES JHON TUVO UNA IDEA Y LE DIJO A SPIDI:-PASA POR LA CERRADURA Y AGARRA LA LLAVE QUE CREO QUE ESTA DEL OTRO LADO-SPIDI HIZO CASO, EN 10 SEGUNDOS SE ABRIO LA PUERTA. NINGUNO DABA CREDITO A SUS OJOS:EL TESORO ERA GIGANTE, RAPIDAMENTE BONAFART ACTIVO SU A.S.P.A. QUE SIGNIFICA: ACOMODADOR SIN PESO ALGUNO Y METIO TODO EL TESORO ADENTRO. CLARO QUE SE HACIA CHIQUITO Y NO PESABA NADA, LUEGO ELLOS FUERON LEVANTADOS POR EL PISO Y LLEVADOS A SU DIMENSION. LUEGO YA EN LA ESCABADORA EMPEZARON A DIVIDIR LAS GANANCIAS PERO ESO NO IMPORTA Y CUANDO LLEGARON A CASA Y CONTARON TODO SU ESPOSA Y TODO EL PUEBLO QUEDO ASOMBRADO. Y ESA FUE OTRA HISTORIA DE JHON.
TOC. TOC:- SONÓ LA PUERTA.
ME LEVANTE Y MIRE EL RELOJ ¡ERAN LAS SEIS DE LA MAÑANA! ME PUSE UNA BATA Y ABRI LA PUERTA, ALLI AFUERA, PARADOS HABIA UNOS CHICOS QUE ESPERABAN ANSIOSOS A QUE ABRIERA.
UNO ERA ALTO, COMO DE UN METRO TREINTA Y PELIRROJO, OTRO, BAJITO Y CASTAÑO Y EL ULTIMO, EL MAS PEQUEÑO DE PELO NEGRO.
TODOS ESTABAN ALLI SONRIENDOME COMO LE SONRIE UN NIÑO A SU MAMA CUANDO QUIERE ALGO.
NADIE MOVIA UN MUSCULO, LOS INVITE A PASAR Y ELLOS PASARON CON GUSTO.
LOS CUATRO NOS SENTAMOS EN EL SILLON Y ELLOS SE PRESENTARON: -HOLA-DIJO EL PELIRROJO-YO ME LLAMO MATIAS -YO MARCOS-DIJO EL CASTAÑO -Y YO BENJAMIN-AGREGO EL MAS PEQUEÑO -MI NOMBRE ES NICO-LES DIJE -YA SABEMOS, TU ERES ESE QUE CUENTAS LAS HISTORIAS DE JHON. ¡ERES FAMOSO EN TODO EL CAMPO!-DIJO MARCOS.
YO ME RUBORICE, ERA VERDAD, YO ERA FAMOSO POR ESO Y ME GUSTABA QUE ME RECONOZCAN MIS FANS.
EN ESE INSTANTE, JUSTO EN ESE INSTANTE, ELLOS DIJERON AL UNISONO: -NOS CONTARIAS OTRA HISTORIA POR FAVOR -MUY BIEN, PERO SE QUEDAN CALLADOS HASTA QUE TERMINE, ¿ENTENDIDO? -¡SI!-GRITARON-CLARO Y ENTONCES COMENCE A CONTAR LA HISTORIA: TODO COMENZO UNA CALIDA TARDE DE OTOÑO CUANDO JOHN ESTABA DORMIDO EN SU HAMACA PARAGUAYA. EL SOL SE ESTABA PONIENDO Y LA LUNA SALIA CON SUS ESTRELLAS. JOHN DESPERTO SOBRESALTADO, HABIA OIDO ALGO, ESTABA SEGURO DE QUE LO HABIA OIDO. ESE GRITO ERA INCONFUNDIBLE (Y ESTA VEZ NO ME EQUIVOCARE)
¡ERA BONAFART! (VIERON SE LOS DIJE: NI UN ERROR) DEBIA SER ÉL. JOHN SE PUSO DE PIE Y COMENZO A REVISAR ENTRE LOS PASTIZALES, NADA, DETRÁS SUYO, NADA.
Y FUE ENTONCES CUANDO JOHN MIRO AL CIELO Y ALLI, MONTADO EN UNA ESPECIE DE COCHE VOLADOR, ESTABA (A QUE ADIVINAN QUIEN?) BONAFART.
ATERRIZO EL COCHE JUNTO A JOHN, SE BAJO Y DIJO: -¿TE GUSTA MI COCHE VOLADOR?, ES MI ULTIMO INVENTO -CLARO, NI SIQUIERA PUEDO CREER QUE ES DE VERDAD, ES MARAVILLOSO-CONTESTO JOHN -SEGURO QUE TE PREGUNTARAS QUE HAGO AQUI-DIJO-LA VERDAD ES QUE QUIERO QUE PRUEBES ALGO CONMIGO -CLARO-CONTESTO ENTUSIASMADO-¿DE QUE SE TRATA? -SIGUEME-DIJO Y LO CONDUJO HASTA EL BAUL DE SU AUTO (BASTANTE AMPLIO POR CIERTO) Y CON AYUDA DE JOHN LEVANTO UN APARATO DONDE ENTRABAN DOS PERSONAS: -ESTO ES MI MAQUINA PARA VIAJAR POR EL TIEMPO Y PENSÉ EN QUE LA PROBÁRAMOS MAÑANA AL AMANECER.
CUANDO BONAFART DECIA AL AMANECER LO DECIA EN SERIO, PUES A PRIMERA HORA DE LA MAÑANA JOHN YA SE HABIA DESPEDIDO DE SU FAMILIA Y ESTABA PREPARADO PARA SALIR. A SU LADO ESTABA SPIDI (LA MOSCA) QUE HABIA QUERIDO ACOMPAÑARLOS PORQUE ESTABA ENTUSIASMADA CON LA IDEA DE VIAJAR POR EL TIEMPO.
-¿A QUE TIEMPO VIAJAREMOS?-PREGUNTO JOHN-PROPONGO QUE VOTEMOS -MUY BIEN, ¡QUIEN VOTA POR VIAJAR AL FUTURO!-NADIE LEVANTO LA MANO
-BUENO ENTONCES IREMOS AL PASADO A LA EPOCA DE LOS DINOSAURIOS. TODOS ENTRARON EN LA MAQUINA QUE ERA MUY COMODA, BONAFART SE HABIA ADELANTADO Y YA LAHABIA ENCENDIDO -MUY BIEN-DIJO BONAFART-PARTIMOS EN 5, 4, 3… MIENTRAS BONAFART DECIA ESO JOHN TOCO UN BOTON SIN QUERER Y SE ESCUCHO: -AUTODESTRUCCION EN 3, 2, 1,0- -NOOOOOOOOOO-BONAFART GRITO. Y TODO EXPLOTO MATANDO ASI A TODOS LOS INTEGRANTES DE LA MAQUINA. FI…… :-¡NO!-GRITO BENJAMIN-UNA HISTORIA NO PUEDE TERMINAR ASI, DEBE TENER UN FINAL FELIZ. :-AH-SUSPIRE-ENTONCES QUIEREN UN FINAL FELIZ. :-SÍ-DIJERON LOS TRES AL UNISONO. :-MUY BIEN ENTONCES UN FINAL TENDRAN, NI FELIZ NI TRISTE -SENTENCIE- ¿DONDE ME HABIA QUEDADO?, A SI……2, 1,0-FINALIZO BONAFART. DE REPENTE UNA LUZ ROJA SE ENCENDIO EN EL TABLERO DE MANDO
``ADVERTENCIA, ADVERTENCIA, ERROR EN EL FORMATO´´
Y ENTONCES LAS AGUJAS QUE MARCABAN EL TIEMPO EMPEZARON A DANZAR EN EL TABLERO HASTA POR FIN DETENERSE EN UNA FECHA Y LUGAR ``1382, 5 DE JULIO, 6:30 PM, PARIS, FRANCIA, RIO SENA´´ -CREO QUE NO IREMOS AL PASADO-DIJO BONAFART PREOCUPADO- MAS BIEN MORIREMOS AL LLEGAR-¡AGARRENSE! TODO ESTABA OSCURO, Y EN SILENCIO. JOHN SABIA QUE DEBIA LUCHAR POR SUBIR A LA SUPERFICIE, PERO NO PODIA, SU PIERNA SE HABIA QUEDEDO ATASCADA EN EL ASIENTO Y ÉL PRESENTIA QUE SANGRABA. AL MENOS LA TURBIA AGUA DEL RIO SENA NO HABIA ALCANZANDO A TAPAR SU NARIZ. DE REPENTE ALGO SE MOVIO EN EL AGUA Y BONAFART SALIO A LA SUPERFICIE CON SPIDI EN LA MANO. ``QUE BUENO´´PENSO JOHN``AL MENOS ELLOS ESTAN A SALVO, PERO AHORA DEBO SALVARME YO´´ Y CON SU ULTIMO AIRE GRITO
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AYUDA!!!!!!!!!!!!!!-Y QUEDO INCONCIENTE.
NO SUPO LO QUE PASO DESPUES, SINTIO QUE UNAS MANOS GELIDAS COMO EL HIELO LO LLEVABAN A LA SUPERFICIE Y LO ACOSTABAN EN EL ANTIGUO SUELO DE FRANCIA. EMPEZO A ABRIR LOS OJOS Y VIO UNA SILUETA PELIRROJA -BONAFART-SE LE ESCAPO CON UNA VOCECITA DEBIL :-SHH-LO CALLO BONAFART- HAS PERDIDO MUCHA SANGRE, DEBES DESCANSAR. HE IMPROVISADO UNA VENDA CON PARTES DE TU ROPA. LA MAQUINA ESTA DESTRUIDA. DEBEMOS LLEVARTE A UN HOSPITAL, POR FORTUNA HAY MUCHOS EN LA ZONA, VAMOS.
Y ASI AGAZAPADOS ENTRE LAS SOMBRAS, SIGUIERON SU CAMINO, BUSCANDO UN HOSPITAL. -¡POR FIN!-SUSPIRO BONAFART-UN HOSPITAL.
JOHN, QUE IBA CABIZBAJO, COJEANDO AGARRADO DE BONAFART, ALZO LA CABEZA. ERA CIERTO, JUSTO ENFRENTE DE ELLOS SE ALZABA UN EDIFICIO QUE TENIA UN CARTEL QUE DECIA``HÔSPITAL RIO SENA´´. NO ERA DEMASIADO GRANDE, AUNQUE PARA LA EPOCA EN QUE ESTABAN, EL SIGLO XIV, ESTABA MUY BIEN. ENTRARON AL SALON PRINCIPAL: ERA UN SALON COMUN, ILUMINADO A LA LUZ DE UNAS VELAS Y UN MOSTRADOR DONDE HABIA UNA MUJER NO TAN JOVEN (UNOS 60 AÑOS) QUE ENTRECRUZABA SUS DEDOS ABSORTA DE QUE HABIAN LLEGADO DOS NUEVOS PACIENTES (SPIDI NO CONTABA): -EJEM-TOSIO BONAFART SI NINGUN RESULTADO EN LLAMAR LA ATENCION DE LA MUJER-EJEM-NADA-¿HOLA? -HOLA-DIJO LA MUJER COMO SI ELLOS ACABARAN DE ENTRAR-¿EN QUE PUEDO AYUDARLES? -NECESITAMOS QUE ATIENDAN A MI AMIGO-DIJO BONAFART SEÑALANDO A JOHN- ESTA MALHERIDO Y HA PERDIDO MUCHA SANGRE. –MUY BIEN, EL DOCTOR NICOLAS ESTARA LISTO EN UNOS MOMENTOS. –GRACIAS…-DIJO BONAFART BUSCANDO LA ETIQUETA CON EL NOMBRE DE LA DAMA-…PERNELLE-FINALIZO. –NO, POR NADA, NOS ENCANTA AYUDAR-DIJO Y SALIO POR EL PASILLO DIRECTO A LA UNICA HABITACION QUE HABIA. AUNQUE A BONAFART NO LE GUSTABA ESCUCHAR CONVERSACIONES AJENAS NO PUDO EVITAR ESCUCHAR PARTES DE LA CONVERSACION COMO: ``MI AMOR.. EXTRAÑOS ROPAJES……PELIGROSOS ´´. DE REPENTE ESCUCHO UN ZUMBIDO DELANTE SUYO, ERA SPIDI. ÉL DIJO: -HE ESCUCHADO LA CONVERSACION COMPLETA, ELLOS DIJERON``MI AMOR, NO CREES QUE ESTOS INDIVIDUOS SON EXTRAÑOS, LLEVAN ROPAJES RAROS Y PEINADOS HORRORIFICOS, NO CREES QUE SEAN PELIGROSOS´´ ``MI QUERIDA PERNELLE, NO TENEMOS NADA QUE TEMER ESTOY SEGURO, TANTO COMO ESTOY SEGURO DE QUE ME LLAMO NICOLAS FLAMEL, EL ALQUIMISTA, ADEMAS HAY UN HOMBRE HERIDO, DEBEMOS AYUDARLO´´ ``DE ACUERDO NICOLAS´´.
ESTAS PALABRAS DEJARON PASMADO A BONAFART, ¡NICOLAS FLAMEL! ¡EL ALQUIMISTA!, BONAFART SOLO HABIA LEIDO SOBRE ÉL, SABIA QUE HABIA SIDO UN BURGUES QUE SE HABIA DEDICADO AL ARTE DE LA ALQUIMIA (UNA COMBINACION DE SABERES COMO: LA QUÍMICA, LA METALURGIA, LA FÍSICA, LA MEDICINA, LA ASTROLOGÍA, LA SEMIÓTICA, EL MISTICISMO, EL ESPIRITUALISMO Y EL ARTE) Y QUE POR CASUALIDAD HABIA COMPRADO EL LIBRO DE ABRAHAM EL JUDIO (UN LIBRO MAGICO) Y SE HABIA CONVERTIDO EN EL MEJOR ALQUIMISTA DE LA EPOCA. TAMBIEN SABIA QUE HABIA TENIDO MAS TRABAJOS, HABIA SIDO LIBRERO, ESCRITOR DE CARTAS (HABIA MUCHA GENTE EN ESA EPOCA QUE NO SABIA LEER NI ESCRIBIR) Y MEDICO.
-PASEN-DIJO PERNELLE FLAMEL, INTERRUMPIENDO LOS PENSAMIENTOS DE BONAFART
-EL DOCTOR NICOLAS YA ESTA LISTO. TODOS PASARON AL SALON QUE, PENSO BONAFART, NO ERA MAS GRANDE QUE UN BAÑO DE NUESTRA EPOCA. AL PENSAR EN EL BAÑO LE DIERON GANAS DE IR ALLI Y PREGUNTO: -¿DONDE ESTA EL BAÑO? -LA PRIMER HABITACION A LA DERECHA-CONTESTO NICOLAS INDIFERENTE.
BONAFART FUE AL BAÑO Y COMENZARON LA OPERACIÓN SIN EL. PRIMERO NICOLAS ABRIO LA VENDA IMPROVISADA QUE HABIA HECHO BONAFART PARA MIRAR LA LASTIMADURA: -¡¿QUE TE SUCEDIÓ?!-GRITO PREOCUPADO NICOLAS-NO HABIA VISTO TAL LASTIMADURA EN MI CARRERA,
-¿DONDE SUCEDIÓ ESTO?-COMO JOHN ESTABA DEMASIADO DOLORIDO PARA PENSAR UNA EXCUSA DIJO
-ME QUEDE ATRAPADO EN EL ASIENTO DE UNA MAQUINA DEL TIEMPO EN EL RIO SENA. AL PRINCIPIO, EL SE RIO PENSANDO QUE JOHN ESTABA LOCO, PERO AL VER SU CARA SERIA, SIGUIO CON LA OPERACIÓN SIN DECIR PALABRA. AL TERMINAR, LE PREGUNTO: -¿Y QUE PASO CON LA MAQUINA? -EL RIO SENA SE LA TRAGO Y LA DESTRUYO, ARRUINANDO ASI, PARA SIEMPRE, NUESTROS SUEÑOS DE VOLVER A NUESTRO TIEMPO. ENTONCES LLEGO BONAFART Y VIO A NICOLAS CHARLANDO CON JHON: -YO LOS AYUDARE-RESPONDIO NICOLAS -PERO NO PODEMOS DARTE NADA A CAMBIO-DIJO JHON -NO IMPORTA LO HARE POR EL HONOR. YO Y MI PERNELLE LOS AYUDAREMOS O DEJO DE LLAMARME… -…NICOLAS FLAMEL, EL ALQUIMISTA-FINALIZO LA FRASE BONAFART -SI…, ¿PERO COMO SABES ESO?-PREGUNTO EXTAÑADO FLAMEL -VENIMOS DEL FUTURO, RECUERDA, ALLI HAY MILLONES DE LIBROS SOBRE TI, O TUS PROPIOS LIBROS, APUESTO A QUE BONAFART LOS LEYO TODOS-DIJO JOHN -BUENO, SI NOS VAN A AYUDAR SERIA MEJOR QUE PONGAMOS MANOS A LA OBRA-DIJO BONAFART -NO, AHORA NO-DIJO NICOLAS- MAÑANA EMPEZAREMOS CON ELLO, AHORA VAMOS A DORMIR.
PERNELLE LLEVO AL LOS INVITADOS A SUS HABITACIONES Y FUE CON NICOLAS A OTRA. APARTE DE LOS SONIDOS DE LA NOCHE, TAMBIEN SE ESCUCHABA EL SONIDO DE LOS SOLLOZOS DE JOHN, BOFART Y UN CASI IMPERSIBIBLE ZUMBIDO DE SPIDI.
AL DIA SUGUIENTE, FUE UN DIA RADIANTE DONDE BRILLO EL SOL.
LUEGO DE DESAYUNAR, NICOLAS DIJO: -BUENO, AHORA DEBERIAMOS EMPEZAR CON LA MAQUINA -MUY BIEN, NECESITO: JOYAS, METAL, PLASTICO,………………-Y SIGUIO LA LISTA -BIEN, POR LAS JOYAS NO TE PREOCUPES, TODO LO DEMAS DEBEMOS COMPRARLO EN EL PUEBLO, PERO NO PUEDEN SALIR ASI, SUS ROPAJES NO SON DE ESTA EPOCA, DEBEN CAMBIARSE.
DE REPENTE, JOHN VIO A PERNELLE AGITANDO UN MATAMOSCAS, ¡HACIA SPIDI!
RAPIDO COMO EL RAYO, TOMO POR LA MANO A PERNELLE Y SINTIO UNA DESCARGA ELECTRICA QUE RECORRIA SU BRAZO: -¡AAAAAAGH!-GRITO Y CAYO AL SUELO-QUE FUE ESO -PERNELLE-CONTESTO NICOLAS Y SE VOLVIO HACIA SU ESPOSA-¡TE HE DICHO MILES DE VECES QUE NO HAGAS ESO! -PERO NICOLAS, VISTE COMO ME AGARRO.SE LO MERECIA -AGARRE TU BRAZO PARA…, BUENO NO IMPORTA, SERIA DIFICIL DE EXPLICAR. PERO AHORA DIME ¿COMO HICISTE ESO? -BUENO-DIJO NICOLAS-COMO USTEDES SABEN, YO SOY DUEÑO DE UN LIBRO MUY FAMOSO, EL LIBRO DE ABRAHAM EL JUDIO, MUY BIEN, ESE LIBRO ES MUY PODEROSO Y NOSOTROS SOMOS LOS ENCARGADOS DE CUIDARLO. AL PARECER PARA CUIDAR EL LIBRO, EL NOS HA DADO MAGICAMENTE UN SISTEMA DE DEFENSA, QUE NOS CUBRE COMPLETAMENTE. AL AGARRAR ASI A PERNELLE, ACTIVASTE SU SISTEMA DE DEFENSA -PERO-DIJO JOHN-SI PERNELLE NO LO HIZO A PROPOSITO ¿POR QUE DICES QUE ELLA LO HIZO A PROPOSITO? -PORQUE-DIJO PERNELLE-CUANDO ACTIVASTE MI SISTEMA DE DEFENSA, YO PODRIA ELEGIR ENTRE DARTE UNA DESCARGA, INOFENSIVA CLARO, O NO. PERO, SI AGARRASTE MI BRAZO ASI POR UNA BUENA RAZON LO SIENTO MUCHO -MUY BIEN-DIJO NICOLAS-AHORA PERNELLE, LLEVA A LOS INVITADOS A CAMBIARSE, DALES ROPA Y CORTALES EL PELO, YO ME ENCARGARE DE LAS JOYAS.
Y ASI TRANSCURRIO LA TARDE, CON JOHN Y BONAFART CAMBIANDOSE Y CORTANDOSE EL PELO CON LA AYUDA DE PERNELLE Y CON NICOLAS ENCERRADO EN EL ATICO DE SU CASA (SE HABIAN IDO ALLI LA NOCHE ANTERIOR). -LISTO-DIJO JOHN- YA ESTOY LISTO ¿Y TU? -YO TAMBIEN, LOGRE CONSEGUIR LOS MATERIALES-CONTENTÓ BONAFART -MUY BIEN, ENTONCES SERA MEJOR QUE VOLVAMOS-DIJO PERNELLE QUE ACABABA DE LLEGAR CON UNA BOLSA REPLETA DE MATERIALES-VAMOS.
CAMINARON HASTA LLEGAR A LA CASA DEL MATRIMONIO FLAMEL -SI DOY UN PASO MAS, ME DESMAYO-SE QUEJO JOHN
- AUNQUE VIVA EN UN CAMPO NO SOY BUENO CAMINANDO, SIEMPRE USO MI CAMIONETA.
Y LLEGARON JUSTO CUANDO NICOLAS BAJABA CON UNAS BRILLANTES JOYAS -LISTO-DIJO NICOLAS
-A TRABAJAR. Y ASI PASARON LAS SIGUIENTES CUATRO SEMANAS: IDEANDO PLANOS, TRABAJANDO DIA Y NOCHE, UNIENDO PIEZAS, ETC.
TODO ESO HASTA QUE EL CUATRO DE AGOSTO TERMINARON EL TABAJO Y SE DESPIDIERON -ADIOS, HASTA LUEGO, HASTA NUNCA, SE DECIAN Y FINALMENTE, LLEGO EL MOMENTO DE PARTIR.
JOHN Y BONAFART SE SUBIERON A LA NAVE Y PROMETIERON VOLVER.
BONAFART PUSO LA FECHA Y EL LUGAR EN EL TABLERO DE MANDOS ``2010, 6 DE JULIO, 9:30 PM, CAMPO DE LENDREL, CALLE 31´´
Y ASI PARTIERON, PERO EN EL MEDIO DEL VIAJE… -JOHN AYUDA ME CAIGO-GRITO BONAFART -NO, AGUANTA-DIJO JOHN MIENTRAS BONAFART CAIA EN MEDIO DEL TIEMPO
-NOOOOOOOOOO.
JOHN LLEGO A SU CASA SANO Y SALVO, SALUDO A SU FAMILIA, LES CONTO LA HISTORIA Y LES PROMETIO NO VOLVER A HACER ALGO TAN ARRIESGADO, SABIA QUE LO QUE DECIA NO ERA VERDAD, TENIA UNA NUEVA MISION PARA VIAJAR EN EL TIEMPO, TENIA QUE RESCATAR A SU AMIGO.
FIN

-BUENISIMA-DIJO MARCOS -EXTRAORDINARIA-DIJO MATIAS -INCREIBLE- AGREGO BENJAMIN- LA MEJOR DE LAS HISTORIAS DE JOHN… -…POR AHORA- TERMINO EL CASTAÑO- NO NOS DIGAS QUE NO CONTINUARAS LA HISTORIA -CLARO QUE LO HARE-DIJE YO-PERO OTRO DIA - ¿POR QUE?-PREGUNTO EL PEQUEÑO -PORQUE SUS MADRES ESTAN EN LA PUERTA-CONTESTE.
TODOS LOS CHICOS SE VOLTEARON Y FUERON CON SUS MADRES.
AL OTRO DIA YO SEGUI EL CUENTO.
PERO ESA ES OTRA HISTORIA
EL ALQUIMISTA
EL SOL SALÍA POR EL ESTE MIENTRAS, AGAZAPADA ENTRE LAS SOMBRAS, UNA FIGURA AVANZABA SIGILOSAMENTE HACIA LA MÁQUINA DEL TIEMPO. ``DEBO HACERLO, DEBO HACERLO´´ PENSABA JOHN``SEGURAMENTE SE ENOJARÁN PERO DEBO SALVAR A BONAFART´´. HACÍA DÍAS, JOHN HABÍA TOMADO LA DECISIÓN DE VOLVER A RESCATAR AL CIENTIFICO. DE NOCHE, SE ENCERRABA EN EL SÓTANO SECRETO DE SU CASA (QUE HABÍA SIDO IDEA DE BONAFART) E IDEABA PLANES SOBRE CÓMO SALVARLO. TAMBIÉN, DE VEZ EN CUANDO, IBA AL LABORATORIO A BUSCAR EQUIPAMENTO. ESA MISMA NOCHE, HABÍA METIDO TODO LO QUE SE IBA A LLEVAR EN UNA MOCHILA. EL ERA PRÁCTICO, ASÍ QUE SOLO LLEVÓ COSAS MÁS O MENOS NECESARIAS COMO: LINTERNAS, ALIMENTO, AGUA, CUERDAS, UNA PISTOLA ANTIGUA, BALAS, PAPEL, LÁPIZ, UNA CÁMARA DE FOTOS DIGITAL CON FLASH Y EL RASTREADOR QUE LE HABÍA DADO BONAFART ALGUNOS DÍAS ANTES DE VIAJAR POR EL TIEMPO. EL RASTREADOR FUNCIONABA ASÍ: LE PONÍAS UN CHIP RASTREADOR A OTRA PERSONA Y ÉL LA RASTREABA. ÉL Y BONAFART TENÍAN UN CHIP Y UN RASTREADOR. JOHN ESPERARA QUE EL CHIP DE BONAFART NO SE HUBIERA ESTROPEADO, PUES ASÍ NUNCA LO ENCONTRARÍA Y EL VIAJE SERÍA UNA PÉRDIDA DE TIEMPO. TAN METIDO EN SUS PENSAMIENTOS, NO SE PERCATÓ DE LA MAQUINA QUE TENÍA ENFRENTE Y SE PEGÓ FLOR DE GOLPAZO EN LA CABEZA; LUEGO DE QUEJARSE UN RATO, SE LEVANTÓ DEL SUELO Y SUBIÓ AL APARATO. DE REPENTE SE ACORDÓ DE ALGO Y EMPEZÓ A HURGAR EN SUS BOLSILLOS. -¡SI!-GRITÓ ENTUSIASMADO, PERO ENSEGUIDA BAJÓ LA VOZ PARA QUE NADIE SE DESPERTARA. EN SU BOLSILLO, SANA Y SALVA, ESTABA LA FECHA Y EL LUGAR EXACTO DONDE HABIA CAÍDO BONAFART. ESA ESCENA SIEMPRE SE LE PASABA POR LA MENTE: BONAFART PEDÍA AYUDA; ÉL TRATABA DE SOCORRERLO MIENTRAS EL CIENTÍFICO CAÍA DE LA MÁQUINA Y ÉL MIRABA DISTRAÍDAMENTE LAS AGUJAS DEL TIEMPO. LUEGO DE ESE MOMENTO, JOHN HABÍA QUEDADO PASMADO Y HABÍA ENTRADO EN ESTADO DE SHOCK. JOHN SUBIÓ AL APARATO Y LO ENCENDIÓ; AHORA ESOS ASIENTOS ANTES CALIENTES Y CÓMODOS LE RESULTABAN FRÍOS E INCÓMODOS. PUSO EN LA MÁQUINA LA FECHA ``1382, 4 DE AGOSTO, 7:01 PM, PARIS, FRANCIA, AVENUE DO MONTOMERCY, RESIDENCIA FLAMEL, SALA DE ESTAR´´.ÉL RECORDABA CLARAMENTE QUE ELLOS SE HABÍAN IDO EXACTAMENTE A LAS 7:00 PM Y NO PODÍA VER A SU OTRO YO, ASÍ QUE HABÍA DECIDIDO IR UN MINUTO DESPUÉS. PULSÓ EL BOTON VERDE Y LA MÁQUINA EMPEZÓ A FUNCIONAR; TODO SE LLENÓ DE OSCURIDAD Y BRUMA. A JOHN ESO NO LO AFECTÓ PUES ESO PASABA EN TODOS LOS VIAJES EN EL TIEMPO. LUEGO DE UNOS MINUTOS DE GIRAR ENTRE BRUMA Y OSCURIDAD, LA MÁQUINA SE ESTABILIZÓ, Y JOHN RECONOCIÓ EL LUGAR DONDE HABÍA ESTADO HACÍA ALGUNAS SEMANAS. CUANDO LLEGÓ LOGRÓ VER COMO UN RAYO AZULADO SE DISPERSABA EN EL ESPACIO TIEMPO. -¡NO!-GRITÓ NICOLÁS-¡ACABAS DE IRTE! -NO TE ALTERES-DIJO JOHN CON CALMA-HE VENIDO A PEDIRTE AYUDA. -¡QUE ACABAS DE IRTE AL FUTURO!-SIGUIÓ GRITANDO FLAMEL-¿QUE HACES AQUÍ? -ES QUE YO LLEGUÉ AL FUTURO Y VOLVÍ-EXPLICÓ EL JOVEN. -BUENO, ESO LO ENTIENDO, ¿PERO DÓNDE ESTA EL DOCTOR B.? -(PERNELLE LLAMABA ASÍ A BONAFART) PREGUNTÓ PERNELLE. JOHN MIRÓ AL SUELO CABIZBAJO Y EMPEZÓ A SOLLOZAR. -¡NO!-DIJO NICOLÁS, ENTENDIENDO EL GESTO. -CAYÓ DE LA MÁQUINA EN MEDIO DEL VIAJE; POR ESO TE PIDO AYUDA, SON LOS ÚNICOS QUE PUEDEN AYUDARME-INSISTIÓ. -MUY BIEN, YO IRÉ-DIJO NICOLÁS. - BIEN, ENTONCES PARTIMOS AHORA- DIJO JOHN. -ADIÓS PERNELLE, VOLVERÉ-MURMURÓ EN MODO DRAMÁTICO. -Y YO TE ESTARÉ ESPERANDO-DIJO ELLA. JOHN Y NICOLÁS SUBIERON A LA MÁQUINA, LA ENCENDIERON Y JOHN PUSO LA FECHA COPIANDO LA DE LA HOJA``1491, 17 DE JULIO, 9:30 PM, ESPAÑA, CASTILLA´´. AUNQUE LA FECHA ERA LA QUE HABÍA VISTO, HABÍA SIDO UNOS SEGUNDOS DESPUES DE QUE BONAFART CAYERA, Y EN ESOS SEGUNDOS HABÍAN PASADO DOS SEMANAS, PERO DE ESO JOHN NO SOSPECHABA… -NIÑOS, DEBO IR AL BAÑO-DIJE YO. LES HABÍA EMPEZADO A CONTAR LA HISTORIA ESA MISMA MAÑANA Y NO AGUANTABA MÁS. - VE, PERO, ¿CÓMO SABÉS TANTO DE LAS HISTORIAS DE JOHN?-PREGUNTÓ BENJAMÍN. -DESCÚBRANLO-DIJE EN TONO MISTERIOSO, ABRIENDO LA PUERTA DEL BAÑO. MIENTRAS YO ESTABA EN EL BAÑO, LOS CHICOS EMPEZARON A HABLAR -LA VERDAD, ESTÁ MUY BUENA-DIJO MATÍAS. -CLARO QUE SÍ-CONCORDÓ MARCOS. -ES MARAVILLOSA-CONTINUÓ BENJAMÍN MIENTRAS SE APOYABA EN UNA MADERA FLOJA-ES…-DIJO, PERO NO LLEGÓ A TERMINAR LA FRASE PORQUE ESCUCHÓ UN CRUJIDO QUE VENÍA DE LA PARED-QUE…-ENTONCES DE LA PARED UN TROZO SE LEVANTÓ FORMANDO ASÍ UN PORTÓN A UNA ESPECIE DE SÓTANO. –GUAU-DIJERON LOS CHICOS MARAVILLADOS ANTES DE ENTRAR; ADENTRO TODO ESTABA POLVORIENTO, PERO NO PARECÍA ANTIGUO. EN LAS ESQUINAS, PAREDES Y POR TODOS LADOS HABÍA PEGADOS PLANOS, PAPELES ESCRITOS, NOTAS DE DIARIO, FOTOS; EN UNA ESQUINA HABÍA UNA COSA TAPADA CON UNA MANTA BLANCA, EN UN LUGAR APARTADO UNA GRAN EXCAVADORA Y UNA MESA LLENA DE PAPELES Y DIVERSOS APARATOS. A LOS CHICOS LES LLAMÓ LA ATENCIÓN UNA FOTO DONDE APARECÍAN DOS PERSONAS, UNA VESTIDA CON UNA BATA BLANCA DE LABORATORIO, ANTEOJOS, PELIRROJO CON RULOS, QUE TENÍA UNA RADIANTE SONRISA: -NO SE QUIÉN SEA ESE, PERO EL DE AL LADO SIN DUDA ES NICO-DIJO BENJAMÍN. -Y MIRÁ-COMENTÓ MARCOS TOMANDO UN PAPEL QUE TENÍA UN SELLO-ES UN ACTA PARA CAMBIARSE EL NOMBRE, DE… ESPEREN, ESTO ESTA TACHADO CON LIQUID A PROPÓSITO; BUENO, DE TAL A NICO -Y A QUE NO SE CREEN ESTO-DIJO MATÍAS AGARRANDO LA FOTO Y DÁNDOLA VUELTA-¡AQUÍ HAY UNA INSCRIPCION, DICE…, ``YO Y BONAFART´´ -NO, ENTONCES, NUESTRO ANFITRIÓN… -NICO -ES EN REALIDAD… ¡JOHN! -¡BRAVO, LO DESCUBRIERON!-DIJE CON IRONÍA SOBRESALTANDO A LOS CHICOS-NO DEBERÍAN ESTAR AQUÍ. LO QUE HABÍA PASADO ES QUE YO HABÍA SALIDO DEL BAÑO, NO HABÍA VISTO A LOS CHICOS Y VÍ LA PUERTA DEL SÓTANO SECRETO ABIERTA Y SIGILOSAMENTE HABÍA ENTRADO. LOS CHICOS NO SE HABÍAN PERCATADO PORQUE ESTABAN ATENTOS A LAS FOTOS: -PERO… PORQUE…TU ERAS…CUANDO…-TARTAMUDEÓ BENJAMÍN. -SI VUELVEN A LA SALA PROMETO EXPLICARLES TODO-DIJE FRÍAMENTE. TODOS SUBIMOS AL PRIMER PISO, CERRÉ LA PUERTA Y COMENCÉ A CONTARLES TODO: -PRIMERO, QUIERO QUE SEPAN QUE TODAS LAS HISTORIAS QUE CONTÉ HASTA AHORA SON CIERTAS. BUENO, AHORA EMPEZARÉ Y RECUERDEN QUE A MÍ Y A BONAFART NOS HABIAN SECUESTRADO UNOS ALIENS CONTRA LOS QUE PELEAMOS Y HABÍAMOS RAPTADO UN MONSTRUO QUE MISTERIOSAMENTE DESAPARECIÓ, ¿NO? -SÍ-CONTESTARON LOS TRES AL UNÍSONO TEMIENDO LO QUE IBA A CONTAR LES. -BUENO, CUANDO VOLVÍ A 2010 (NO HACE MUCHO) MI FAMILIA SE ENOJÓ MUCHO CONMIGO, PERO NO POR MUCHO TIEMPO. UN DIA, TARDE EN LA NOCHE, ESCUCHÉ UN RUIDO FUERA DE LO COMÚN Y ME LEVANTÉ SOBRESALTADO AHOGANDO UN GRITO COMO TODOS LOS DE MI FAMILIA, AL VER EL MISMO MONSTRUO QUE YO HABÍA RAPTADO, EN MI CAMA A PUNTO DE ASESINARME CON UNA CIMITARRA DE 30 CM. MIS REFLEJOS ACTUARON RÁPIDO Y DE UNA PATADA LO TIRÉ VOLANDO POR LOS AIRES Y ÉSTE CAYÓ A LOS PIES DE MI CAMA Y DIJO``ESTÉS DONDE ESTÉS, TE ESCONDAS DONDE TE ESCONDAS, TE ENCONTRARÉ JOHN CESTON´´ Y CORRIÓ DIRECTO A LA VENTANA DE MI HABITACIÓN DONDE LO ESPERABA LA NAVE EN LA QUE ESTABAN LOS EXTRATERRESTRES. NO LO VOLVÍ A VER, AUNQUE A VECES DEJABA MENSAJES DE PELIGRO DE MUERTE COMO: SANGRE EN EL PISO DE LA COCINA; CASI ESCUPO LA LECHE CUANDO VÍ ESE CORAZÓN EN EL REFRIGERADOR, ETC… UN DÍA VOLVÍA DEL CAMPO Y DESCUBRÍ LA MITAD DE MI CASA CUBIERTA EN LLAMAS; POR SUERTE NADIE ESTABA EN ELLA. ESE DÍA ME CANSÉ, TODOS NOS CAMBIAMOS LOS NOMBRES Y NOS FUIMOS A VIVIR A ESTA CASA, DE LA QUE CONFÍO ELLOS NO SABEN. TODO FUE MUY EXTRAÑO, PERO LO QUE MÁS ME EXTRAÑÓ FUE QUE EL MONSTRUO SUPIERA MI NOMBRE, PUES NUNCA SE LO DIJE. –GUAU-DIJERON LOS CHICOS. -MUY BIEN, ¿PUEDO AHORA CONTINUAR LA HISTORIA?, CLARO, SIN HABLAR YA EN 3º PERSONA-PREGUNTÉ. LOS CHICOS HICIERON UNA LEVE INCLINACION CON LA CABEZA Y YO SEGUÍ CONTANDO LA HISTORIA… …Y LA BRUMA VOLVIÓ A CUBRIR TODO. -¿QUÉ PASA?-PREGUNTÓ NICOLÁS SOBRESALTÁNDOME-¿POR QUÉ TODO SE CUBRIÓ DE BRUMA? -OH, ESO, ES TOTALMENTE NORMAL-DIJE, ACORDÁNDOME QUE ÉL JAMÁS HABÍA VIAJADO EN EL TIEMPO-PASA SIEMPRE. LLEGAMOS A UN CALLEJÓN OSCURO, DONDE SÓLO HABÍA BASURA Y MAL OLOR, BAJAMOS DE LA MÁQUINA, LA ESCONDIMOS Y EMPEZAMOS A DEAMBULAR POR LA CALLE. DEBÍAMOS CUIDARNOS PORQUE, AL ESTAR EN MEDIO DE LA INQUISICIÓN ESPAÑOLA, POR NUESTRA ROPA PODRÍAN CONSIDERARNOS BRUJOS Y QUEMARNOS EN LA HOGUERA SIN PREVIO JUICIO. MIENTRAS CAMINÁBAMOS, INTENTABAMOS USAR CALLES SECUNDARIAS PARA NO ENCONTRARNOS CON UN GRUPO DE VIGILANCIA NOCTURNA, YA QUE ERA VIERNES Y DEBÍA HABER MUCHOS. PARA PASAR EL TIEMPO, EMPEZAMOS A CHARLAR: -JOHN, SIEMPRE QUISE SABER ALGO, ¿EN QUE PAÍS VIVES?-PREGUNTÓ NICOLÁS-¿EN UCRANIA, TAL VEZ? YO IBA A CONTESTARLE NATURALMENTE ESTADOS UNIDOS, PERO ME ACORDÉ QUE TODAVÍA ÉL NO SABÍA SOBRE ESE PAÍS, NI DE ESE CONTINENTE ¡NI SIQUERA SABÍA QUE LA TIERRA ERA REDONDA!, Y NO CONOCERÍA EL PAÍS HASTA DENTRO DE UNOS 405 AÑOS, Y EN ESTA ÉPOCA EN UNOS 296. –JOHN, ¿ESTÁS BIEN?, LLEVAS SIN RESPONDER UN RATO-DIJO NICOLÁS. -TE DIRÉ DE DONDE SOY, PERO PROMETE QUE NO SE LO DIRÁS A NADIE MAS-DIJE, Y ÉL ACEPTÓ-MIRA, LA TIERRA EN REALIDAD ES REDONDA… - ¿QUÉ?, ESO ES IMPOSIBLE, DOS TORTUGAS SOSTIENEN LA TIERRA Y SI TE ACERCAS MUCHO AL HORIZONTE, CAES EN SUS BOCAS-EXPLICÓ. -ESCUCHA, ESO NO PASA, Y EN TODO LO QUE DIGA TIENES QUE CREERME; SI NO, NO TENDRÁ SENTIDO QUE TE LO CUENTE ¿ENTENDIDO?-EXPLIQUÉ, Y ÉL ASINTIÓ LEVEMENTE-BUENO, DENTRO DE RECIÉN UN AÑO, EL CAPITÁN GENOVÉS CRISTOBAL COLON INTENTARÁ, SEGÚN SU TEORÍA QUE LA TIERRA ES REDONDA, CRUZAR EL OCÉANO PARA LLEGAR A LAS INDIAS, PERO LO QUE ÉL NO SABÍA ERA QUE SE IBA A ENCONTRAR CON ALGO ANTES, UN NUEVO CONTINENTE DONDE HABÍA TODO TIPO DE ESPECIAS PARA LA REINA, PERO TAMBIÉN HABIA PERSONAS, A LAS QUE EL DENOMINÓ INDIOS POR CREER QUE ESTABA EN LA INDIA. LUEGO LOS INGLESES CONQUISTARON LA PARTE NORTE DEL CONTINENTE QUE SE LLAMÓ AMÉRICA Y MI PAÍS SE LLAMA ESTADOS UNIDOS-TERMINÉ DE RELATAR. -GUAU, LA VERDAD NO ME LO ESPERABA-DIJO-¡HEY MIRA!, PODRÍAMOS PASAR LA NOCHE ALLÍ, EN ESA CASA, PARECE ABANDONADA, ASI QUE AHÍ NO BUSCARAN LOS INQUISIDORES. ESTUVE DE ACUERDO CON SU IDEA Y ENTRAMOS A LA CASA, PUSIMOS LAS BOLSAS DE DORMIR, Y LUEGO DE CHARLAR UN RATO, NOS DORMIMOS PROFUNDAMENTE. NUNCA OLVIDARÉ EL SUEÑO QUE TUVE ESA NOCHE: ESTABA YO EN MEDIO DE UN PRADO Y EN UN LAGO CERCANO, BONAFART SE ESTABA AHOGANDO. FUI CORRIENDO HACIA ÉL Y CUANDO PODÍA SALVARLO AL AGARRARLE LA MANO, ME EMPEZÉ A REIR CON UNA RISA MALVADA HASTA QUE ÉL SE AHOGABA COMPLETAMENTE. SI HUBIERA SIDO EN LA VIDA REAL, YO LO HABRÍA SALVADO, PERO ESE ERA UN SUEÑO Y PRESENTÍA, Y PRESIENTO, QUE QUERÍA DECIR ALGO, PERO AÚN NO LO AVERIGUÉ. DE REPENTE SENTÍ COMO UN CÍRCULO PEQUEÑO DE METAL FRÍO SE HUNDÍA EN MI ESPALDA: -¡ARRIBA!-ESCUCHÉ QUE ALGUIEN DECÍA CON VOZ DE TRUENO-¡LEVÁNTATE BRUJO! .DE REPENTE COMPRENDÍ TODO Y ME LEVANTÉ MUY DESPACIO; DETRÁS MÍO HABÍA UN INQUISIDOR CON UNA PISTOLA, TAL COMO ESTABA EL DE LA ESPALDA DE NICOLÁS. ELLOS NOS HICIERON CAMINAR FUERA DE LA CASA DONDE NOTÉ UN CARTEL QUE DECÍA ``CUARTEL INQUISIDOR, CUALQUIERA QUE ENTRE PAGARÁ CON PENA DE MUERTE´´ LO QUE LEÍ ME DEJÓ SIN PALABRAS, LA PENA DE MUERTE…, YO ERA JOVEN PARA MORIR. SÚBITAMENTE NOTÉ QUE HABÍA MÁS PRISIONEROS CON NOSOTROS. ENTONCES ENTENDÍ CUÁL SERÍA MI PENA, MORIR FUSILADO. MIENTRAS CAMINÁBAMOS, UNA FIGURA ENCAPUCHADA SE PARÓ FRENTE A NOSOTROS Y DIJO: -ALTO, YO ESCOLTARÉ A ESTOS PRISIONEROS. LOS INQUISIDORES NO DIJERON NI MU Y NOS ENTREGARON A LA FIGURA ENCAPUCHADA QUE NOS GUIÓ HASTA UN CALLEJÓN; MORIRÍA EN UN CALLEJÓN SÓLO JUNTO A NICOLÁS. DE REPENTE EL RASTREADOR EMPEZÓ A SONAR EN MI BOLSILLO: -CREO QUE ALGO TE SUENA-DIJO LA FIGURA. YO MIRÉ EL RASTREADOR Y LO QUE VÍ NO ERA POSIBLE: EL RASTRADOR DECÍA QUE BONAFART ESTABA EN ESE MISMO CALLEJÓN. ENTONCES COMPRENDÍ Y DIJE: -HEY BONAFART, SÁCATE ESA CAPUCHA, CON EL PELO TE VES MEJOR. ENTONCES ÉL SE RIÓ Y SE SACÓ LA CAPUCHA, DEFINITIVAMENTE ERA ÉL. NOS DIMOS UN LARGO ABRAZO, NOS DIJIMOS LO QUE NOS HABÍA PASADO, ÉL ME DIJO QUE SE HABÍA CONVERTIDO EN INQUISIDOR, PERO AYUDABA A FAMILIAS EN SECRETO. PARA CELEBRAR FUIMOS AL BAR ``ROSTEM´´, QUE NOS HABÍA RECOMENDADO ÉL. CUANDO ESTÁBAMOS SENTADOS UN BORRACHO PASÓ A NUESTRO LADO Y DIJO: -Y YO QUE CREÍA QUE LA TIERRA ERA REDONDA, JA, PIENSA CRISTÓBAL, TODOS DICEN QUE NO, HASTA LOS CIENTÍFICOS, SERÍA MEJOR QUE ME RINDA-DIJO TUMBÁNDOSE EN UN ASIENTO CERCANO-MEJOR ME QUEDO AQUÍ. -¡CRISTÓBAL!, ¡LA TIERRA REDONDA!, ¡RENDIRSE!-GRITÉ YO Y EMPECÉ A TENER UN FUERTE DOLOR DE CABEZA. –VES CRISTOBALITO, HASTA UN TIPO DEL BAR SE RÍE DE VOS-SE DIJO -NO, AY, NO ME RÍO DE VOS, AY, CREO QUE ESTÁ BIEN LO QUE DECÍS-DIJE QUEJÁNDOME. YO SABÍA QUE LO QUE ME PASABA ERA QUE, SI CRISTÓBAL NO DECIDÍA IR A AMÉRICA, YO NO EXISTIRÍA. PERO, LO QUE ME EXTRAÑABA ERAN DOS COSAS, UNA, QUE COLÓN NO HUBIERA DECIDIDO IR Y OTRA, QUE A BONAFART NO LE PASARA LO MISMO. YO SABÍA QUE ÉL HABÍA NACIDO EN AMÉRICA… - AH SI, ESE DÍA. NOS DOLIÓ UN MONTÓN A NOSOTROS TAMBIÉN-DIJO BENJAMÍN. -SI, Y YO CREÍ VER COMO TODO SE TRANSFORMABA EN BOSQUE-SIGUIÓ MARCOS . -¿ME DEJAN SEGUIR?-PREGUNTÉ Y ELLOS ASINTIERON…ENTONCES MURMURÉ -¿USTED ES CRISTÓBAL COLÓN? -EL MISMO-RESPONDIÓ. -NO SE RINDA, POR FAVOR, HAY MILLONES DE VIDAS EN JUEGO-DIJE. -VAMOS, POR FAVOR, NO MORIREMOS POR PAGARLE IMPUESTOS A TURQUÍA-DIJO -ES MÁS QUE ESO, ESTÁ FUERA DE SU ENTENDIMIENTO, DEBE IR, DEBE IR, DEBE IR…-MURMURÉ ANTES DE DESMAYARME POR EL DOLOR. TODO SE PUSO NEGRO, CREÍ QUE HABÍA MUERTO, PERO DE PRONTO, EMPECÉ A ESCUCHAR VOCES. AL PRINCIPIO, ERAN SÓLO MURMULLOS, PERO LUEGO SE CONVIRTIERON EN ADVERTENCIAS``NO CONFÍES EN ÉL, “NO´´``ESCAPÁ´´``WALTWO´, WALTWO, WALTWO´´. ESE SUEÑO SIGUE EXTRAÑO PARA MÍ. ``DESPIERTA´´ESCUCHÉ Y ME LEVANTÉ. FRENTE A MI ESTABAN BONAFART, NICOLÁS Y COLÓN. ELLOS ME AYUDARON A LEVANTARME MIENTRAS COLÓN DECÍA: - ESTÁ BIEN, SI TANTO LO NECESITAS, IRÉ-DIJO YÉNDOSE POR LA PUERTA DEL BAR-REYES DE CASTILLA, AQUÍ VOY. LUEGO YO, NICOLÁS Y BONAFART, FUIMOS DIRECTO A LA MÁQUINA, LA ENCENDIMOS, Y PUSIMOS LA FECHA``2010,7 DE AGOSTO, 3:30 PM, EE. UU. , CAMPO DE LENDREL, CALLE 31´´ Y VOLVIMOS. FIN -MUY BUENA, EN VERDAD-DIJO BENJAMÍN. -SÍ-CONCORDARON SUS HERMANOS. ENTONCES SE OYÓ UN GOLPE FRENÉTICO EN LA PUERTA. LENTAMENTE LA ABRÍ Y UNA FIGURA ENTRÓ RÁPIDAMENTE -JOHN, JOHN, TIENES QUE VER ESTO EN EL LIBRO DE HISTORIA-DIJO, NADA MÁS NI NADA MENOS QUE BONAFART, PERO AL MIRAR A LOS CHICOS SE CORRIGIÓ-QUIERO DECIR, NICO. –NO IMPORTA, DESCUBRIERON EL SECRETO-DIJE LEVANTÁNDOME DEL SUELO Y MIRANDO EL LIBRO-A VER. EN LA HOJA APARECÍAN TRES TIPOS MIRANDO DE FRENTE Y EN UN COSTADO DECÍA``SIN ELLOS, COLÓN NO HUBIERA LLEGADO A AMÉRICA, RETRATOS AQUÍ´´. ENTONCES ME DÍ CUENTA QUE ÉRAMOS NICOLÁS, BONAFART Y YO-GENIAL, PERO HAY UNA INSCRIPCIÓN AQUÍ, Y ESTÁ ESCRITA CON SANGRE, CREO QUE DICE`` EL PRINCIPIO DEL FIN´´. ENTONCES SENTÍ QUE ALGO SE MOVÍA Y EN UNA FRACCIÓN DE SEGUNDO, ESTABA ATRAPADO (PEGADO) A UNA GRAN PLANCHA DE PAPEL. –JI JI-SE ESCUCHÓ UNA VOZ FRÍA Y CHILLONA-EL PRINCIPIO DEL FIN, LA CLAVE SUPREMA. ENTONCES ME VOLVÍ HACIA BONAFART, Y ÉL YA NO ERA ÉL. UNOS CUERNOS LE SALÍAN DE LA CABEZA MIENTRAS UNOS VERDES OJOS ME OBSERVABAN CON FURIA. CINCO CORTAS EXTREMIDADES (DOS BRAZOS, DOS PIERNAS Y UNA COLA) SALÍAN DEL CUERPO DE ESA MALIGNA Y HORRENDA CREACION DE D´S CUBIERTA DE UN COLOR ROJO SANGRE. ESE ERA EL MONSTRUO QUE HABÍA RAPTADO. ENTONCES TODO SE PUSO CLARO EN MI MENTE: POR ESO EL MONSTRUO SABÍA MI NOMBRE, POR ESO A BONAFART NO LE HABÍA DOLIDO LA CABEZA, POR ESO ESOS SUEÑOS Y ADVERTENCIAS: ME ADVERTIAN DE ÉL. LO ÚNICO QUE NO PODÍA EXPLICARME ERA LA PALABRA WALTWO, PERO PRESENTÍA QUE LO SABRÍA PRONTO: -CREO QUE NO TE LO ESPERABAS WALTWO, SECUESTRÉ A TU GUARDIÁN Y ME HICE PASAR POR ÉL, Y NO TE DISTE CUENTA, JI JI JI, ES OBVIO QUE AÚN NO SE DESPERTARON TUS SENTIDOS-CHILLÓ ÉL -¿QUÉ QUIERES DECIR CON ESO?-PREGUNTÉ -PRONTO TE ENTERARÁS-DIJO Y SACÓ DOS INTERRUPTORES, LUEGO, PRESIONÓ UNO Y YO Y LOS NIÑOS APARECIMOS EN UN LUGAR APENAS ILUMINADO-JI JI JI, LA FLOTA ``ISCERTW´´ ABORDARÁ LA TIERRA EN 3, 2, 1, 0. ENTONCES SE ESCUCHÓ UNA EXPLOSIÓN. YO ME DESMAYÉ, Y TODO SE PUSO NEGRO.

La maquina del tiempo
• HABIA UNA VEZ UN SEÑOR LLAMADO PEPE. ÉL ERA MUY MALO Y RICO. SIEMPRE SE LA PASABA CONTANDO SU DINERO EN VEZ DE IR A JUGAR CON SU HIJO.ÉL NO COMPARTIA NADA, (BUENO ANTES DE LO QUE PASO…) .
• UN DIA PEPE SALIO A COMPRARSE UN AUTO (ME PARACE MUCHO, YA QUE ÉL TENÍA 1999 AUTOS) BUENO SIGAMOS CON LA HISTORIA, ¿POR DONDE IBAMOS ? HA SI!!, PEPE SALIO DE LA CIUDAD A BUSCAR UN AUTO PARA COMPRARSE. EN MEDIO DE LA RUTA, VIO UN SEÑOR VIEJO , UN POCO PELADO, QUE VENDIA AUTOS, MOTOS Y CAMIONETAS, Y SE LE ACERCÓ A PREGUNTAR CUALES ESTABAN EN VENTA PERO NINGUNO DE LOS QUE LE OFRECIÓ EL VENDEDOR LE GUSTO.
• VIO UN LUGAR VIEJO Y CON UNA PARED ROTA AL LADO DE DONDE ÉL SE ENCONTRABA, QUE TAMBIEN VENDIA AUTOS.CUANDO PEPE ESTABA POR IR AHI, EL VENDEDOR LE ADVIRTIO QUE NO VAYA YA QUE SE COMENTABA EN EL PUEBLO QUE ESE LUGAR ESTABA EMBRUJADO.PEPE NO LE PRESTO ATENCION Y SIGUIÓ SU CAMINO.
• AL LLEGAR LE PREGUNTO AL VENDEDOR CUALES VENDIA.EL SEÑOR LE MOSTRO UN AUTO Y LE GUSTO. PEPE LE PREGUNTO EL NOMBRE AL VENDEDOR Y LE DIJO QUE ÉL SE LLAMABA MORTIMER. MORTIMER NO LE VENDIO EL AUTO , SE LO REGALO (NO PREGUNTEN PORQUE NISIQUIERA YO SE PORQUE SE LO REGALO). MORTIMER LE DIJO QUE NO HABIA DEVOLUCION HASTA QUE APRENDIERA LA LECCIÓN.
PEPE NO ENTENDIÓ LO QUE LE QUERIA DECIR Y NO LE PRESTÓ MUCHA ATENCIÓN.
LUEGO REGRESÓ A SU CASA Y SE PUSO A CONTAR OTRA VEZ SU DINERO.
A LA MAÑANA SIGUIENTE SE FUE AL TRABAJO Y CUANDO ESTABA POR LLEGAR VIO QUE EL AUTO TENÍA UNOS BOTONES ESCONDIDOS Y DIJO -A VER- (COMO DIJO EL CIEGO Y SE CAYÓ EN UN POZO).TOCO UN BOTON QUE DECIA”ADELANTAR”CON EL SIGNO Y VIO COMO TODO PASABA EN UN SANTIAMEN Y LLEGO AL TRABAJO A LA MISMA VELOCIDAD.SE DIO CUENTA QUE EL AUTO ERA UNA CLASE DE MAQUINA DEL TIEMPO Y SE EMPEZO A REIR PORQUE SE DIO CUENTA QUE MORTIMER LE HABIA VENDIDO UNA MAQUINA DEL TIEMPO GRATIS.PRIMERO SE RIO MEDIO DISIMULANDO DESPUES LE SALIERON UNAS CARCAJADITAS (YA SEBEN LAS HIJITAS DE LAS CARCAJADAS) Y LUEGO NO AGUANTO MAS Y SE EMPEZO A MATAR DE LA RISA. SIN QUERER ABRIO EL BAÚL Y CUANDO LO ESTABA POR CERRAR VIO UNA LLAVE. PEPE ASOMBRADO DIJO-UNA LLAVE EN EL BAÚL DE MI AUTO PARA QUE SERA-. DIO VUELTA LA LLAVE Y VIO UNA PALABRA RARA QUE DECIA “LORTNOC LED OPMEIT”.PEPE NO ENTENDIA ESAS PALABRAS PENSO , PENSO Y PENSO HASTA QUE LA CABEZA NO PODIA PENSAR Y DIO VUELTA LA LLAVE Y DECIA “CONTROL DEL TIEMPO “ . PEPE SE DIO CUENTA QUE LA LLAVE ERA LA LLAVE DE CONTROL DEL TIEMPO . EN EL AUTO VIO UNA CAJA CON CERRADURA PUSO LA LLAVE Y LA CAJA SE ABRIO ,DENTRO HABIA UN CONTROL RARO . LUEGO SE FUE AL TRABAJO CON EL CONTROL EN LA MANO. CUANDO LLEGO TODOS SE ESCONDIERON EN SUS ESCRITORIOS(CREO QUE LE TENIAN MIEDO O QUE ERA FEO O QUE LES DABA MIEDO QUE FUERA MALO SI SE LO DIJERA A PEPE ME MATARIA ASI QUE ESCONDANSE DEBAJO DE SUS BANCOS Y NO LE DIGAN NADA) PEPE SIGUIO CAMINANDO COMO NADA HACIA SU OFICINA. Y EMPEZO A TRABAJAR. SU ASISTENTE MARIANA LE DIJO QUE EL JEFE LO LLAMABA(POR AHI NO ME CREEN PERO EL JEFE DE PEPE ES MUCHO MAS MALO QUE PEPE OSEA QUE ES ARCHI SUPER MALO CREO QUE ES POR ESO QUE PEPE LO ODIA). CUANDO LLEGO A LA OFICINA DE SU JEFE EL JEFE LO TIRO AL SUELO SUPER ENOJADO-PORQUE ASUSTAS A MIS EMPLEADOS-PEPE RAPIDAMENTE AGARRO EL CONTROL DEL TIEMPO Y TOCO “PAUSA” Y EL JEFE SE QUEDO QUIETO. PEPE SALIO DE ABAJO DEL JEFE Y LO EMPEZO A PATEAR.ERA DE NOCHE Y VOLVIO A SU CASA A CENAR Y DESCANSAR AL OTRO DIA SE DIO LA DUCHA PERO SUPER RAPIDEMENTE O SEA USO EL CONTROL LUEGO FUE AL TRABAJO A SUPER VELOCIDAD PERO NO USO NI EL AUTO NI EL CONTROL SE ADELANTO SOLO. PEPE ESTABA ENFERMO Y CON EL CONTROL SE SALTEO LA GRIPE.LUEGO SE SALTEO UNA PELEA Y TODO LO QUE EL HABIA ADELANTADO ANTES SE LE VOLVIA A ADELANTAR SOLO A PEPE NO LE GUSTABA ESO Y LLAMO A MORTIMER.MORTIMER LLEGO SUPER RAPIDO Y PEPE LE DIJO QUE TODO SE ADELANTABA SOLO Y MORTIMER CONTESTO:-ESTE CONTROL Y AUTO SE CONECTAN CON TUS PREFERENCIAS. PEPE TRATO DE TIRARLO PERO LE VOLVIO A APARECER EN LA MANO LUEGO INTENTO Y LE APARECIO EN LA CABEZA Y INTENTO OTRA VEZ Y LE APARECIO EN EL PANTALON. COMO SU PERRO LADRABA MUCHO LE BAJO EL VOLUMEN Y LUEGO SE LO SUBIO.PEPE NO SABIA QUE HACER.LUEGO SE PELEO CON SU ESPOSA POR ALGO (QUE NISIQUIERA YO SE) Y SE LE ADELANTARON 3 AÑOS. AL PRINCIPIO NO SABIA DONDE ESTABA PERO DESPUES SE DIO CUENTA QUE ESTABA EN EL FUTURO. VIO A SU HIJO MUY GRANDE Y SE DIO CUENTA QUE ESTABA EN UN SANATORIO SU HIJO SE IBA DE VIAJE Y COMO TENIA QUE ESTAR CON SU FAMILIA Y AUNQUE SE MORIA SIGUIÒ A SU HIJO Y CUANDO ESTUVO CON ÉL SE MURIO. PERO RESULTO SER TODO UN SUEÑO Y NUNCA VOLVIO A SER MALO.
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